Más de 780 menores se alimentan de entidades sociales en Burgos

G.G.U. / Burgos
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Cruz Roja abastece en esta temporada a 1.970 personas, de las cuales el 40% tiene menos de 18 años. Esta organización y Cáritas, que provee de productos básicos a 1.789 familias, son las dos grandes distribuidoras

Burgos es una provincia en la que ni los servicios sociales ni sanitarios han detectado desnutrición infantil a lo largo de la crisis, pero eso no significa que no haya menores con dificultades para llevar una dieta equilibrada debido a los problemas económicos a los que tienen que hacer frente sus familias. De hecho, fuentes de Cruz Roja explican que en esta temporada la organización está alimentando a un total de 778 niños y adolescentes, lo cual ya casi supone el 40% de sus 1.970 usuarios. Y a estos hay que sumar los que comen a través de la otra gran distribuidora de la provincia, Cáritas, que no desglosa sus datos por edades pero que asegura que en 2015 facilitó ayudas destinadas a la alimentación a 1.789 familias, una cifra semejante a la de años previos. Es decir, cinco familias al día.

Las dos entidades tienen una organización semejante en lo que a reparto de comida se refiere: adquieren una parte importante del suministro en el Banco de Alimentos y completan los repartos periódicos comprando otros productos con presupuestos propios. A esto añaden unos vales por importe variable con los que  las familias pueden adquirir en tiendas convencionales artículos frescos como carne, pescado o verduras, ya que habitualmente no entran en las bolsas que les entregan y que suelen contener cereales, legumbres, leche y aceite. Todo ello en cantidades y periodicidades proporcionales al número de personas que compongan la familia y también a los ingresos que acrediten.

En este sentido, fuentes de Cáritas explican que, mientras que el presupuesto que se destina al reparto convencional de alimentos se mantiene en cifras semejantes a las registradas en ejercicios anteriores, sí se ha ido incrementando  el importe que se destina durante todo el año a los vales para los productos perecederos a los que, si no, estas casi 1.800 familias no tendrían acceso.

Pero más allá de las meras cifras, hay que tener en cuenta que en estos hogares viven niños y adolescentes con nombres y apellidos que aparentemente hacen una vida normal, pero que han tenido que acostumbrarse a que la compra se hace en los economatos de la organización diocesana. Y también se han habituado a que la merienda es cosa de Cáritas. Porque a la cifra de hogares a quienes suministran bolsas con comida, hay que añadir los más de 400 niños y adolescentes que participan de los recursos que la organización destina a la infancia y que también incluyen merienda a media tarde.

Otro tanto se hace en la organización con sede en el Plantío, que hace casi tres años incorporó una bolsa con fruta o pan a las clases de apoyo escolar que se organizan por la tarde al comprobar que había niños que acudían al centro sin haber comido.

Promoción Gitana también suministra productos procedentes del Banco de Alimentos a menores, pero descartó facilitar datos para esta información.