Convivir con la contaminación acústica

I.M.L.
-

Más de 5.000 arandinos viven en un entorno con un nivel de ruido superior al recomendado. En el nuevo mapa acústico de la capital ribereña se constata una disminución de los valores tanto de día como de noche.

Además de la contaminación del aire y la lumínica, las ciudades sufren en mayor o menor medida la contaminación acústica que, si registra valores elevados y de manera continuada, puede producir daños en la salud como perturbación del sueño o daños auditivos. Para controlar el nivel de ruido que se registra en un entorno urbano, las ciudades mayores de 20.000 habitantes están obligadas a tener un mapa de ruido que identifique los lugares con exceso de contaminación acústica y permita implementar las medidas necesarias para reducir los niveles acústicos.

En la capital ribereña un 15,2% de la población está expuesta a más de 66 decibelios a lo largo de todo el día, lo que supone que 5.100 habitantes conviven con el ruido que se genera en la ciudad, principalmente proveniente del tráfico rodado y de la actividad industrial, que son los dos principales focos detectados en Aranda, ya que los otros dos que se suelen controlar en este tipo de estudios audiométricos no existen en la ciudad, al ser el tráfico ferroviario y la actividad portuaria. 

Los valores del nivel de ruido varían de forma considerable dependiendo de la franja horaria en la que se analicen las mediciones. El último estudio realizado por la empresa Audiotec constata que «para el periodo de la noche, los porcentajes de población afectada por rangos para un mismo nivel de presión sonora son inferiores a los correspondientes para los periodos día y tarde», con una diferencia de dos puntos porcentuales, lo que se debe a «la menor actividad de la cuidad durante el horario nocturno». Sin embargo, los encargados del análisis de estos resultados puntualizan que «como los valores límite de niveles sonoros ambientales son más restrictivos durante la noche, el porcentaje de población afectada respecto a los valores límite será mayor durante la noche».

Ligera mejora. Las últimas mediciones han servido para actualizar el mapa estratégico de ruido en la capital ribereña, que databa de 2012 y que tiene que revisarse cada cinco años. Esta nueva fotografía fija del ruido en las calles de Aranda evidencia que se ha producido «una disminución moderada del ruido ambiental desde la elaboración del primer mapa de ruido», según los responsables del estudio. La población afectada por valores que superan los 66 decibelios a lo largo de todo un día ha disminuido pasando de un 17,56% a un 15,22% en el nuevo mapa estratégico de ruido en Aranda.

Esta variación la atribuyen a la puesta en marcha por parte del Ayuntamiento de diferentes medidas para la reducción del ruido, como las que han buscado una mejora del tráfico rodado o el fomento de otros medios de transporte, como el autobús urbano, que reduce el número de vehículos que soportan las calles del casco urbano. A estas actuaciones añaden otras como la peatonalización de calles o el reasfaltado de vías con pavimento fonoabsorbente, aunque le suman otras como «la creación y ampliación progresiva del servicio de préstamo de bicicletas», inexistente en la capital ribereña, lo que pone en tela de juicio la rigurosidad de este estudio.

puntos clave. Los lugares donde se concentran el mayor nivel de ruido en Aranda es en las zonas industriales. Las mayores factorías registran unas mediciones máximas de 67,6 decibelios en Pascual, 63,8 en Michelin y 54,5 en GSK, tomadas en las inmediaciones de sus instalaciones. Para este ruido debido a las actividades industriales no existe población expuesta, a consecuencia de las distancias que existen entre las áreas industriales y las zonas habitadas.

Existen otras instalaciones, como las sanitarias y las educativas que están soportando unos niveles de ruido muy superiores a los recomendables, teniendo en cuenta el tipo de actividad que en estos edificios se desarrolla. En concreto, tanto en el Hospital de los Santos Reyes como en la Clínica La Luz, que son los dos lugares del ámbito sanitario monitorizados en sus alrededores, se supera tanto en las mediciones de la mañana, la tarde y la noche como en la media de todas ellas, el nivel de ruido recomendado para este tipo de edificios, con mediciones en la horquilla que va de los 65 a los 70 decibelios.

Lo mismo sucede en la mitad de los 24 centros escolares en los que se ha realizado el estudio. Los que sufren una mayor afectación por el ruido son las guarderías Arco Iris, Dumbo, Allendeduero y Cinco Sentidos, el CEIP Castilla, el CIFP Santa Catalina, los IES Empecinado, Vela Zanetti y Sandoval y Rojas, y los colegios Icede, Dominicas y Vera Cruz.

 Los encargados de realizar esta actualización del mapa de ruido de la ciudad de Aranda realizaron mediciones de larga duración en distintas calles de la trama urbana, colocando los sonómetros en balcones de casas particulares para registrar el nivel acústico que soportan los vecinos. En una clasificación de los diez puntos más ruidosos de toda la villa destaca la calle San Francisco, en su tramo final, que dio un resultado de 73,1 decibelios; la medalla de plata fue para la calle Sol de las Moreras, con 69,5 decibelios a la altura de sus primeros números; y el pódium lo completa el inicio de la avenida Castilla, que registró 69,40 decibelios. El resto de los puntos más ruidosos, hasta completar la decena son, por este orden, Carrequemada, la Plaza Mayor, la calle Hospicio, el inicio de la calle San Francisco, el entorno del ambulatorio sur, la mitad de la avenida Castilla y la avenida El Espolón.