Ignacio del Río no da tregua

I.L.H. / Burgos
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El artista vuelve al Arco de Santa María más intenso que nunca, con mayor carga cromática y pintura en unos cuadros a los que el viento, la nieve, la luz o la ausencia azota con más fuerza

Los colores del otoño en Cuba, entre ramas de flamboyán y cables eléctricos. - Foto: Luis López Araico

El minimalismo no va con Ignacio del Río, y en esta ocasión menos que nunca. Los cuadros que cuelgan en el Arco de Santa María llevan los temas al extremo, haciendo los bosques más densos, impetuosas las tormentas y remarcadas las ausencias. El artista no da tregua y se presenta en su exposición anual más intenso, generoso con la espátula y la gama cromática, cargando de ramas los árboles, de oscuridad las tinieblas y de velocidad el viento. Una pintura superlativa con la que Ignacio del Río se reafirma sin salir de los temas que mejor respuesta le han dado: otoños luminosos, nevadas copiosas, soledades humanas, gallos enfrentados, los alberos preparados para salir al ruedo, las bahías repletas de actividad y las flores devolviendo aromas.

Destaca, todavía con la pintura fresca, un paisaje cubano cargado de ramas de flamboyán, cables y ropa tendida.A su lado un óleo  que retrata un desapacible día de lluvia y nieve con dos personas resguardándose bajo el paraguas mientras les azota el viento. Sigue el recorrido en la parte inferior de la exposición con un arco del Amparo blanco, en una estampa en la que el pintor parece rescatar los recuerdos de aquel estudio que tuvo en Las Huelgas cuando también lo tenía allí Espinoza Dueñas. «A veces me gusta darle candela con mucha pintura», añade mientras calcula que hay cuadros que le tardan veinte días en secar.

Sin apenas cielos -porque no le entran entre tanta intensidad-, aunque sin perder la luz que de ellos proviene, Ignacio del Río reproduce el cansancio del mundo (la silueta de un hombre que aparece caminando en uno de los cuadros superiores recuerda al Julián del gabán que tan bien retrató en una exposición anterior), la virulencia del color, los reflejos del mar y el rugido del viento. «Algunos temas son especiales porque hay momentos en que me siento juguetón», afirma al observar a su lado uno de los rincones que en más ocasiones ha retratado: la plaza de los castaños, interpretada esta vez con una perspectiva cromática llena de fuerza.

No hay tregua. Ignacio del Río es a la pintura como la luz al día y esta vez se ha dado un atracón de sol: «El año que viene quiero hacer una exposición erótica con desnudos, principalmente», repasa mentalmente, quizá algo nervioso porque hoy toca inauguración y requiere estar alerta. «Estoy acostumbrado» -dice-, pero nunca es igual. Como los cuadros, parecidos pero siempre tan lozanos.

La exposición se inaugura hoy a las 20 horas y estará abierta hasta el 14 de diciembre. De martes a sábados, de 11 a 14 h. y de 17 a 21 h.; domingos, de 11 a 14 h. Domingos tarde, lunes y festivos, cerrado.