Sin sobresaltos 13 años después

Raúl Canales / Miranda
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El Mirandés, por primera vez desde la 2002-03, no se jugará nada en el final de temporada

No jugarse nada en los últimos partidos para algunos equipos puede ser un castigo pero para el Mirandés la zona de nadie tiene este año sabor a premio. Y es que para una afición acostumbrada a vivir finales de temporada agónicos, tanto por arriba como por abajo. poder despedir la campaña sin ninguna presión, es una sensación ya casi olvidada. 
Aunque Carlos Terrazas ha repetido en innumerables ocasiones que el objetivo era entrar en el play off, lo cierto es que asegurar la permanencia con tres jornadas de antelación es un éxito para un Mirandés que hace trece años que no llegaba tan tranquilo a estas alturas de la competición.  En este periodo el club ha vivido tres ascensos, dos descensos, varias decepciones en play off, permanencias a última hora, la conversión en SAD y un ascenso administrativo a la categoría de plata.
Por este motivo, la afición disfruta del presente en un año que arrancó convulso pero que permitirá vivir uno de los veranos más tranquilos que se recuerdan. Si habitualmente el balón rodaba en Anduva hasta los últimos días de junio, este año dejará de hacerlo en menos de diez días y salvo por las obras de remodelación del estadio,  el dispondrá de dos meses para pensar solo en la planificación de la próxima temporada. 
 
Cielo e infierno.
Desde su regreso a Tercera tras acer hasta Regional, el Mirandés tuvo que disputar dos liguillas hasta que con Peio Bengoetxea en el banquillo, logró ascender a Segunda B. La siguiente campaña jugó play off nuevamente, en un año histórico, pero solo una más tarde, descendió en una eliminatoria ante el Talavera. 
Hubo que sufrir tres decepciones consecutivas hasta que Julio Bañuelos devolvió a los rojillos a la división de bronce, en la que doce meses después acabó sellando la permanencia en la jornada 37 tras desinflarse en la recta final. 
En la etapa de Pouso se disputaron dos play off, y en la campaña del debut en Segunda el equipo se salvó a falta de una jornada con un triunfo en Córdoba. El año pasado, ya con Carlos Terrazas, el Mirandés descendió en el Anxo Carro de Lugo.