Una posada con lepra

L.M.
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Los vecinos de la carretera de Arcos denuncian el deterioro del Ventorro Madre Juana, antigua hospedería y casa de acogida de enfermos, que está llena de grietas y amenaza con caerse

El Ventorro Madre Juana fue durante muchos años uno de los lugares más conocidos por los burgaleses, especialmente entre los que vivían fuera de la capital y se trasladaban a la ciudad a comprar y vender en las distintas ferias de ganado. El Ventorro actuaba a modo de fielato, una especie de oficina donde los 'visitantes' debían abonar una cantidad de dinero para pagar los denominados derechos de consumo. Los últimos inquilinos de los edificios fueron los campesinos, que aprovechaban para pasar la noche entre esos muros antes de volver a casa; pero casi un siglo antes, se descubre que actuó también a modo de casa de acogida para gente enferma, sobre todo aquejada de lepra, a cargo de 6 monjas, y cuya superiora era, como no podría ser de otra manera, la Madre Juana. Ahora amenaza con caerse