España demuestra a Europa que es posible mejorar

Israel García-Juez
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Ni un solo banquero asiste al desayuno del Comisario Europeo de Estabilidad Financiera, Jonathan Hill

Jonathan Hill, comisario Europeo de Estabilidad Financiera, o lo que es igual, uno de los padres de la revolución bancaria que está viviendo el Viejo Continente, no despertó el interés suficiente para que alguno, y digo solo alguno, de nuestros presidentes de banco o CEO (los únicos a los que se les puede llamar banqueros) quisieran echar la mañana para escuchar su speech. Y eso que le acompañaba Luis de Guindos, todavía ministro de Economía, abonado al Foro de la Nueva Economía, al que dedicó también la mañana del pasado lunes, en aquella ocasión en Valencia. Digo todavía porque William Hill (donde apuestan los más grandes y no sabemos si el primo de Jonathan) recibe bids de 10 contra uno a que Guindos será en breve el presidente del Eurogrupo en sustitución del holandés Jerome Dijsselbloem.

Don Luis tuvo que explicar a qué se dedica este señor, que no es a otra cosa sino a potenciar que el capital semilla, el crowfunding y el capital riesgo se desarrolle aparte de la financiación bancaria, que en Europa es del 80 por ciento frente al 20 por ciento que supone en EEUU. Este es uno de los motivos por los que los americanos nos aventajan, pues se puede montar una empresa sin que ello suponga que te hipotecas de por vida. Como buen británico, Jonathan es Lord, pero no se cieguen con ello, pues en la película Wall Street afirman que «es una distinción que hace la reina para que sus corsarios parezcan más honorables que el resto de los mortales».

Lord Hill debe ser de los pocos convencidos en su isla de que pertenecer a Europa es buena cosa y ha incorporado el lenguaje bruselense por el que puedes estar hablando horas y no haber dicho prácticamente nada. Así no es de extrañar que en la capital belga para que se adopte una decisión pasen meses, pues a todo lo que se le preguntaba se ponía de perfil y decía aquello de Zamora es buena tierra. Menos mal que al final de su parlamento el socio de KPMG, Francisco Uría, aclaró que lo de la unión bancaria es buena cosa, pues va a hacer que de verdad no seamos 28 países sino un bloque económico compacto. Sí dijo Jonathan, nobleza obliga, que España ha demostrado a toda Europa cómo con esfuerzo se puede superar cualquier dificultad. Tan tedioso resultaba este caballero británico que muchos asistentes en la sala no esperaron a que concluyera para levantar el vuelo, el primero el ministro Guindos, que dejó a los reporteros con las ganas de preguntarle cosas y el desayuno duró 15 minutos menos de lo normal, pues ya había quien amenazaba con arrojarle un curasán al comisario de marras.

Entre los asistentes sí pude ver a Jaime de Marichalar, que tengo entendido que fue tres meses becario de la BNP Paribas cuando vivía en la capital francesa. También el salón lo poblaban ilustres señores como Juan Béjar, vicepresidente de FCC, Jaime Ponce, presidente del FROB (¿existe un fondo de restructuración desordenada bancaria?), Íñigo Fernández de Mesa, que como es muy disciplinado va a todo lo que le mandan, o Isabel Tocino, que tiene que acudir a actos de este tipo para justificar luego por qué es consejera del Banco Santander. Y no vale decir que porque es de Santander. La que parece que está encantada de haberse conocido es Elena Salgado, a pesar de que casi manda a la quiebra a toda España. Pero lo bueno que tiene la política es que con decir que yo solo obedecía a mi jefe ya está todo solucionado. Y si encima estoy calladita, pues seguro que hay alguna empresa que me ficha para su consejo y les asesoro sobre todo lo que no hay que hacer.

Emilio Novela escuchaba con atención las posibilidades de inversión al margen del circuito bancario, pues él estuvo en bancos y ahora ayuda a las compañías a encontrar quién pague la fiesta. Emilio Zurutuza, presidente de la Fundación Adecco, estaba encantado de los históricos datos del paro del mes de abril y cree que esto seguirá así. Tuvo que indicar a Ana de Palacio dónde estaba la puerta de salida, pues andaba la mujer perdida entre tanto espejo del salón principal del Hotel Ritz.

La que siempre está muy centrada es Pilar González de Frutos, presidenta de la patronal del Seguro, que nunca ha necesitado cuotas para demostrar su valía y que puede dar sopas con ondas a más de uno y más de dos por gordo que sea el nudo de la corbata.

De un tiempo a esta parte, he reparado en el incremento de la seguridad en los actos del Foro de la Nueva Economía. Hace falta acreditarse para asistir y dentro del salón hay gente de seguridad uniformada dispuesta a actuar. Parece que la mala costumbre de que alguno intervenga espontáneamente o trate de reventar el acto es algo que les ha ocurrido pero que no van a volver a tolerar, así que absténganse los que quieran hacer dichas cosas y dirijan su talento hacia la Plaza de las Ventas.