Vender fuera como seguro para mantener la economía

I.M.L.
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La mayor fiabilidad en los cobros anima a las bodegas a exportar. Un estudio revela que en el mercado extranjero las marcas deben luchar contra la mala imagen del vino español.

La exportación de los vinos es una tendencia del mercado español de los últimos años pero, que se ha extendido debido, como principal causa, a lo que los expertos denominan como saturación del mercado nacional. Ante la avalancha de referencias en los lineales y vinotecas y la bajada del consumo nacional, al ganar gran parte del mercado la cerveza, las bodegas están optando por vender parte de su producción en los más diversos países. En la experiencia comercial fuera de nuestras fronteras, los beneficios que constatan los exportadores de vino son muchos pero, por encima de todos, destaca el de la fiabilidad de los cobros. «Hay bodegas que prefieren destinar una gran parte de su producción al mercado exterior porque no encuentran los problemas que se dan en España para cobrar las partidas que envían, vino a un lado, dinero al otro, aquí se dilatan mucho más los plazos de cobro», aclara Iván Pascual Elvira, autor de un revelador estudio sobre el mercado del vino en España. 

Cuando llegan a esos mercados internacionales, las que ya han pasado por la experiencia de la exportación coinciden en destacar su mayor obstáculo: luchar contra la imagen preconcebida que se tiene del vino español. «Los consumidores de vino en otros países asimilan vino español con vino a granel, vino barato y de baja calidad. Este factor, sin duda, pone trabas a la comercialización de vinos en el extranjero, debido a que si el cliente o distribuidor no conoce la denominación y sus características, el vino Ribera del Duero es caro para ser español», asegura este joven arandino que, gracias a su estudio, este lunes recogerá el premio de la Facultad de Comercio, Turismo y Ciencias Sociales Jovellanos de la Universidad de Oviedo al mejor trabajo de fin de grado sobre internacionalización.

El estudio, tras realizar una visión de conjunto del mercado del vino en el mundo, se centra en los vinos nacionales en general para concluir con los Ribera del Duero y su posición en el mercado. Durante la investigación, Pascual Elvira se ha sorprendido por algunos de los datos recogidos finalmente en su trabajo. «Llama mucho la atención que España es el país que cuenta con mayor superficie de viñedo del mundo, con un 14%, seguida de otras naciones como China, Francia, Italia y Turquía, sumando entre las cinco la mitad del viñedo mundial», destaca.

En cuanto al consumo mundial de vino, el estudio desvela que «aumenta en países con una tradición vinícola más limitada como son China o EE.UU. y permanece estable o disminuye en sus mercados maduros o tradicionales, especialmente en los países productores; sin embargo, este descenso tiene matices, ya que cae el consumo de vino en volumen, pero aumenta el consumo de vinos embotellados de mayor calidad y valor». 

En cuanto a las cifras de exportación, «España se encuentra en primera posición mundial en la cantidad de vino comercializada internacionalmente, con una clara tendencia al alza entre los años 2012 y 2016, superando la media mundial» llegando el año pasado a ser el país que más exportó en cantidad de vino, con 22,1 millones de hectolitros, por encima de Italia y Francia. Sin embargo, Iván Pascual reconoce que «cuando hablamos del valor generado con ese comercio, nos encontramos en tercera posición, por detrás de Francia e Italia y, aunque nuestros vinos también mejoran su valor, el abultado volumen de las ventas a granel hace que nos encontremos aún a mucha distancia de los dos primeros», con unas cifras el año pasado que para Francia fueron de 8.989 millones de euros en cuanto al valor de sus exportaciones de vino, seguida de Italia, con 5.837 millones de euros, y muy por detrás España con 2.814 millones de euros.

Para revertir esa tendencia, la labor debe ser conjunta, sumando esfuerzos los viticultores, bodegueros y las denominaciones de origen, incluida la de Ribera del Duero, para que los consumidores extranjeros dejen de asociar los vinos españoles con un producto barato y de baja calidad. Una labor en la que en los últimos años está potenciando el Consejo Regulador de la DO Ribera del Duero, con misiones inversas y la participación en ferias y eventos, algunos incluso organizados por este mismo organismo, que están dando resultados. «Se puede decir que el Consejo Regulador de la DO tiene una clara estrategia de diferenciación basada en el producto. Además, el vino está de moda, y el vino de calidad, aún más; por ello esta estrategia se ve reforzada con la imagen social percibida por los consumidores de vinos Ribera del Duero», reconoce Iván Pascual tras analizar los datos y opiniones recogidas en su estudio, lo que le lleva a afirmar que «esto hace posible una cierta comparación con el modelo de comercialización francés, aunque salvando ciertas distancias», para conseguir situar a los Ribera del Duero en el lugar que se merecen.