40 profesores salen al año al extranjero para investigar, formarse o impartir docencia

B.G.R. / Burgos
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La mitad realizan estancias de dos meses para profundizar en sus líneas de trabajo y el resto viaja durante una semana con el programa Erasmus. Suponen el 5,5% de la plantilla

Siempre que se habla de movilidad internacional son los estudiantes sus protagonistas; aquellos que deciden continuar sus estudios universitarios en el extranjero, bien con becas Erasmus o a través de los convenios que la UBU mantiene con instituciones de distintos países del mundo. Pero esta práctica va más allá del alumnado e implica también al profesorado, máxime teniendo en cuenta que desde hace años las estancias fuera de España están consideradas como uno de los méritos más valorados por las agencias de acreditación y evaluación de la calidad para poder progresar en la carrera académica.

El año pasado fueron 42 los docentes de la Universidad de Burgos que viajaron al extranjero, uno más que el ejercicio anterior y cifra que suele mantenerse estable en el tiempo. Lo hicieron a través de distintos programas de movilidad. Casi la mitad optaron por realizar una estancia de investigación en universidades o centros relacionados con sus respectivas líneas de trabajo, con una duración media de dos meses (69 días), según los datos facilitados por el Vicerrectorado de Interncionalización que, a su vez, precisa que el número puede ser mayor ya que hay profesionales que dedican sus vacaciones a este fin sin tener que  comunicarlo oficialmente.

Los lugares de destino fueron Bélgica, Bolivia, Colombia, Puerto Rico, Estados Unidos, Italia, Costa Rica, Chile, Australia, Irlanda, Alemania, Argentina, Japón y Reino Unido, mientras que el objeto de sus investigaciones resulta diverso: educación y pedagogía, economía, filosofía, informática, química... Porque no existe un perfil definido de los docentes que realizan estas estancias, si bien el vicerrector de Profesorado, Alfredo Bol, precisa que se trata de profesionales «vinculados a proyectos competitivos o a una intensa actividad investigadora, que, además, les hace tener «vínculos» en el extranjero.

Ciencias, la Politécnica, Económicas o Educación suelen ser los centros académicos que más profesores ‘exportan’. En todos los casos, son los docentes los que tienen que organizarse su visita, llegando a acuerdos con las instituciones de destino y buscando la financiación necesaria para poder costear su estancia o, en caso de que no se consiga, asumiéndola por cuenta propia, como ocurre en no pocas ocasiones al haberse recortado las ayudas, tal y como reconoce la vicerrectora de Internacionalización e Investigación, Elena Vicente, que recuerda que hace dos años existía un programa propio de la UBU que tuvo que eliminarse por los recortes.

Acreditar con cargo a qué se lleva a cabo el desplazamiento es un requisito a la hora de obtener el permiso por parte de la Universidad de Burgos. «Tienen que justificar si van con ayudas del Ministerio, de otra universidad, entidad privada o por su cuenta», explica Bol, que también añade otra condición vinculada a su actividad dentro del campus burgalés: garantizar que sus obligaciones queden atendidas. «Si la docencia está cubierta y autorizada por el director del departamento se da el visto bueno. Si no está atendida, se rechaza», agrega el vicerrector.

Es decir, que los docentes que quieren moverse a otros países deben redistribuir su tiempo de clase o bien ponerse de acuerdo con sus compañeros para que puedan cubrir esas horas. Y es que, la vinculación salarial con la Universidad de Burgos se mantiene durante el tiempo que pasan fuera.

Todos estos requisitos se dan en los casos en que las estancias son inferiores a tres meses, cuando la autorización de la UBU «es rápida y sencilla». Si exceden de ese tiempo la cosa se complica y es necesario un permiso «especial» que se gestiona a través de las autorizaciones de año sabático y debe contar con informes de la comisión de profesorado, de investigación y del equipo de Gobierno.

En cuanto a la otra línea de movilidad internacional, la del programa Europeo Erasmus, las estancias son mucho más cortas y no suelen exceder de una semana. Hay distintas modalidades, bien para formarse en países europeos, abiertas tanto a profesorado como a personal de administración y servicios, para impartir docencia o para visitar países con la idea de reforzar los convenios bilaterales que existen con la UBU.

