El talento down desafía al prejuicio

Gadea G. Ubierna / Burgos
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Comienza el festival con el que el colectivo de personas con esta discapacidad celebra sus 30 años de existencia

Hace treinta años que la Asociación Síndrome de Down de Burgos empezó a trabajar para que reportajes como el que se les ofrece en estas dos páginas no fueran ‘necesarios’. Es decir, hace ya tres décadas que varias familias burgalesas iniciaron un largo camino con el objetivo de conseguir que la sociedad dejara de encasillar en un habitáculo muy concreto a las personas que tienen una copia extra del cromosoma 21 y diera por hecho lo que pueden o no pueden hacer. Y si bien es cierto que hoy se conoce más a las personas con esta discapacidad, también lo es que queda mucho por andar. Y de ahí la organización del festival que se celebrará hoy y mañana en el salón de actos de la Fundación Caja de Burgos (en la Casa del Cordón), patrocinadora del evento junto al grupo Promecal y el Ayuntamiento.

En estos dos días el colectivo burgalés celebrará su treinta aniversario en compañía de jóvenes criados en Burgos y que han probado sus destrezas como actores, deportistas, aspirantes a escritores o blogueros, pero también con otros procedentes de diversos puntos del país -también del extranjero- que están siendo capaces de compaginar el trabajo con el estudio de una carrera universitaria; labrarse carrera como cantaores, músicos o diseñadores; aprobar oposiciones a funcionarios de la Administración o, simplemente, vivir emancipados.

En total, una treintena de jóvenes que tratarán de cuestionar el estereotipo que de ellos se tiene mostrando sus habilidades en diversas actividades. La primera, la mesa redonda sobre ‘El talento en personas con síndrome de Down’ que se celebrará a las 09.30 horas, justo antes de la conferencia del exdirector general adjunto de la Unesco y presidente de la Fundación para una Cultura de Paz, Federico Mayor Zaragoza, acerca de derechos y discapacidad. A continuación, se escuchará el relato de algunas personas mentoras de los protagonistas de la jornada. Y por la tarde, el violinista Diego Galaz actuará junto al trompetista malagueño Rafael Calderón, que entre otros sitios, se ha formado en la Academia de Estudios Orquestales Barenboim-Said y fue galardonado con el World Down Syndrome Day Award en 2012. La primera jornada concluirá con la actuación de la Compañía Vocacional de Danza Contemporánea de Personas con Discapacidad Así Somos, de Murcia.

El viernes se  hablará de liderazgo, de los relatos escritos por familiares y, de nuevo, más música y talento.

Blanca San Segundo Madoz | Profesora y universitaria

«La sociedad se tiene que concienciar, porque nos pone límites y no queremos»

Blanca San Segundo afirma con el aplomo que le dan los 26 años que ya ha superado la fase en la que «algunos» compañeros de clase la trataban «muy mal, con insultos» y en la que tuvo que vencer las reticencias de personas empecinadas en decirle de lo que era o no era capaz. «Tuve una profesora que nunca quiso que yo estudiara, pero aquí sigo, en la Universidad». No oculta que le está costando, pero está convencida de que el esfuerzo es la mejor herramienta para derribar clichés. Y su día a día es una buena prueba de ello: San Segundo no solo es que esté estudiando el tercer curso del grado universitario de Terapia Ocupacional en la Universidad Católica de Valencia, sino que lo hace al mismo tiempo que trabaja a media jornada como profesora de apoyo en una Escuela Infantil inclusiva;es decir, a la que acuden menores con y sin discapacidad.

En una conversación telefónica, esta joven valenciana explica que escogió esta trayectoria profesional porque «quién mejor que yo para trabajar con personsa con discapacidad. Creo que es importante ayudarles a mejorar su vida». San Segundo estudió Primaria, Secundaria y Bachillerato en un colegio convencional de Godella, pero que hacía educación inclusiva. Asegura que no repitió ninguno de los cursos de la enseñanza obligatoria, pero los dos años de Bachillerato (rama de Ciencias Sociales) los aprobó en cuatro. A continuación hizo un grado superior de Integración Social y ahora, la carrera universitaria. A la vez que el trabajo. «Al cole voy tres días enteros y otro la mitad. Así puedo compatibilizar los estudios y hacer los exámenes», explica, recalcando que compatibilizar las dos cosas está siendo duro. «Me cuesta mucho, porque lo que los demás estudian en una tarde a mi me lleva dos o tres tardes. Pero creo que con esfuerzo y dedicación se puede superar todo y aprobar», corrobora. De hecho, lo está haciendo.

Su experiencia como estudiante y ahora como profesora le permite asegurar que las cosas «han cambiado para mejor», pero destaca que queda mucho por lo que luchar. Por ejemplo, en lo relativo a las relaciones sociales. San Segundo es la única de su pandilla con discapacidad y en el día a día con los compañeros de clase o con la sociedad en general, asegura que «yo quiero que sean ellos los que vengan a buscarnos, no siempre nosotros a buscarlos a ellos. Y que se esfuercen en entendernos». Un comentario al que, de inmediato, añade que «la sociedad también se tiene que concienciar porque nos pone límites y no queremos. Ni la sociedad ni los padres ni nadie. Que se den cuenta de que somos capaces de ser autónomos».

