El tercer ataque de buitres en una semana deja 40 ovejas muertas

DB / Burgos
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Tras los sufridos días pasados en sendas ganaderías de Fresneda de la Sierra y Quintanaloma, el último 'festín' se le han dado las aves carroñeras en una explotación de Quintanilla del Agua

Algunas de las reses muertas tras el ataque de los buitres. - Foto: DB

Los ataques de buitres a las explotaciones ganaderas en distintos puntos de la geografía burgalesa  se intensifican en los últimos días. Si la semana pasada, era un ganadero de Fresneda de la Sierra,  quien perdía a una vaca y su novillo y posteriormente, los buitres llegaban a Quintanaloma con el mismo resultado, el último episodio ha tenido lugar en una explotación de ovino de Quintanilla del Agua. Los ganaderos alertan sobre esta situación que castiga más aún la precaria situación económica de las explotaciones ganaderas.

El ataque de los buitres en la localidad del Arlanza, entre el lunes y martes pasados, ha causaron estragos en la explotación,  con 40 ovejas muertas por los ataques de los buitres y la asfixia del ganado al intentar escapar. El ganadero afectado valora los daños producidos en 2.400 euros, según el valor de mercado de estos animales sin contar el lucro cesante.

La granja está situada a un kilómetro largo del centro del pueblo en dirección a Puentedura. No lejos se encuentra otra explotación ganadera. Según cuentas los afectados y se puede ver en las fotos que completan la información, algunos días asustan las manadas de aves rapaces que acechan al ganado a escasos metros de redil.

La organización Asaja viene denunciando estos ataques y hace un llamamiento a los ganaderos afectados para que denuncien esta situación ante la Consejería de Medio Ambiente «con el fin de presionar a este organismo autonómico para que agilice la normativa que pueda volver a permitir la instalación de muladares para la alimentación de estas aves». Insiste, además, en la «indefensión» que sufren los ganaderos por esos continuos ataques de fauna salvaje, sobre todo lobos y buitres», y reclama a la Junta la compensación de daños a los ganaderos, añadiendo que éstos «sufren una normativa que está cambiando los hábitos alimenticios de estos animales. La imposibilidad de que los cadáveres de animales permanezcan en el campo propicia que las aves carroñeras no encuentren alimento, generalizándose este tipo de ataques», añade Asaja.