El año pasado, 22 miembros de la plantilla de la institución local se sumaron a alguna de estas líneas de ayuda que permiten financiar las estancias, mientras que en 2014 lo hicieron 20. La mayoría fueron para impartir clases o cursos a países como Portugal, Italia, Reino Unidos, República Checa, Rumanía, Bélgica, Polonia, Irlanda, Alemania, Finlandia...

De una manera u otra, el vicerrector de Profesorado considera que los 42 profesores que se fueron el año pasado «no son una cifra muy alta pero tampoco irrelevante». El dato absoluto supone que el 5,5% del profesorado sale al extranjero, si bien tanto Bol como Vicente elevan el porcentaje hasta el 9,3%% al restar de los 764 docentes que tiene la institución los 315 que son asociados, ya que los programas van dirigidos a personal «estable» y no a quien tiene  vinculación temporal o parcial. De esta forma, los cálculos son que en «los últimos 5 años un tercio de la plantilla ha salido al extranjero».

«Son cifras muy positivas porque existe una rotación anual», resalta la vicerrectora de Internacionalización, a lo que añade que «todos tienen un perfil muy internacional, con contactos, que hablan idiomas y que hacen investigaciones colaborativas». Además, subraya la importancia de estas experiencias por cuanto posicionan a la UBU en el mapa, a lo que añade que de ellas salen oportunidades como convenios Erasmus o dobles titulaciones.

 

Sergio Sánchez Collantes | Ayudante doctor

«Si pudiera irme un mes todos los años, lo haría»

El 1 de abril, SergioSánchez Collantes viajará a la Universidad Françoise Rabelais, en la ciudad francesa de Tours, para investigar el republicanismo y la tradición democrática

Llegó hace un año y medio a la Facultad de Humanidades de la UBU procedente de su tierra natal, Asturias. Sergio Sánchez Collantes tiene 37 años y es profesor de Historia Contemporánea. Este ayudante doctor viajará el próximo 1 de abril a la ciudad francesa de Tours, donde realizará una estancia de investigación por un periodo de tres meses en la Universidad Françoise Rabalais.

Durante este tiempo continuará la línea de trabajo en la que está especializado: el republicanismo y la tradición democrática española en el siglo XIX. Y avanzará en ella elaborando un estudio comparativo de toda la iconografía y los símbolos de ese sistema político debido a que «hay muchos elementos comunes» con Francia. Este ha sido el principal motivo de Sánchez Collantes para elegir el país galo como lugar de destino; el hecho de que la historia social y cultural de las representaciones francesas «abrieran camino hace años en cuestiones que en España no se han trabajado». Allí será acogido por un grupo de investigación local, previo contacto mantenido con uno de sus integrantes y, aunque el objetivo inicial no sea la docencia, confía en que, además de desarrollar su proyecto de trabajo, colaborará en otras actividades de carácter académico.

Pero antes de tener cerrado el viaje, el profesor de la UBU tuvo que presentar su línea de investigación al Ministerio de Educación con el fin de poder optar a ayudas públicas para financiar su estancia internacional. Fue merecedor del programa José Castrillejo, el de más relevancia en movilidad de profesorado en el extranjero, después de que también se valorara su currículum. Las bases de las subvenciones no le permitirán volver a presentarse hasta pasados cuatro años. Ahora, recibirá 2.500 euros al mes para gastos.

Sánchez Collantes se quedará en la residencia universitaria del campus. Antes incluso de viajar, se muestra convencido de que la experiencia resultará «muy positiva». «Es una buena oportunidad tanto a nivel individual como para dar a conocer tu trabajo fuera de España», subraya, no sin antes  mencionar que también le servirá para mejorar su nivel de francés. Además de avanzar en esas «competencias transversales», cree que su partida también resultará favorable para la propia Universidad de Burgos «porque permitirá situará en el mapa».

Será su primera experiencia internacional pero cree que no la última. No obstante, precisa que debería haber más ayudas para incentivar la movilidad internacional, al igual que habilitar programas inferiores a los tres meses, dado que a veces no resulta fácil redistribuir las horas de docencia para poder obtener el permiso de partida. «Si pudiera irme un mes todos los años, lo haría», concluye Sánchez Collantes.