El atracador que disparó al director de Caja Laboral pacta 13 años y medio de cárcel

I. Elices / Burgos
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Enrique Vicente asegura que «no tenía intención de herir a nadie», pero admite la versión del fiscal, que le acusa de intento de homicidio

Enrique Vicente Grueso expresaba ayer su acuerdo con la acusación. - Foto: Ángel Ayala

«No tenía intención de herir a nadie». Con esta lacónica expresión consumió ayer Enrique Vicente Grueso el tiempo que le concedió  el presidente de la sección Penal de la Audiencia para que pronunciara su última palabra en el juicio que se celebró contra él por el atraco a Caja Laboral en el que hirió al director de la oficina de la calle Madrid. Fue una vista oral descafeinada,  ya que el acusado no tuvo ni que declarar, después de que su abogado defensor, Carlos Gutiérrez, llegara a un acuerdo con la Fiscalía y la acusación particular, que ejercía la entidad financiera. El delincuente -natural de Duruelo de la Sierra (Soria)- se conformó con una pena de 13 años y seis meses de prisión, tres y medio menos de los que solicitaba en un principio el Ministerio Público.  

Tras el pacto, el delincuente tuvo que ratificar los hechos que le imputa la Fiscalía. Ataviado con un abrigo naranja, pantalones vaqueros y botas altas Quechua apenas mostró ninguna emoción al confirmar las acusaciones.

El atraco ocurrió en mayo de 2013 en la sucursal de la Caja Laboral de la calle Madrid. La Fiscalía le considera culpable de cuatro delitos, el más grave el de tentativa de homicidio (6 años de cárcel). El Ministerio Público considera que el delincuente «accionó el arma con intención de causar la muerte» a Miguel Ángel Vivar Quintana, el máximo responsable de la oficina. Además, le  atribuye sendos delitos de robo con violencia e intimidación en grado de tentativa (5 años y seis meses por ambos), pues no hay que olvidar que dos días antes del asalto a la entidad financiera hizo lo propio en la agencia de viajes Barceló, en Martínez del Campo. Por último el fiscal solicita 2 años de prisión por tenencia ilícita de armas (un revólver).

El delincuente Enrique Vicente Grueso entró a las 10,30 horas del 22 de mayo de 2013 en la sucursal de Caja Laboral empuñando un arma de fuego. Una vez en el interior exigió al director que le entregara todo el dinero. Éste le contestó que debía esperar, que se lo daría, pero que el retardo de la caja era de 10 minutos. El acusado le advirtió de que se estaba poniendo nervioso por la espera, mientras se dirigía a la otra empleada -también había una clienta- instándola a que no hiciera nada ni llamara a nadie.

En un momento dado pidió a Miguel Ángel Quintana que le entregara todas las monedas. Éste aprovechó para sentarse en el mostrador y dar aviso a la central de alarmas y, acto seguido, introdujo la calderilla en una bolsa de plástico. El atracador amartilló el revólver para que se diera más prisa. En ese momento, el director, «atemorizado al pensar que le iba a disparar, se levantó y se dirigió al delincuente, instante en el que éste, movido por el ánimo de causarle la muerte, le disparó». Recibió el tiro en la zona cervical y, a pesar de estar herido, llegó hasta el ladrón y le redujo contra el suelo. Luego llegarían las fuerzas de seguridad.

Como consecuencia de los hechos, Miguel Ángel Quintana sufrió una herida de disparo con orificio de entrada en la región anterior derecha y de salida junto a la escápula izquierda. Le provocó lesiones por las que tardó 150 días en curar, de los que 24 estuvo hospitalizado. Como secuelas le quedan tres cicatrices, una de ellas de 9 centímetros. La Fiscalía solicita una indemnización para el director de la oficina de 21.000 euros y otra de 15.500 para Sacyl.