Las semanas fantásticas del politólogo

H. Jiménez / Burgos
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Mirada de especialistas. El proceso electoral se sigue con especial interés desde el Grado de Ciencia Política de la UBU. Profesores y alumnos están expectantes ante los cambios que aventuran las encuestas

Existe un lugar en la ciudad donde las elecciones se analizan de forma profesional. Donde cada mensaje cala especialmente. Donde cada portada, cada encuesta, cada corte de radio y televisión, cada anuncio de candidatura o propuesta se mira con unos ojos diferentes a los del resto de la ciudadanía. No es una redacción de un medio de comunicación, ni tampoco la sede de un partido que concurre a la cita del 24 de mayo. Hablamos de las aulas del Grado en Ciencia Política y Gestión Pública de la Universidad de Burgos, donde docentes y futuros profesionales están estos días en especial ebullición.

Más allá de los que se juegan algo profesionalmente en las próximas municipales y autonómicas, quizás sea este el sitio donde se vive con más interés el proceso. Los alumnos hablan como verdaderos apasionados de esta disciplina, y a más de uno se le adivinan maneras de cargo público.

Jorge García, por ejemplo, es un estudiante de segundo curso que también es el candidato a las Cortes de Castilla y León por parte de Izquierda Unida. Charlamos con él y con Román Rodríguez, Bernardo Andrés y Josué Esteban, los tres de cuarto, y Silvia Martínez, de primero. Y como representantes del profesorado Leonardo Sánchez y Cristina Rodríguez.

Cada uno tiene una posición política distinta, es obvio que no todos piensan lo mismo, pero comparten unas líneas generales que revelan lo especial de estos comicios: creen que a partir de ellos nada será igual. Llámenlo «fin del bipartidismo», llámenlo «una nueva época» en la política española, llámenlo «una segunda transición», si prefieren ser grandilocuentes. Ellos evitan ejercer de adivinos y no se atreven a afirmar a ciencia cierta lo que va a ocurrir, pero a la vista de los estudios sobre intención de voto, y con el precedente de las elecciones andaluzas sobre la mesa, saben que están ante un momento ideal para poner su foco de politólogos sobre la actualidad burgalesa, castellano y leonesa y española.

A este proceso le vienen siguiendo la pista en los últimos cuatro años. El 15-M, movimiento surgido en las semanas previas a las elecciones de 2011, es a juicio de profesores y alumnos un germen de lo que ahora vemos. De los nuevos partidos y del desapego con la clase política española. «Pero fue una protesta que se ha canalizado con madurez», advierte Leonardo Sánchez, profesor de Ciencia Política. En lugar de adoptar el camino de revueltas o algaradas callejeras ha provocado el surgimiento de alternativas, que además han podido crecer de la mano de la corrupción. Sí, de la corrupción. Porque a medida que las tropelías han ido saliendo a flote también ha ido creciendo la desafección ciudadana.

Al mismo tiempo, sin embargo, ha surgido un fenómeno desconocido hasta ahora en España: la espectacularización de la política. Profesores y alumnos se sorprenden de que existan espacios en el ‘prime time’ televisivo en los que se debata de programas, partidos y líderes. Eso sí, existe un riesgo. «Es pésimo, porque al final se acaban vendiendo mensajes», advierte Jorge García. Román Rodríguez apunta que los ciudadanos acaban viviendo «un sofoco» de sobreinformación que muchas veces impide distinguir el grano de la paja.

El profesor Sánchez apunta al doble fenómeno de que «existe un mayor interés, pero también una mayor superficialidad» en el tratamiento de los temas. Ahora no se habla tanto de partidos sino de marcas. Y parece que en las estanterías de este ‘supermercado’ hay más artículos que nunca.

Andalucía abrió el camino y las encuestas lo alargan. Habrá más pluralidad, aunque entre alumnos y profesores de Ciencia Política existe la creencia de que quizás los grandes partidos no sufran tanto como algunos sondeos pronostican. Eso sí, el tiempo de las mayorías absolutas parece tocar a su fin. ¿Qué ocurrirá entonces con la gobernabilidad, con el funcionamiento práctico del día a día cuando haya que tomar decisiones trascendentales y no pueda hacerlo un único partido en solitario? Esa será una de las claves del nuevo tiempo político.

«Hemos tenido experiencias previas de pactos que no han sido positivas, como ocurrió en la ciudad con el tripartido del año 1999 que luego no funcionó, y quizás por eso es inevitable contemplar esas opciones como difíciles», advierte Cristina Rodríguez, profesora de Derecho Constitucional. En España nos cuesta asumir como natural las dinámicas de pactos y vemos incluso como peligrosa una posible deriva hacia la ‘italianización’ del panorama nacional.

LAS ESPERADAS REFORMAS LEGALES

Para el futuro inmediato quedarán los viejos debates sobre la reforma de la ley electoral buscando una mayor representatividad y las soñadas listas abiertas. Sin embargo, los componentes del grado de la UBU sospechan que los grandes partidos lo son por algo, que durante muchos años se han beneficiado del sistema actual y que por tanto no tendrán demasiadas ganas de cambiarlo. A no ser que las nuevas opciones les obliguen.

Oficialmente la campaña arranca mañana, pero a nivel nacional llevamos meses hablando de ella y a nivel autonómico y local varias semanas con todas las cartas sobre la mesa, concretando candidatos y programas.

¿Qué sentido tiene, entonces, un periodo específico para pedir el voto? Josué Esteban opina que están diseñadas a la vieja usanza, para pedir el voto de «quienes están más alejados de las nuevas tecnologías» o menos volcados diariamente en la información política. Bernardo Andrés, por su parte, estima que todavía tiene su cuota de importancia, que «aún tiene sentido» para atraer a los últimos votantes, a esos indecisos capaces de decantar la balanza en el caso de que haya cifras ajustadas.

García es un convencido de que «el mínimo gesto puede cambiar el resultado», a la vista además de la volatilidad de los apoyos según las últimas encuestas, y Sánchez cree que determinará el grado de movilización.

Los sondeos, precisamente, son una referencia fundamental para estos estudiantes y profesores. Denostadas hace años, cada vez han demostrado que se acercan más a la realidad «una vez cocinadas», advierten los politólogos, pues ellos que también realizan sondeos de opinión para sus trabajos universitarios saben que hay un porcentaje de mentira o de confusión en las respuestas de los ciudadanos que nunca debe obviarse.

Una parte de la ‘leyenda’ de Podemos se ha alimentado recordando que muchos de sus líderes salieron de la Facultad de Ciencias Políticas de la Complutense madrileña. Desconocemos si dentro de unos años habrá un gran liderazgo político salido de estas aulas de la Universidad de Burgos. Por el momento ellos se limitan a vigilar y analizar el proceso y quién sabe si les llegará el tiempo de protagonizarlo.