El arreglo del campanario garantiza la integridad del interior del templo

A. Pérez / Buniel
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La parroquia financia esta actuación, que no se llegó a afrontar con la ayuda del 'convenio de las goteras' de hace cinco años, cuando sí se sustituyó el resto de la cubierta de la iglesia

La parroquia de Buniel ya trabaja en el arreglo del tejado del campanario de la iglesia Santa María la Mayor, de la localidad. Esta actuación dará por concluida la reparación integral de la cubierta de todo el templo, que comenzó en el 2011, cuando la Diputación concedió a Buniel una ayuda de 23.000 euros, correspondiente a la convocatoria de subvenciones para la restauración de iglesias de 2010, conocido como el ‘convenio de las goteras’.

La reparación completa de la cubierta de la iglesia se dividía en dos fases, la primera se ejecutó en 2011 pero no se llegó a actuar en el tejado del campanario, solo en la nave central. La fase correspondiente a 2012, cuando se debiera haber arreglado el campanario, también entraba dentro del convenio de las goteras pero «por algunas circunstancias en ese momento quedó paralizada. Ahora, el Consejo Pastoral veía esta obra como una prioridad», explica Agustín Burgos, párroco de Buniel.

El coste del arreglo asciende, aproximadamente, a 9.900 euros, un gasto que, para esta pequeña parroquia, supondrá un gran esfuerzo, «se trata de un gasto difícil de afrontar pero es una actuación necesaria. Iremos pagando poco a poco, la Cofradía del Rosario nos va a ayudar y pediremos apoyo al Ayuntamiento», explica el párroco que añade que «la obra era necesaria y no se podía esperar a entrar en la convocatoria del convenio de las goteras otra vez».

Los trabajos consisten en arreglar definitivamente el tejado del campanario y, así, poder dar por concluida la reparación integral de la cubierta que comenzó en 2011. En enero se comenzó a trabajar en el campanario, se retiraron las tejas antiguas y, ahora, se cambiarán los cabrios deteriorados que se sustituirán por tablas y se pondrán nuevas tejas. Debido a la altura de la torre, las nuevas tejas estarán clavadas entre sí, lo que aportará estabilidad, seguridad y hará el tejado más duradero, aclara Agustín Burgos.

El nido marca el ritmo

 

En todo el transcurso de la obra se deben respetar las indicaciones que los técnicos de Medio Ambiente de la Junta han dictado. «En uno de los extremos del tejado de la torre estaba el nido de la cigüeña, esto ha supuesto que la obra se haya tenido que amoldar para respetar los ciclos del ave», explica el párroco, quien añade que «lo mejor hubiera sido empezar la obra en octubre». Ahora la cigüeña ha anidado en la torreta del montacargas, por lo que esta estructura deberá permanecer en pie hasta agosto, cuando acabe su periodo de cría, aunque la obra haya finalizado. Después, el nido se trasladará al tejado siguiendo las indicaciones de los técnicos de Medio Ambiente.