Al Asad condiciona la alianza

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Obama y Putin se reúnen para tratar la coalición internacional planteada por Hollande, para la que el presidente de EEUU considera necesario que el dirigente sirio abandone el poder

 
 
Más allá del Estado Islámico (EI), el nombre del presidente sirio, Bachar al Asad, centra el debate de las potencias mundiales de cara a la lucha contra la milicia y la intervención que la comunidad internacional debe llevar a cabo para acabar con el grupo terrorista. La continuidad o no del mandatario al frente del régimen de Damasco ya ocupaba buena parte del debate para poner fin a la guerra civil que vive el país árabe desde hace casi cinco años, pero ahora cobra más fuerza de cara a una coalición antiyihadista en la que, además, podrían intervenir las tropas sirias.
En una reunión a puerta cerrada, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y su homólogo ruso, Vladimir Putin, no llegaron a un acuerdo al respecto. El norteamericano insiste en la necesidad de que Al Asad abandone el Gobierno, una postura a la que su interlocutor se opone.
Según fuentes del Kremlin, en el encuentro «ambos se manifestaron por el impulso hacia una solución política» en Siria, pero sin llegar a un acuerdo, tal y como detalló la Casa Blanca, que remarcó que Obama «sigue defendiendo la salida» del mandatario árabe.
La falta de entendimiento en ese punto, sin embargo, no condiciona que se realicen contactos entre las dos potencias. Así, horas después de la reunión, los jefes de Estado Mayor de Rusia y EEUU abordaron por teléfono la lucha contra el EI, en la que «se discutieron asuntos relacionados con las acciones de Moscú y la coalición internacional», señaló el Ministerio de Defensa ruso.
Los dos responsables de los Ejércitos «acordaron continuar con los contactos bilaterales» tras la charla mantenida a iniciativa estadounidense. 
Al igual que Washington, el Gobierno de París insistió en la necesidad de que Al Asad abandone el poder. A lo largo de la semana pasada, el presidente galo, François Hollande, intentó recabar apoyos para garantizar una coalición internacional que bombardee al Estado Islámico en Siria y uno de los condicionantes de Obama fue que, para integrar a Rusia, Moscú debía realizar «un giro» en su postura sobre el mandatario árabe. Sin embargo, Putin, tres días después, propuso al francés coordinar juntos los ataques aéreos.
La situación llegó a tal extremo que el ministro de Defensa, Laurent Fabius, llegó a plantear una alianza militar con las tropas de Damasco para asegurar una operación terrestre. Sin embargo, ayer el socialista subrayó que «mientras Al Asad continúe en el poder, no será posible» dicha coalición. «Es obvio que el Ejército sirio, bajo el mando de Al Asad, no puede intervenir en el lado de la oposición moderada», aclaró.
Del mismo modo, una controversia similar se vivió en Alemania. La titular de Defensa, Ursula von der Leyen, aseguró que no habrá un futuro político en Siria con el dirigente alauita en el poder, pero que hay una parte de sus tropas «que se pueden aceptar». Horas después, un portavoz del Ministerio descartó cualquier colaboración con Damasco mientras el controvertido mandatario se mantenga al frente del régimen. 
«Ahora no habrá cooperaciones con tropas sirias bajo las órdenes de Al Asad», remarcó el funcionario, insistiendo en que Berlín «no se plantea» que se vaya a «cooperar» con los grupos gubernamentales del país árabe.