Una victoria con sabor a Asobal

Iván Juárez / Aranda de Duero
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Permanencia. El trabajado triunfo ante Zamora permitirá al Blas-Gon jugar un año más en la élite del balonmano español

Echando la vista atrás, no es difícil verse reflejado en un conjunto como Zamora, angustiado y sobrepasado por la magnitud de la cita, por la exigencia de un calendario que podría conducirle al descenso si no afina en sus próximos compromisos. El Villa de Aranda ha pasado por esta situación antes pero, en esta ocasión, ha hecho los deberes y ha certificado la permanencia cuando todavía quedan tres jornadas por disputarse.

El triunfo ante los zamoranos (29-27) deja buen sabor de boca porque viene precedido de noticias, como el anuncio de la salida de Diego Camino, que han enturbiado las relaciones de buena parte de la afición con la directiva. Ayer, el triunfo y, por tanto la permanencia, tuvo un efecto balsámico, aunque el «Diego quédate» y la pancarta que pedía la dimisión de la directiva por parte de las principales peñas hablan bien alto de la tensión existente.

Por fortuna, los jugadores se centraron en el choque y fue en la primera parte en la que el Blas-Gon Villa de Aranda cimentó su victoria, rompiendo el partido en el ecuador de la misma. Sin embargo, fueron los de Zamora los que exhibieron una mayor intensidad en los primeros compases de un partido vital para sus intereses. No obstante, su dependencia absoluta en el plano ofensivo de dos de sus baluartes, como son Octavio Magadán y Salinas, penalizó sus posibilidades.

Con el paso de los minutos, el Villa de Aranda le fue cogiendo la medida a un rival que a los siete minutos alcanzó su mayor ventaja en el marcador (4-6). Una circunstancia que obligó a Cuétara a solicitar su primer tiempo muerto. A partir de ahí, todo fue rodado. Un parcial de 2-0 igualaba el partido. El juego coral y colectivo de los ribereños se imponía sobre lo limitado de la aportación individual de la escuadra de Zamora. Un parcial de 3-0 ponía tierra de por medio ante un rival ansioso en exceso por lo trascendente de la cita. Ni tan siquiera el tiempo muerto de García Valiente solucionaba las cosas. La ventaja aumentó a cinco goles (14-9) en torno al minuto 20.

 Difícil repartir méritos entre los integrantes de la formación arandina por el buen comportamiento general del equipo. Hasta el meta Javi Santana se unió a la fiesta para frenar la reacción de un conjunto sostenido por las incursiones de Magadán, que tan solo sirvieron para maquillar el resultado al descanso (17-13).

Partido loco

Al comienzo de la segunda parte, fue el meta arandino Alberto Miranda, en la filas de Zamora, el encargado de atemperar la sangría local con dos sobresalientes intervenciones ante el que fuera su equipo. Para entonces, se atisbaba cierta relajación en los arandinos aunque la fragilidad de la defensa zamorana permitía el lucimiento de un Oswaldo espléndido de cara a portería.

La necesidad de los de Zamora o el hecho de que los de JacoboCuétara bajarán de revoluciones propició cierta incertidumbre entre las filas locales cuando los de García valiente se pusieron a un gol de diferencia (22-21) gracias a la aportación de un Ismael Juárez especialmente acertado.

La reacción de Zamora dio paso a una serie de lances en los que ambos equipos se mostraron notablemente nerviosos.Un auténtico correcalles que en nada beneficiaba a los ribereños, con el partido controlado, pero del que no salió perjudicado. Porque fueron los zamoranos los que se vaciaron en su intento de llevar el encuentro a su terreno.

Tan solo las apariciones de Octavio y del chileno Salinas hacían albergar esperanzas a un equipo que entró en los últimos diez minutos de partido con cuatro goles de desventaja. Un reto demasiado elevado contra un equipo que brilló a gran altura, demostró una madurez necesaria en este tipo de partidos y certificó que quiere seguir siendo Asobal.