En su caso, cuenta con el apoyo incondicional de sus padres y de su hermano -«siempre ha sido un gran referente», dice- pero no todo el mundo está en esa situación. De todo ello hablará el viernes por la mañana, en la mesa redonda en la que se tratará sobre el liderazgo social.

Patricia Varona de la Hera y Borja González Carpintero

«Queremos practicar vida independiente para vivir de forma autónoma en pareja»

Patricia Varona y Borja González tienen sueños y aspiraciones por separado -ella, escribir un libro;él, hacer carrera como actor o nadador- pero también en conjunto, porque desde que González le pidió salir en la plaza de San Agustín hace ya «cuatro años» son pareja y se han marcado el reto de vivir como tal en un futuro: conviviendo y con autonomía con respecto a sus familias y entornos. Están en ello.

Borja González tiene 22 años y vive en Villalbilla, localidad en la que estudió hasta que se matriculó en el colegio concertado del Centro Estela (Asociación de Síndrome de Down) y ahora se forma en el Centro de Promoción y Autonomía Personal, también en la sede del colectivo, en el paseo de los Pisones. «Aparte de Matemáticas y otras asignaturas, hacemos cosas para adultos como nosotros, y para prepararnos en la vida laboral», explica González, matizando que con esto se refiere a preparar un currículum y aprender de la forma de trabajar de otras personas.

Patricia Varona, en cambio, ya sabe lo que es tener una experiencia laboral porque ha trabajado en el Ayuntamiento. Un asunto del que revela más detalles después de presentarse. La mayor de tres hermanas, de 23 años y nacida en Burgos, siguió una trayectoria semejante a la de su pareja. Estudió en el Sagrado Corazón de Jesús y luego continuó en los centros que gestiona el colectivo en Pisones. Allí fue donde se preparó para ejercer como conserje en el Ayuntamiento; un puesto que, adelanta, «no era lo que me imaginaba» pero en el que reconoce que «podía haberlo hecho mejor». Bloguera y amante de las nuevas tecnologías había identificado al Ayuntamiento con ordenadores y no terminaba de encontrarse repartiendo el correo. Sin embargo, se le ilumina la cara cuando explica que su propósito es llegar a escribir un libro sobre «amor y desamor». La idea es hacerlo en grupo  y, de hecho, explica que ya están proponiendo ideas y a través de vídeos y otros formatos que se envían por Whatsapp. «Siempre me ha encantado escribir. Desde pequeña, tengo la manía de tener un papel o una libreta y escribir historias o poesías».

González, en cambio, hablará sobre su experiencia como protagonista en la película Viene una chica, de Chema Sarmiento, de su pasión por internet y las redes sociales y del deporte. Forma parte del Club Deportivo Estela y participó en el campeonato nacional de natación celebrado en Cádiz el año pasado, como miembro de la selección de Castilla y León. «Quedamos subcampeones y yo bajé mucho los tiempos en mariposa, la prueba más difícil», recalca. Nada tres días a la semana y, aunque le gustaría dedicarse a ello, afirma que «me encantó la experiencia de actor». Pero como de momento ese campo parece estar complicado, el 3 de noviembre empezará a hacer prácticas en FAE. «Estaré montando y desmontando salas o la megafonía si hay alguna reunión», adelanta, matizando que «le apetece» probar. «Al principio no lo tenía muy claro, pero lo he pensado un poco mejor y, si va bien, se trabaja. Si va mal...» Puntos suspensivos y ahí lo deja. De momento, se afana en mantener al día su blog, borjacarpintero.blogspot.com, en el que habla de «natación, mi vida personal y noticias de mi pueblo».

González y Varona aseguran que cuentan con el apoyo de sus padres, hermanos y profesionales del centro Estela tanto en sus aspiraciones como en su relación de pareja. «Ahora estamos mirando a ver si practicamos vida independiente», concluyen.

 

Manuel Romero  | Cantaor

«En el flamenco todos me tratan como a uno más»

El cordobés Manuel Romero Camacho, más conocido como Manolo de Santa Cruz, tiene 31 años y el viernes mostrará cuál es su talento: el de cantaor. En conversación telefónica explica que se dio cuenta de cuál era su vocación oyendo cantar a su padre. Así que con 14 años empezó a prepararse: logopedia, técnica vocal y expresión. «Me hicieron unas audiciones y vieron que yo valía para eso», asegura.

Ha dedicado 17 años a formarse en lo musical (una tarea que compaginó con la Educación Primaria), y ahora no solo actúa en bares y ferias sino que ha grabado un disco, Voluntad hecha voz, que, dice «está funcionando bien». Canta flamenco y saetas, que es lo que le resulta más complicado porque «son más duras de cantar». Lo más fácil, los fandangos. «El primer palo» que tocó. «En el flamenco me tratan como a uno más», dice.