El puente Conchuela

Máximo López Vilaboa / Aranda
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Desde su construcción, esta infraestructura necesaria para salvar el río Arandilla y dar acceso a los terrenos de tipo agrícola de la zona de Cantaburros ha mantenido casi intacta su antigua estructura, recia ante las crecidas del cauce

Durante algunas obras de arreglo del puente Conchuela, como estas de los años 20 del siglo pasado, convivían en el río Arandilla los obreros y las lavanderas (al fondo). - Foto: Archivo Máximo López Vilaboa

Por el gran número de ríos que hay en el casco urbano de Aranda de Duero, la villa se ha tenido que dotar de numerosos puentes, alguno de ellos de mucha antigüedad. El puente Conchuela es, junto con el de las Tenerías, uno de los que mejor mantiene su antigua estructura al no haberse añadido elementos que modifican su aspecto original. Otros puentes conservan su estructura original pero con los años se le han añadido ampliaciones, ensanches y reforzamientos. Éste es el caso del puente antiguo sobre el Duero, el de San Francisco y el de la Fuenteminaya, éstos dos últimos sobre el Bañuelos.

El puente Conchuela servía para dar acceso a un monte de propiedad municipal denominado “Monte Arandilla”. Dicho monte se corresponde con el paraje que actualmente se conoce como Cantaburros (en el Catastro de Ensenada de 1752 el término aparece nombrado como “Cantaborricos” y se dice que en ese momento ya no había árboles). Cuentan las crónicas que en 1580 el Ayuntamiento de Aranda necesitaba dinero y se hipotecaron una serie de montes. La escritura habla de los montes de la Calabaza, de Arandilla, de Cañal y de Villalba, que fueron puestos a censo e hipotecados por 2.000 ducados. El préstamo lo realizó Íñigo de Zúñiga, Corregidor y vecino de Aranda.

Aunque no conocemos la fecha exacta de la construcción del puente Conchuela, hay documentadas distintas reparaciones realizadas a lo largo del siglo XVII. Es probable que el puente fuera construido por canteros cántabros, dadas sus características, y la existencia de otros similares en el entorno geográfico de los que sí hay constancia su autoría. Con toda probabilidad pudo haber con anterioridad otro puente en la misma ubicación pero de menor calidad que el actual. En 1620 se realizan pequeñas reparaciones en el puente Conchuela por parte de Miguel de Argos, en 1629 lo repara Pedro Díaz de Palacios, junto con otros dos puentes de Aranda. En 1640 se vuelven a reparar los mismos tres puentes, incluido el Conchuela, por parte de Juan de Incera y Sancho de la Riva. En enero de 1765 hay unas grandes crecidas que causan serios daños en el puente Conchuela. El Consistorio arandino encargará estos arreglos a Fernando Munar, Francisco Soto y José Ortiz de la Lastra. En febrero de 1788 se producen grandes inundaciones que vuelven a dañan todos los puentes de Aranda. El Regidor de Aranda solicitará ayuda económica al Conde de Floridablanca, Secretario de Estado de España, por no poder asumir el ayuntamiento en solitario los cuantiosos daños que implica la reparación de todos. El ayuntamiento encarga al académico González de Lara que realice una memoria sobe los arreglos a realizar y el coste de los mismos, para podérselo enviar al Conde de Floridablanca. Este informe expresa que el puente que mejor ha resistido las inundaciones ha sido el puente Conchuela, lo que da prueba de la calidad estructural de su construcción.

El puente Conchuela era una de las entradas de Aranda ya que, por aquí se venía desde Vadocondes. En la primavera de 1565 hubo en Castilla una peste tan virulenta que, dado que en Aranda no había tenido apenas efecto, se decidió aislar la villa. El 28 de mayo de 1565, cuando ya se habían cerrado algunas de las principales entradas de Aranda, se mandó poner una puerta en el puente Conchuela para evitar que por aquí pudieran entrar personas contagiadas. Todas estas medidas fueron acompañadas con una vigilancia permanente en el mismo puente. Se cuenta que dicha puerta subsistió algún tiempo y se puso en la puerta un aldabón en forma de concha para poder avisar al vigilante que una persona quería entrar. Es una de las explicaciones del nombre del puente, por tener una concha (una conchuela) en la puerta. Otra explicación del nombre se puede relacionar con el tipo de revestimiento y acabado de puente. En el castellano actual ha quedado el adjetivo “desconchado” que hace referencia a quitar el revestimiento de algo. Además se debe tener en cuenta que “Conchuela” es femenino porque hasta el siglo XVII la palabra “puente” era femenina (la puente). También puede ser que el topónimo “Conchuela” aluda a un camino empedrado. En Cantabria se ha encontrado este topónimo asociado a importantes vías empedradas. En documentos del siglo XIX (como el plano de Coello de 1868) la actual Calle Sol de las Moreras aparece denominada como Camino del puente de la Conchuela o también como Camino de Vadocondes.

Hoy reproducimos dos imágenes del puente Conchuela. Una de ellas es una fotografía coloreada que sirvió de portada del programa de fiestas de 1962. La otra es una imagen muy curiosa en la que aparecen los obreros que participaron en la construcción de un muro de contención que aún existe. Al otro lado del puente vemos un grupo de media docena de mujeres lavando ropa en el río. La fotografía está tomada alrededor de 1920.

El puente Conchuela ha estado muy presente en la vida diaria de los arandinos, tal como podemos comprobar en esa canción popular, tan cantada en las bodegas de Aranda, y que dice: “Por debajo del puente, / puente Conchuela, / se pegaban dos sastres / por dos tijeras. / Con el ruido que hacían / con los dedales / pensaba la Justicia / que eran puñales.”