Memoria lingüística

Belen Antón / Hacinas
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Jesús Cámara, natural de la localidad de Hacinas, recopila en el Diccionario tradicional del siglo XX de un pueblo serrano-burgalés 4.971 palabras, muchas de ellas relacionadas con la ganadería y la agricultura ya en desuso

Jesús Cámara en la localidad de Canicosa de la Sierra, donde ejerce de profesor desde hace 33 años. - Foto: Azúa

No busque las palabras piugo, cirato, inesta, aimón learo, estremijo, cairón o badanas en el diccionario, no las encontrará. Sin embargo estos vocablos, que a algunos les sonarán a chino y a otros, los más mayores, les despertarán recuerdos de su infancia, eran utilizados de manera habitual durante el siglo pasado en el entorno del pueblo de Hacinas.

Hoy, gracias al trabajo realizado por Jesús Cámara Olalla, se han recuperado gran parte de esas palabras, sobre todo relacionadas con la agricultura, con la ganadería y con la forma de vivir antaño en los pueblos y que cuyo uso se ha ido perdiendo con el paso de los años.

Elaborado por Cámara y editado por la Asociación Amigos de Hacinas, el Diccionario Tradicional del siglo XX de un pueblo serrano-burgalés contiene 4971 palabras y 2276 expresiones, de las cuáles 1296 no figuran en la edición vigésima segunda del Diccionario de la Real Academia Española. «El objetivo de este diccionario es ser parte de la memoria histórica del siglo XX de un pueblo que es el mío y cuyo modo de vida de sus habitantes cambio drásticamente, a mejor, en el último tercio del siglo XX, pero con menos población. De esta forma desaparecieron la agricultura y la ganadería tradicionales, que era su sustento, y con ellas, los usos, las herramientas y los vocablos que las describían. Pero esa parte de la historia no se desvanecerá, quedarán sus palabras en este diccionario», explica Jesús Cámara, natural de Hacinas y profesor en Canicosa de la Sierra durante los últimos 33 años.

La revista Amigos de Hacinas, que edita trimestralmente la asociación del mismo nombre, está muy relacionada con este diccionario, ya que en ella es dónde Jesús Cámara comenzó a desarrollar esa labor de recopilación de vocablos en desuso. «El primer número salió en 1980 y fue ahí cuando empecé a recoger palabras en trance de desaparición. De forma regular y en cada revista, bajo el epígrafe del Habla Hacinense, daba a conocer una veintena de palabras con su significado. Pretendía ser una humilde recopilación de palabras especiales que se decían en Hacinas entre 1950 y 1975». Así fue hasta 1990, a partir de ese año lo hizo de una manera más distanciada. «Casi puse término a la compilación con el número 100 de la revista en el año 2003. Hasta entonces, el total de palabras que aparecieron en esta publicación fue de 927», afirma Jesús Cámara, que explica que ya entrado el siglo XXI y con la ayuda de internet retomó esta labor. «En esta fase fui añadiendo dichos, decires, refranes, sentencias con sabiduría popular, alguna adivinanza o comparaciones, hasta que en el 2008 acabé el borrador de lo que hoy es el diccionario».

Diccionario temático

Los vocablos están divididos en esta publicación en 34 centros de interés, lo que hace de él un diccionario temático con epígrafes como el carro, oficios, construcción, la era, la casona, la matanza, el cuerpo humano, familia, o la escuela. «La mayoría de estas palabras no son exclusivas de Hacinas. Muchas de ellas también se podían escuchar en la comarcas serranas de Soria o de Segovia, y otras, pertenecen al patrimonio de español, ya que sí aparecen recogidas por la RAE», afirma el autor, quien se ha permitido incorporar algunas palabras cultas que fueron deformadas, nombres propios o topónimos  o variantes de vocablos que aparecen en el diccionario de la RAE y que se podrían considerar vulgarismos.

Según Cámara, si algún mérito tiene este diccionario es el trabajo de campo de recogida de palabras y la anotación de significados. «Pretende únicamente ser la memoria lingüística del siglo XX de un pequeño pueblo castellano: la instantánea fotográfica de las palabras usadas», explica el autor, que contó con la ayuda de los que él denomina ‘académicos hacinenenses’ y que son Anastasio Antón, Antonia Cámara, Conce Olalla, Josechu Rey, Juan Ángel Benito, Lucinio Gómez, Ricardo Molinero y Victorino Alonso.