Al Cid le llueven los correos

I.L.H. / Burgos
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Petra Jesús Blanco elabora una guía del Camino del Destierro a través del epistolario que mantiene con el personaje del siglo XI

Sevillana de nacimiento, vasca de adopción y cidiana por convencimiento: «He leído el Cantar, me gusta lo que rodea al héroe castellano y concibo al Cid como un personaje universal tanto en la historia como en la literatura al que se le debería sacar más partido, como hacen los ingleses con el rey Arturo y eso que no es real», sostiene Mencía La Juglaresa, nombre con el que se «rebautizó» Petra Jesús Blanco cuando hace cinco años se unió a la Mesnada de Quintanar de la Sierra para recorrer el Camino del Destierro.
De aquel peregrinaje surgió un epistolario con Rodrigo Díaz de Vivar para mantenerle al corriente de sus cuitas por tierras de Castilla y León, Castilla-La Mancha, Aragón y la Comunidad Valenciana. «Cuando me convertí en Mencía La Juglaresa me sentí con derecho a contarle nuestra ruta y aquellos aspectos que él no llegó a conocer», añade la autora de Crónica del Destierro cantado(Afronta Editorial), libro que se presenta esta tarde en el Círculo de la Unión (a las 20 horas). 
La publicación reúne los correos electrónicos que la narradora envía al Cid -sin obtener respuesta- para «contarle tanto las aventuras del Camino como las novedades que han ido ocurriendo en estos mil años que nos separan». El libro es una especie «de guía actual con mis reflexiones» sobre esos cambios, donde la autora se dirige al Campeador para explicarle que la Tierra es redonda, que existe un medio de transporte como el ferrocarril, que la patata forma parte de nuestra alimentación o que ahora los montes no se queman para ganar guerras sino para especular.  
La autora, que no faltará a la fiesta cidiana de este fin de semana, valora al personaje y al Cantar   como parte de nuestro ADN: «Incluso en los pasajes de leyenda, como la afrenta de Corpes, si el autor lo narró es porque esos sucesos ocurrían en la época aunque no pasaran literalmente así».
 Las aventuras junto a la Mesnada de Quintanar continuarán porque Blanco ha encontrado en estas rutas una «nueva vida»: «Creo que El Cid ya no puede pasar sin mí ni yo sin él... -ríe-. Por otro lado, es cierto que humanamente hemos avanzado poco en dignidad, pero la gente buena de los pueblos sigue existiendo».