«Julián, además de amigo, me ha ayudado a ser mejor persona»

G.A.T. / Miranda
-

Juan José Laborda se muestra «vacío» al despedirse de un compañero de partido en el que encontró una amistad que va a añorar

Muchos han sentido la pérdida repentina de Julián Simón de la Torre, y sin lugar a dudas, el fallecimiento tras sufrir un infarto del histórico socialista mirandés ha punzado de forma cruel el corazón de Juan José Laborda, otra figura esencial en la historia del PSOE que tenía en De la Torre un amigo. Una amistad fruto, además de su trayectoria común durante tres décadas, de la valía personal que Laborda destaca del  político fallecido. «Estoy como sonámbulo», define con voz entrecortada, interrumpida por momentos por el incontenible llanto. «Es un sentimiento de vacío, de absurdo al tener que asumir la muerte de una persona como Julián», confiesa.

Y recuerda cómo él puede agradecerle a Julián «que me ha hecho ser mejor persona, y eso no puede decirse de muchos», explicando que en política « hay circunstancias en las que siempre estás con el dilema de seguir al amigo o dejarle abandonado, es frecuente, y a mi Julián siempre me ha demostrado que te sientes mejor cuando eliges estar con el amigo».

De él destaca su «inteligencia cordial» para hacer política. «Ha demostrado que se puede hacer política con una gran altura de miras y con una gran inteligencia práctica... entendía a las personas, las circunstancias, tenía una inteligencia afectiva extraordinaria para hacer política», dice.

De la Torre además, en gran medida, se adentró en la vida política por Laborda. «En 1982 se produce mi encuentro con Julián hijo [su padre, Julián Simón de la Torre fue alcalde de Miranda] y recuerdo perfectamente cómo yendo de Miranda a Burgos en mi Seat 127 con Julián le dije que por qué no se metía en política, porque di cuenta de que tenía una gran ilusión, desbordante diría yo en aquel momento en el que estábamos construyendo la democracia, el golpe de estado era reciente... le dije a este muchacho de 26 años que necesitábamos gente como él», recuerda.

Si las circunstancias no les permitían verse se llamaban con frecuencia. «Hable con él el día 1, él estaba conduciendo, iba a La Pedraja... un monumento que hicimos los dos, fíjate»», recuerda, explicando que le comentó que habían limpiado unas pintadas ofensivas del mismo. Hablaron de Cataluña, de la precampaña... política al fin y al cabo, hilo conductor de una amistad de décadas que ayer se partió.