El vuelo liberador

J.C.O. / Aranda
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La capital ribereña vibró con la tradicional Bajada del Ángel, espectacularmente protagonizada por la pequeña Ainara Helguera • El cierre de Santa María obligó a variar el itinerario de la procesión y el escenario de la misa

Algo más de 2.000  personas se congregaron ayer por la mañana en la reducida plaza de Santa de María  de Aranda de Duero para presenciar un año más la Bajada del  Ángel, muchos de ellos turistas  atraídos por la peculiaridad de esta pintoresca representación que constituye uno de los actos centrales y más llamativos de la Semana Santa, y en la que un niño vestido de querubín desciende volando para retirar a la Virgen el velo de luto.

Se trata de una fiesta declarada de Interés Turístico Regional que organiza la Cofradía de la Virgen de la Misericordia o de las Candelas. El acto tiene ciertas reminiscencias del teatro medieval y sus orígenes apuntan según diversas fuentes hacia los autos sacramentales barrocos, si bien el investigador etnográfico ribereño Fernando Lázaro desmitifica estas teorías para situar el rito en torno al siglo XIX.

Una ceremonia que se celebra también el Domingo de Resurrección con igual devoción y expectación, aunque con algunas variantes, en otras cinco localidades españolas: Peñafiel (Valladolid), Tudela (Navarra), Alfarrasí (Valencia), Muros (A Coruña) y Ariza (Zaragoza), y que tiene también algún paralelismo con la representación del Misteri de Elche, que tiene lugar en el mes de agosto.

El cierre por  las obras de adecuación de la iglesia de Santa María tras la finalización de Las Edades del Hombre obligó a variar el itinerario de la procesión y, como ya ocurriera el año pasado, la imagen del Cristo Resucitado partió  con tres cuartos de hora de antelación de la iglesia del Corazón de María, donde además tuvo lugar la celebración de la misa de Pascua, para encontrarse con la talla de Nuestra Señora de la Misericordia frente a la fachada gótico-isabelina.

No sin cierto suspense, ya que  a consecuencia de los preparativos y de la instalación del arnés de  seguridad el globo tardó más de lo normal en salir del cajón que, asemejando el cielo, se ancla a la fachada del templo, apareció movida por un sistema de cuerdas y poleas la cápsula blanquiazul. Una vez sobre la Virgen se abrió emergiendo entre una nube de confeti  y con dos palomas en las manos el niño ángel.

Este año el papel recayó en la niña Ainara Helguera Esteban, de seis años de edad y que ya fue suplente en la edición de 2014, quien cumplió a la perfección y con espectacularidad su función pataleando y braceando enérgicamente hasta el punto de que, si habitualmente se suelen realizar tan solo dos descensos, dada la fortaleza demostrada los empleados de la Brigada Municipal de Servicios, que se encargan de manejar el sistema, decidieron regalar al público con un tercer vuelo.

 Una vez en el suelo, y después de que su madre le colocara las tradicionales sandalias blancas, Ainara se situó bajo las andas de la Virgen portando en una bandeja el velo negro y dio comienzo la procesión que retornó hasta la iglesia de los claretianos acompañada por la Banda Municipal.