Juntos para salvar el planeta

AGENCIAS
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Hollande fija como prioridad que el calentamiento global no supere los dos grados para finales de siglo Obama asume el papel de EEUU en el problema, mientras Rajoy plantea una ley de emisión de gases

 
«Nunca antes se había afrontado un desafío tan grande como el futuro del planeta y el de la propia vida». Bajo esa premisa inauguró ayer el presidente francés, François Hollande, la Cumbre Internacional del Clima de París (COP21), un multitudinario acto en el que se dieron cita más de 150 jefes de Estado y de Gobierno llegados desde todas las partes del mundo. 
Así, el mandatario galo fijo como máxima prioridad del encuentro que se defina una trayectoria creíble que permita contener el calentamiento global a dos grados centígrados, «y si es posible a 1,5», para finales de siglo.
Por ello, indicó que el acuerdo que se alcance en la cumbre debe ser universal, diferenciado y vinculante, incluir mecanismos de revisión a la altura de los compromisos, cada cinco años, y contar con la solidaridad de todos los países que lo rubrican. «Las declaraciones de intenciones no bastan. Estamos al borde de la ruptura. París debe ser el punto de partida de una gran mutación. No podemos considerar la naturaleza como una vulgar reserva de recursos. Esa transformación es una obligación moral y una oportunidad mundial», destacó.
En esta línea, Hollande recordó a los líderes presentes en la cita que «vuestro esfuerzo genera una gran esperanza que no podemos defraudar», destacando que el calentamiento global del planeta es una amenaza cuya importancia es equiparable al desafío de la lucha  contra el terrorismo.
Asimismo, el presidente galo consideró la jornada como un día «histórico», en un año que ha marcado «todos los récords» de aumento de temperatura, concentración de dióxido de carbono, sequía o acidificación de los océanos, cuyas víctimas «se cuentan en millones». «Ningún país está a salvo de las consecuencias», afirmó, asegurando expresarse en nombre de la «justicia climática» al subrayar que no se puede aceptar que los territorios más pobres, los que menos emiten, sean los más vulnerables y afectados por el problema.
De igual modo, el mandatario  advirtió de que en esta conferencia está en juego «la paz», y pese a alabar que 190 Estados, «casi la totalidad del mundo», hayan formulado ya planes de acción para reducir sus emisiones, recalcó que todavía queda trabajo por hacer. 
Por su parte, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, alertó en contra de los egoísmos nacionales y del pensamiento a corto plazo en lo que se refiere al cambio climático, llamando a los presentes a dejar a la siguiente generación un mundo digno de vivir en él. «Si aceptamos este reto, no nos veremos recompensados con victorias claras y rápidas», apuntó, explicando que «posiblemente, nuestra generación no vivirá la transformación concreta de lo que estamos haciendo aquí». 
Y es que EEUU no solo reconoce su responsabilidad en el cambio climático, tal y como indicó Obama, «también asumimos la de hacer algo para remediarlo», zanjó. De esta forma, el inquilino de la Casa Blanca y su homólogo chino, Xi Jinping, prometieron trabajar juntos para un acuerdo, con el fin de garantizar una «economía global baja en dióxido de carbono» este siglo. «Como las dos economías más importantes del mundo y, a la vez, las dos mayores emisoras de dióxido de carbono, ambos países hemos determinado que es nuestra responsabilidad emprender acciones», explicó.
Su homólogo ruso, Vladímir Putin, mostró también su disposición a lograr un acuerdo para limitar el calentamiento global que sea una continuación del Protocolo de Kioto y «jurídicamente vinculante». Así, insistió en que deben respetarse los principios que se habían asentado en las precedentes conferencias para cerrar así «un pacto jurídicamente vinculante pero que permita el desarrollo económico».
De igual forma, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, afirmó que los mandatarios presentes tienen en sus manos «el futuro de las generaciones venideras» y abogó por que de París salga un acuerdo «universal, ambicioso, creíble y a largo plazo» para descarbonizar la economía mundial, pero también un pacto «solidario con los más vulnerables y con compromisos de adaptación para los países en desarrollo».
 
EN ESPAÑA. Mientras, el jefe del Ejecutivo, Mariano Rajoy, prometió que, si gana las elecciones el 20-D, el Gobierno aprobará una Ley de Cambio Climático que dé «coherencia» a las políticas de reducción de gases de efecto invernadero. Será, según mantuvo, un marco institucional «único», que dote de «agilidad y coherencia» las actuaciones y promoverá aquellas que tengan una mayor capacidad de reducir emisiones al menor coste, teniendo en cuanta su impacto sobre la actividad económica y la creación de empleo.