Castrillo de la Vega: Un vecindario con un buen fondo

DB / Castrillo
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Los castrillenses disfrutan de una convivencia más que apacible y bajo sus pies se abre el subsuelo para acoger el fruto de la vid

Juan José Gutiérrez | Alcalde. Con más de 25 años al frente del Ayuntamiento de Castrillo de la Vega, este hostelero de profesión disfruta con la labor de servicio a sus convecinos y agradece la colaboración que siempre recibe. - Foto: DB

Hay localidades que cuentan con hitos relevantes en su historia, otras que tienen monumentos reseñables y algunas cuya riqueza patrimonial son sus gentes. Un ejemplo de este tesoro humano es Castrillo de la Vega, una localidad ribereña que destaca por la armonía en la convivencia entre sus habitantes, de la que hace gala como su mayor tesoro junto con los vestigios etnográficos que son sus bodegas subterráneas, lugar de encuentro de castrillenses y sus invitados.

La ciudadanía en Castrillo se lleva a su máxima expresión y a lo largo del año dan muestras continuas de colaboración en todo lo que se pueda necesitar. «Si pides ayudas a la asociación de mujeres, están dispuestas, si pides ayuda a la charanga, están dispuestos, si pides ayuda a los de Motoabuelas, están dispuestos, si pides ayuda a una persona particular, son pocos los que te digan que no», pone como ejemplo Juan José Gutiérrez, alcalde de Castrillo de la Vega.

Y es que la actividad anual de esta población ribereña es constante y creciente. A las festividades patronales y tradicionales, como las fiestas de la Virgen de la Vega, las de Santiago Apóstol y las de San Roque y Santa Ana, se suman otras citas que se han hecho ineludibles para vecinos y visitantes: los actos navideños, como el recorrido de Motoabuelas de Papa Noel o la cabalgata de Reyes, el Festival de Danzas, la Semana Santa, la Motoabuelada en verano, la fiesta del Castrillense Ausente, la Pijamada Popular o el recién estrenado Encuentro de Charangas. Un calendario repleto de actividades para todos los vecinos y las que, de una u otra forma, todas colaboran.

Tesoro bajo tierra

Además, como todo pueblo ribereño que se precie, Castrillo cuenta con un importante número de bodegas subterráneas, con la particularidad de que la gran mayoría se encuentran enclavadas en un pequeño cerro que ha quedado inmerso en pleno casco urbano con el paso de los años. Estas galerías subterráneas sirvieron para elaborar el vino de la tierra con el producto de las vides centenarias y ahora quedan como vestigios de la tradición arquitectónica, aunque algunas todavía tienen mucha vida y se utilizan de manera habitual, aunque ya sólo sea para guardar el vino en las mejores condiciones posibles, las más naturales.

En torno a este patrimonio etnográfico, el Ayuntamiento está intentando lograr un censo actualizado y real de las galerías subterráneas existentes y de sus propietarios reales para, más adelante, utilizar esta herramienta para procurar que se mantengan en el mejor estado posible y evitar así derrumbamientos por falta de uso o mantenimiento. «Es una pena que las bodegas se vayan hundiendo, porque cualquiera que entra en la bodega que rehabilitó el Ayuntamiento da gusto y se puede utilizar para meriendas o lo que sea, y queremos conservar la cuesta de las bodegas», explica el primer edil castrillense.

En Castrillo tiene elaborado un inventario de las bodegas, su ubicación y su estado, pero el problema es concretar quiénes son los propietarios de cada una. «Hay gente que quiere recuperar las bodegas pero lo que no quieren es que luego venga otra persona, se acredite como propietario y se quede con ella», comenta Juan José Gutiérrez.

A diferencia de lo que pueda parecer por su cercanía a la capital de la Ribera del Duero, Castrillo no es un pueblo-dormitorio y todos los días del año hay algo que hacer. Gracias al centro del CRA Riberduero, a la guardería y a las diversas actividades que organizan las asociaciones y grupos de vecinos, los castrillenses comparten un municipio lleno de vida que no para de crecer en población y en extensión.