La huella de Isabel

J.C.O. / Aranda
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El equipo de gobierno del Ayuntamiento arandino diseña un itinerario con los principales hitos del paso de la reina de Castilla por la villa para aprovechar el tirón de la serie televisiva y reivindicar su inclusión en la ruta autonómica

Aprovechando el éxito de la serie Isabel de TVE y de cara a reivindicar la inclusión de la capital ribereña dentro de la Ruta de Isabel en Castilla y León diseñada por la Administración autonómica, el equipo de gobierno del Ayuntamiento ha trazado un itinerario local que recorre el patrimonio tangible e intangible del paso de la reina Isabel de Castilla por la villa.

La alcaldesa, Raquel González, defiende los importante vínculos que la monarca mantuvo con la localidad. Y si bien esgrime que estuvo en la ciudad en diversas ocasiones antes de ser proclamada reina, «se habla -apunta- de que puedo estar viviendo en nuestra localidad durante dos años entre el momento en que fue sacada de los brazos de su madre en Arévalo, muy jovencillla y con su hermano Alfonso, hasta que fue llevada a Segovia» e indica que «también creemos que fue en Aranda cuando fue sacado Alfonso de la localidad para ser llevado con La Liga», la propuesta planteada por el concejal Máximo López, gran aficionado a la historia y a las tradiciones arandinas, parte de la última etapa de su complicado camino al trono.

López ha propuesto siete hitos. El punto de partida es la plaza de La Cadena, al otro lado del puente de entrada a la ciudad medieval. Allí estaría situado en arrabal de Allendeduero’ a donde, unos meses antes de ser coronada, llegó la princesa Isabel el 6 de octubre de 1473 procedente de Sepúlveda y una multitud presidida por el arzobispo Carrillo, sale a recibirla y le jura fidelidad. Un momento de gran trascendencia ya que la futura reina jura los privilegios que tenía Aranda desde tiempo inmemorial y la villa toma partido por ella frente a las pretensiones sucesorias de Juana ‘la Beltraneja’.

La segunda parada es el arco del Ayuntamiento, principal puerta de entrada desde el Sur. En la parte superior de su cara meridional conserva parte de un escudo de los Reyes Católicos, «que -indica López- a veces se había pensado que era franquista», y que en el plano de 1503 se intuye que ya podría figurar. Un blasón que se ha sobrevivido a las sucesivas reformas salvo que «que precisamente para colocar el reloj en su momento le cortaron la cabeza al águila».

La siguiente posta es la monumental iglesia de Santa María, como uno de los máximos exponentes del gótico isabelino con la fachada realizada por Simón de Colonia. Allí aparecen de manera muy destacada los símbolos de los Reyes Católicos, el yugo de Isabel y las flechas de Fernando, en un lado el uno por encima del otro y en el extremo contrario al revés como testimonio del célebre lema ‘Tanto monta, monta tanto Isabel como Fernando’, todo ello bajo los escudos de Juana I de Castilla y de Felipe El Hermoso, reinantes cuando se remató el templo.

 En la parte posterior también se incluye la escultura instalada en diciembre de 2004 junto al ábside para conmemorar el quinto centenario de la muerte de Isabel La Católica, realizado en hierro y cerámica por Miguel Ángel Martínez ‘Delso’. Un monumento que hace referencia al documento de 1473 que se conserva en el archivo municipal de cuando entra la princesa Isabel en el arrabal del Allendeduero, reproduciendo en su parte anterior con los caracteres de la época y por la parte posterior transcrito con caracteres legibles el texto: «En el arrabal de allende Duero de la villa de Aranda, a seys dias del mes de octubre, de mill e quatrocientos setenta e tres annos. (...)Su sennoria confir-/maba e confirmó a la dicha villa e a su tierra todos e cualesquier previllejos, libertades e exenciones e otros cualesquier uso / e costumbres que dicha villa e su tierra tenia e tiene».

La cuarta etapa es la iglesia de San Juan, hoy reconvertida en museo sacro, donde tuvo lugar el Concilio de Aranda, celebrado en 1473 convocado por el Arzobispo de Toledo Alonso Carrillo de Acuña para combatir la ignorancia y la vida disipada de algunos clérigos y donde la Iglesia tomó claramente partido a favor de Isabel.

Justo enfrente, a unos pasos se alza la Casa de las Bolas, actual pinacoteca, que es la siguiente parada. Un edificio emblemático del que de su pasado medieval se conserva una parte de la fachada con los elementos que le dan nombre. La tradición sitúa allí la residencia de Isabel La Católica y la de Juana de Avís, esposa de Enrique IV. En su entrada una placa reproduce una cita de un documento depositado en el Archivo de Simancas que verifica la estancia de Isabel en Aranda durante unos años de su infancia. López señala, que según las leyendas, desde la ventanita de la fachada «Isabel oía la misa e incluso seguía en directo las sesiones del concilio».

TESTAMENTO. De allí, el itinerario isabelino nos lleva hasta la calle Santa Ana, estrecha rúa que une la calle El Aceite con la avenida El Espolón junto al río Bañuelos. En una de sus casas, que por desgracia no se conserva, es donde Fernando el Católico, ya viudo, otorga su segundo testamento en 1515.

La ruta se cierra a 10 kilómetros, en el Convento Domus Dei, de La Aguilera, regido por el instituto Iesu Communio. Isabel la Católica tuvo siempre mucha devoción hacia la figura de fray Pedro Regalado, posteriormente canonizado, y visitó varias veces su sepulcro, tan modesto que ordenó al condesa de Haro fabricar uno en alabastro, del que hoy aún se conservan los relieves. Con motivo del traslado de los restos fue testigo de un hecho milagroso representado en un lienzo que se conserva en el camarín del santo. Pidió una reliquia y cuando cortaron una mano al cadáver comenzó a manar abundante sangre a pesar de los años transcurridos.