La inspiración de Bécquer

I.L.H. / Burgos
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Dos editoriales se interesan por los textos del joven burgalés Johnny Reinoso. Mientras Éride publica 'Sueños y sombras', un libro de relatos, el autor negocia la edición de sus poemas

Johnny Reinoso, burgalés de origen ecuatoriano, ha publicado ‘Sueños y sombras’ con 18 años. - Foto: Luis López Araico

Tiene 18 años, estudia -sin demasiado ahínco, reconoce- 2º de Bach por la rama de Ciencias y le gusta jugar al fútbol. A simple vista, y según él mismo cree, no da el perfil de joven al que le interese la literatura y mucho menos de los que les da por escribir.Pero Johnny Reinoso Cevallos, burgalés de origen ecuatoriano, lleva juntando letras discretamente desde los 7 años. Ylo que empezó como un secreto al alcance únicamente de los íntimos, se ha ido afianzando en su carácter hasta convertirse en una confidencia a gritos.

Ahora sus textos, en prosa y en verso, han despertado el interés de dos editoriales. La primera acaba de publicar Sueños y sombras, un libro con cinco relatos y unos ‘textos para dedicar’ que el autor ofrece cual Cyrano. Para publicar sus poemas también tiene con quién, aunque el joven escritor novel aún no se ha decidido.

Sueños y sombras, el ejemplar publicado por Éride Ediciones, es un libro en el que el autor ha reunido algunos de sus mejores relatos, seleccionándoles no tanto por el contenido como por la atmósfera onírica entre lo real y la ficción que se crea al leerlos. «Los más estéticos -confiesa- se me ocurrían siempre leyendo a Bécquer, uno de mis autores preferidos».

Jhonny Reinoso (Quito, 1995) plasma en ellos su visión de «cómo funcionarían los sentimientos  si se llevarán al plan ideal y absoluto». Habla de amor, engaños, rencores, sueños y lo que pasa por la cabeza de un joven de 18 años. Las ensoñaciones se mueven a medio camino entre los ambientes de ficción y la nebulosa real, mientras que las sombras responden a las ideas que se acumulan en la cabeza de los personajes cambiando la perspectiva de los acontecimientos.

Junto a los relatos publica, decíamos antes, unos «Textos para dedicar» en los que además de ofrecer sus microrrelatos a quien necesite de unas frases como las suyas (así empezó escribiendo el primero), el joven autor alude al tiempo que requiere su lectura si queremos encontrar todas sus interpretaciones.

Lector de Bécquer por encima de todas las cosas -pero también de Javier Marías y de Maguerite Duras-, Reinoso se siente más poeta que escritor. «Estoy más satisfecho de mis poemas no solo porque los escribo desde pequeño, sino también porque está todo en lo que digo; está tan claro que no sobra ni falta nada», señala.

Sus versos, que para el libro pendiente de publicación ha dividido en tres bloques, usan el mar y el cielo como metáfora de lo que representan el ser humano y sus obsesiones. Su indecisión para publicarlo se debe a que  Reinoso ve más importante que el libro en sí, «que mantenga su esencia en la edición».

Mientras se decide, la editorial  ArtGerust ha seleccionado un poema suyo (Triste tierra, que firmó como Ricardo, su segundo nombre) para incluir en una antología de homenaje a Federico García Lorca.