La muralla vuelve al medievo

I.E. / Burgos
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El torreón situado en el Paseo de los Cubos recupera su estado original después de la limpieza de los grafitis y la retirada de basura procedente del botellón • La puerta de acceso ha sido cerrada y la Policía Local vigilará la zona

Los servicios de limpieza han eliminado la pintada donde se leía la palabra droga y han reforzado la puerta por donde se colaban los chavales. - Foto: Patricia

Cuando una ciudad vende al exterior su riqueza cultural y patrimonial no puede permitirse el lujo de descuidar la imagen de ninguno de sus atractivos turísticos. Y la muralla de Burgos lo es y, según señaló su alcalde hace 15 días, aspira a serlo todavía más. De ahí que el estercolero en que se había convertido uno de los torreones situados en el Paseo de los Cubos haya dejado de serlo después de la limpieza que efectuaron hace unos días los servicios de limpieza. Además, los grafitis que habían pintado en sus muros y que afeaban su imagen han sido borrados.

Asimismo, la Policía Local incluirá este punto en la planificación de la instrucción operativa de servicios, con el fin de que las patrullas pasen con cierta frecuencia por dicha torre para comprobar que nadie se cuela dentro. Una de las puertas estaba forzada y permitía el acceso desde el exterior, pero acaba de ser cerrada y reforzada. Los agentes velarán por que ninguna persona vuelva a violentarla. El concejal de Cultura, Fernando Gómez, ya advirtió hace unos días de que «reforzaría» los accesos para poner coto a los actos vandálicos que ensucian y afean el monumento. Ahora bien, el edil del PP sigue insistiendo que el estado en que se encontraba la atalaya era producto de «un acto vandálico puntual». No era fruto del deterioro paulatino ni del abandono, ya que el Instituto Municipal de Cultura (IMC) realizó una vista hace siete meses y no estaba de esa forma.

Y es que la muralla que ordenó construir el rey Alfonso X el Sabio en el siglo XIII había sido invadida por los jóvenes, quienes convirtieron una de sus torres en improvisado chamizo. Uno de los torreones de vigilancia que se elevan en el Paseo de los Cubos, situado entre la torre de doña Lambra y la puerta de San Martín, se había convertido en lugar de reunión de chavales, que han demostrado poco respeto por la casi milenaria construcción, pues pintaron grafitis en sus piedras y arrojaron todo tipo de basura mientras celebraban sus botellones.

Estado anterior a la recuperaciónEstado anterior a la recuperación - Foto: Patricia Los vecinos de la zona se enfadaron por el estado de esa parte de la muralla. Por dos motivos. El primero, porque las pintadas y la suciedad suponían un atentado contra el patrimonio histórico de la ciudad. Y el segundo, porque el torreón se había transformado en un foco de inmundicia que podía llegar a atraer hasta a las ratas.

Los dueños e inquilinos de las casas situadas en los bloques 2, 4,6 y 8 del Paseo de los Cubos eran los más afectados, pues hasta el torreón se accede por una senda de césped situada junto a estos edificios. Para llegar hasta allí los chavales entraban por una puerta abierta en la muralla, justo al lado de la torre de doña Lambra y frente al parte trasera del Palacio de la Isla (Instituto de la Lengua). Caminaban unos metros por la hierba y ascendían hasta la construcción, que cuenta con una cancela metálica que estaba rota, lo cual permitía que se colaran. Ahora ya no, porque ha sido reforzada.

El lugar era perfecto para el botellón, pues cuenta con una ‘terraza’ para cuando hace buen tiempo y un espacio techado para cuando llueve, nieva y hace frío. No pagaban alquiler alguno y ninguna ordenanza les obligaba a dejar su ‘chamizo’ a una hora determinada. De hecho lo frecuentaban en distintos momentos del día. Ahora los vecinos confían en que el hecho de haber cerrado las puertas desanime a los jóvenes de volverlo a intentar, ya que además temían por su integridad física, pues algunos se asomaban «demasiado».

Por otra parte, los inquilinos que habitan bloques 2, 4, 6 y  8 del Paseo de los Cubos piden al Ayuntamiento que evite la caída de cascotes del muro y que les permita colocar rampas para mejorar los accesos a sus casas.