Cruz Roja Juventud atiende a 1.100 niños hospitalizados en una década

I.M.L. / Aranda
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Excepción provincial. El Hospital de los Santos Reyes es el único de Burgos que cuenta con la colaboración de este grupo de voluntarios para la atención de los menores

La estancia en un centro hospitalario es una de las situaciones más incómodas y desagradables que puede vivir una persona, y más si el enfermo es un niño. Los menores se ven en un lugar extraño, rodeados de gente desconocida, sin poder hacer su vida normal y, encima, sufriendo algún tipo de dolencia. En los hospitales se vienen desarrollando distintos programas para hacer estos ingresos lo menos traumáticos posible para los niños. Hay asociaciones y colectivos que colaboran en esta labor y, en el caso del Hospital de los Santos Reyes de Aranda, los encargados de hacer un paréntesis en la rutina de la convalecencia del enfermo menor son los voluntarios de Cruz Roja Juventud, siendo esta agrupación la única de toda la provincia que lleva a cabo esta labor social en el ámbito sanitario.

El Programa de Atención a la Infancia Hospitalizada se lleva desarrollando en este centro comarcal desde el año 2004 y en los últimos 11 años han interactuado con cerca de 1.100 niños, de entre 2 y 14 años. «Cada año estamos en torno a los 100, ha habido años que hemos estado en 150 y otros en los que nos hemos quedado en 80; por ejemplo, el año pasado hemos estado con 97 menores y hemos realizado 150 intervenciones», enumera Iván García, técnico de Cruz Roja responsable de la coordinación de este programa.

El número de voluntarios que participan en esta actividad es muy variable, porque depende de la disponibilidad que tenga cada uno en un momento determinado. En 2015, un total de 31 jóvenes de Cruz Roja estuvieron acudiendo al hospital cuando había algún niño hospitalizado para pasar unas horas con él. «El problema que tenemos con los voluntarios es que son gente comprometida desde joven, con gran nivel de compromiso, pero cuando se van a estudiar o trabajar fuera, no vienen tanto y su tiempo es muy limitado», reconoce García, aunque siempre cuentan con algún voluntario dispuesto a cubrir un turno. «Vamos en los horarios de visita del hospital, de 11:30 a 13 horas, y de 18 a 20 horas, cualquier día de la semana que haya niños hospitalizados que puedan jugar», puntualiza.

Este programa está pensado, principalmente, para que los menores no vivan la experiencia de estar ingresados como algo negativo, aunque la experiencia les ha demostrado que su función va más allá y favorece a todo el entorno del enfermo. «La labor que desarrollamos, nosotros la llamamos coloquialmente ‘ir a jugar al hospital’ pero técnicamente es gestión del ocio, que puede ser jugar, leer o simplemente acompañar; y también es un respiro para los cuidadores, que el rato que estamos nosotros en el hospital les puede venir bien para salir de la habitación, tomar un café o hacer una llamada», reconoce el técnico de Cruz Roja Aranda.

En sus visitas al hospital arandino, los voluntarios cuentan con herramientas para jugar con los menores, ya sea en la sala de juegos existente en la planta de Pediatría o en la habitación del niño si no puede salir de ella. Tienen juegos de mesa, una televisión que no precisa monedas para verse, juguetes variados y, además, los participantes en este programa cuentan con recursos suficientes para hacer actividades amenas y adecuadas a cada situación. «Hacemos cursos de formación del voluntariado, como uno que llevamos a cabo con Payasos Sin Fronteras, para que aprendan a empatizar con los menores que están ingresados y para que tengan nuevas estrategias y herramientas e incluso cierta suficiencia a la hora de plantear actividades, que se puedan desarrollar en poco espacio y en un periodo corto de tiempo», explica Iván García.

La labor que realizan estos voluntarios de Cruz Roja Juventud cuenta con una valoración muy positiva por parte del equipo sanitario del Hospital de los Santos Reyes. «Es una actividad muy interesante, muy productiva y los críos les están esperando. Cuando están entretenidos, van a estar mejor, el hecho de que un niño esté entretenido y se divierta, no cabe duda de que va a mejorar antes o, por lo menos, el tiempo que esté está más contento», reconoce Carmina López Vilaboa, supervisora de la planta de Pediatría del centro comarcal. Es más, si ustedes transitan por esta zona, podrán ver una corchera en la que los niños dejan las manualidades que realizan con los voluntarios.

Así que si acuden al hospital a ver a un niño que está ingresado y, de repente, el chaval deja de hacerles caso porque ha entrado un joven con una llamativa camiseta roja, no se sientan despreciados, es que han llegado los que llevan una sonrisa a ese entorno donde la diversión es la excepción que confirma la regla.