El hombre eléctrico

G. Arce / Burgos
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José Manuel Gómez, apasionado del motor y el consumo responsable, es dueño del único deportivo de Tesla que rueda por las carreteras locales. Pese a sus 470 caballos de potencia, gasta un euro cada 100 kilómetros

 
 
Se define como un apasionado del motor y las nuevas tecnologías, totalmente concienciado con el medio ambiente, el consumo responsable y el futuro del coche eléctrico; y no duda en divulgarlo a los cuatro vientos cuando sea necesario para dar ejemplo y poner su granito de arena al cambio de modelo en la forma de entender el automóvil y nuestra relación con el entorno. Hace apenas 15 días, José Manuel Gómez, empresario extremeño casado con una burgalesa y afincado en la ciudad desde hace 12 años, trajo desde Holanda su último capricho: el primer Tesla Model S que circula por las carreteras locales y casi nacionales (apenas hay una decena). 
Compró el deportivo fabricado en Estados Unidos a través de internet, una inversión de 121.000 euros de la que hoy se siente totalmente satisfecho. No es para menos: el Tesla atesora 470 caballos de potencia en dos motores -en la parte delantera y trasera- que no se ven y tiene una autonomía de 430 kilómetros si circula a una media de 120 kilómetros por hora. No obstante, puede pisar hasta los 250 que tiene como límite de velocidad en una aceleración instantánea y silenciosa sin marchas que la ralenticen. Un cohete...
El deportivo tiene wifi propia, aparca solo y también es capaz de conducir de forma autónoma utilizando el Google Maps. De hecho, envía de forma permanente datos a Tesla, que reprograma a su vez el software del deportivo para adaptarlo a los requerimientos del conductor.
Pero su principal virtud es que el Tesla consume un euro cada 100 kilómetros si se enchufa en el garaje de casa, en la que rige una tarifa supervalle con bajos precios de 10 de la noche a 12 de la mañana. En el garaje comparte espacio con otro BMW, el primer eléctrico que compró y que le transmitió la pasión por esta tecnología.
 
infraestructuras. Pero ser pionero tiene sus pegas, sobre todo en España. A diferencia del resto de vecinos europeos, en nuestro país apenas hay enchufes para coches eléctricos y muchos de los que hay funcionan mal. Tampoco existen los llamados supercargadores de Tesla, que permiten ‘repostar’ las baterías de sus modelos en apenas 40 minutos y de forma gratuita de por vida. «Aquí lo más rápido que puedes cargar es en dos horas», señala Gómez, quien lamenta que en España no se esté cuidando este servicio para la renovación de su parque móvil. No obstante, está plenamente convencido de que el cambio está por llegar. 
Anécdotas no le faltan. Recuerda cuando, camino de su Badajoz natal, fue a recargar a un punto de la localidad de Guijuelo y el responsable del ‘surtidor’ no sabía cómo se utilizaba el aparato porque nadie lo había hecho hasta la fecha.
Es más, cuando trajo el coche desde Holanda tuvo serias dificultades para cubrir el tramo que separa Zaragoza de Burgos porque no encontró punto de recarga alguno y tuvo que atravesar una tormenta de viento, nieve y lluvia, lo que aumenta el consumo del deportivo. «Llegamos a casa con apenas un kilómetro de autonomía...».
De hecho, en el maletero lleva todos los enchufes posibles para que no le pille el toro en ningún repostaje. Son pequeños ‘peros’, reconoce, para una máquina magnífica y revolucionaria.
«Reconozco que tengo una disponibilidad económica para comprar este tipo de coches pero me veo en la obligación de dar ejemplo para que cunda. Sé que cuando cojo el Tesla cada mañana no contamino a mi ciudad