Una siega excesiva daña la mayor joya botánica de Fuentes Blancas

H. Jiménez / Burgos
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La anémona amarilla, especie protegida, ha quedado parcialmente arrasada por el paso de cuchillas y neumáticos. El Ayuntamiento asegura que, pese a haber afectado a «la parte aérea» de la planta, podrá renacer la próxima primavera

Aspecto de la zona donde crecía una de las poblaciones, a mediados de la semana pasada. - Foto: Miguel Ángel Valdivielso

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Es la planta más valiosa del ya de por sí exclusivo cinturón verde de la capital burgalesa. Estuvo durante décadas desaparecida, este año había vuelto a brotar, habían recibido cuidados especiales y una siega agresiva acometida por el Ayuntamiento de Burgos a principios de la semana pasada estuvo cerca de dar al traste con ella.

La Anemone ranunculoides, más conocida como anémona amarilla, es un auténtico tesoro botánico que tenemos a las puertas del asfalto y los polígonos industriales, y como tal la cuidan en el Aula de Medio Ambiente de Caja de Burgos. Pero esta semana Miguel Ángel Pinto, su director, se topó con la desagradable sorpresa de que el paso de una cortadora y las rodadas de lo que parece un pequeño tractor habían arrasado casi por completo sus plantas.

Pinto acompañaba a un redactor y a un fotógrafo de este diario para enseñarles los trabajos que el Aula de Medio Ambiente, a través de su programa de voluntariado, había llevado a cabo en las semanas precedentes con la anémona amarilla. Un pequeño grupo de estudiantes de Ingeniería Técnica Agrícola, Grado de Farmacia y Parafarmacia y Ciencias Ambientales había trabajado en el escardado manual para salvarla de otras especies agresivas. Y al llegar al lugar donde crecen las plantas se llevó un enorme disgusto, sabiendo además que en reiteradas ocasiones el servicio de Parques yJardines del Consistorio había sido avisado de que segar ese punto sería muy agresivo para la joya botánica.

De hecho, posiblemente por la costumbre de la siega de este parque mitad urbano, mitad silvestre, durante años se la consideró desaparecida. Catalogada como «de atención preferente» en el Catálogo de Flora Protegida de Castilla y León, el botánico Pio Font Quer la citó por primera vez en los alrededores de la capital burgalesa en 1924. No se volvió a ver hasta que en el año 2000 personal técnico del Aula localizó dos nuevas poblaciones y fue todo un acontecimiento. Lo más parecido a un gran descubrimiento arqueológico aplicado al mundo de las plantas. La constatación de que algo está donde debe aunque no se supiera nada de él.

Desde entonces, como si de un animal en peligro de extinción se tratase, la anémona amarilla había sido objeto de seguimiento periódico. Se temió, sobre todo, por su supervivencia en la zona de chopos que tiene previsto talar el año que viene el Ayuntamiento, como segunda fase de la ejecutada este año. Y las partes implicadas, incluyendo al Servicio de Medio Ambiente de la Junta de Castilla yLeón, habían puesto especial cuidado en ello. Lo que no sospechaban es que los ejemplares amenazados iban a ser los que están bajo tres plátanos cerca de Fuente Prior.

«Suponemos que volverá a brotar porque se han salvado algunas plantas. En realidad, no sabemos las consecuencias de esto que ha pasado, pero desde luego ha podido ser terrible», comenta Pinto. Desde el Ayuntamiento de Burgos, y tras la emisión de un informe solicitado por la concejala de Medio Ambiente, Carolina Blasco, justifican la siega por razones sanitarias dada la cercanía de la zona de baño de Fuente Prior y parecen restar importancia a la actuación: «Supone la desaparición de la parte aérea de las plantas, si bien no tiene porque afectar a los rizomas de los ejemplares maduros (la parte subterránea) de la que nacen los renuevos», aseguran. Además, apuntan que «dada la fecha de la siega y las labores de eliminación de competencia que se realizaron este año por parte del Aula de Medio Ambiente, la fructificación de las plantas sí que se ha completado en la mayor parte de los casos, de manera que las semillas de esas plantas deberían haber quedado ya incorporadas al terreno y habrá que esperar a la próxima primavera para ver si nacen nuevos ejemplares».

La anémona amarilla es una rareza en estas latitudes. Más propia del centro de Europa, o como mucho de las montañas del norte de España, en Fuentes Blancas había encontrado el hábitat ideal por la abundancia de agua procedente de las praderas de Cortes, pero también por la humedad que le proporciona el río y el frescor de sus amplias zonas de sombra.

Sin embargo, en las últimas inspecciones Pinto explica que habían notado «un aumento de especies que amenazan a esta singular planta». La conocida como amor del hortelano, pese a la apariencia amable de su nombre, se había convertido en una fuerte competidora junto con la Aliaría, capaces de ahogar a la anémona, pero el remate ha venido por parte de una cuchilla metálica.

Hace ahora un año el Ayuntamiento recibió fuertes críticas por el estado ‘salvaje’ de muchas zonas verdes de la ciudad, donde la hierba crecía y llegó a secarse mientras un conflicto económico entre la administración y la empresa adjudicataria torpedeaba el ritmo de los trabajos. Ahora el celo ha resultado excesivo.

El jueves el propio Pinto junto con Javier María García, jefe del Servicio de Medio Ambiente, presentaban públicamente el libro «Las Plantas de Fuentes Blancas» en el que destacan el valor de la pequeña flor amarilla por ser la última de las cuatro plantas protegidas que llegó a haber en el parque urbano, todo un ejemplo de equilibrio medioambiental y tesoro pendiente de conocer y explorar en profundidad. Un poco más y el elogio se convierte en póstumo.