La formación dual alemana seduce a países con un elevado paro juvenil

DPA
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El Gobierno de Rajoy no descarta la idea de importar la experiencia germana que compagina la preparación teórica en una escuela profesional con las prácticas pagadas en una empresa

La formación dual alemana seduce a países con un elevado paro juvenil

Es el nuevo concepto de moda en la crisis europea. El llamado sistema de formación dual está considerado la clave del boom laboral de Alemania. ¿En qué medida puede llegar a aplicarse en otros países como España? La pregunta centró buena parte de la cumbre por el empleo juvenil celebrada hace unos días en Berlín.

El Gobierno popular estudia intensamente la experiencia germana. Mariano Rajoy y la ministra de Trabajo, Fátima Báñez, recogieron en la cita europea más ideas para importarla. «Es un sistema muy positivo y hemos podido ver sus frutos. El Ejecutivo estudia la forma de implementarlo en cierta medida», confirmó días atrás la vicepresidenta del Gabinete, Soraya Sáenz de Santamaría, en una entrevista con la televisión pública germana.

El mencionado método compagina formación teórica en una escuela profesional con prácticas remuneradas en una empresa. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) lo considera la clave de que el desempleo juvenil en Alemania, Austria o Suiza sea menor al 8%, frente al 56% de España.

«La formación dual es el fundamento de la economía en el país», aseveró recientemente el presidente del Instituto Alemán de Formación Profesional (BIBB), Friedrich Hubert Esser. Informes como los de la OCDE justifican esa visión.

Y es que cerca del 60% de los jóvenes germanos optan entre 350 carreras homologadas con formación dual. El componente práctico del modelo les garantiza una cualificación alta y ajustada a la realidad y los integra en el mercado laboral desde que comienzan a estudiar.

No es extraño que la idea seduzca en países con un desempleo juvenil descontrolado en plena crisis. Berlín ya firmó memorandos para cooperar en formación profesional con España, Grecia, Italia, Eslovaquia y Portugal. Pero los expertos coinciden en rebajar el entusiasmo: el método solo puede importarse adaptándolo a la realidad de cada país y aun así no ofrece soluciones mágicas.

«Creemos que el sistema de formación dual puede ayudar a otros y, por eso, estamos en estrecho contacto con las cámaras de comercio de naciones como España o Italia. Intentamos explicar allí el modelo alemán», explica Achim Dercks, vicedirector ejecutivo de la Asociación de Cámaras de Comercio e Industria de Alemania.

«Sin embargo, este modelo no se puede exportar tal cual, porque muchas cosas son intrínsecas del país», matiza. «Llevamos dos años discutiendo qué se puede recomendar de él. Qué se puede trasladar a otro país y qué no».

Tres apartados. El experto destaca tres puntos que deberían aplicarse en todos los Estados: «que las empresas participen en la formación de los estudiantes, una alta calidad de preparación tanto en la compañía como en la escuela y que para lograr ese objetivo se establezcan controles externos de calidad».

También desde España alertan de los retos y peligros que plantea su importación. «Creemos que la formación dual es un escenario posible y necesario en muchos casos en nuestro país, pero no es la panacea», advierte Javier López Martín, responsable de Formación para el Empleo del sindicato Comisiones Obreras (CCOO).

«El tejido económico de Alemania no tiene nada que ver con el español», argumenta. «El nacional está hecho, fundamentalmente, de medianas y muy pequeñas empresas, que son las que sustentan más del 90% del empleo y de la actividad económica en el país».

En Alemania, el sistema tiene una doble fuente de financiación: la empresa, que paga remuneración y cuota social de los aprendices, y el Estado, que cubre los gastos de las escuelas profesionales. ¿Estarían dispuestas las pequeñas compañías españolas a asumir esa carga? ¿Y el Estado a aumentar el gasto cuando Europa le exige austeridad?

Por otro lado, hace unos días se conoció que el número de jóvenes españoles que ha emigrado al extranjero ha aumentado un 41% desde que empezó la crisis en 2008, en la mayoría de los casos empujados por la falta de perspectivas laborales que ofrece un país en el que la tasa de desempleo juvenil se sitúa en el 56,14%.