La Catedral vuelve a inspirar a los artistas y a cobijar su obra

I.L.H. / Burgos
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Veintisiete creadores de la provincia o vinculados a ella revisan lo que el templo gótico les sugiere con piezas elaboradas expresamente para la exposición 'Anima Cathedralis', que se abrirá en octubre

A lo largo de la historia la Catedral ha sido un foco de artistas, un ente generador de arte, un espacio que inspira e incentiva la creatividad dando voz a las tendencias artísticas de cada momento. Pero a veces el peso del pasado ha impedido al templo -a los ciudadanos o a los artistas- mantener el pulso de los tiempos. Una nueva iniciativa busca recuperar el alma de la Catedral, inspirando a creadores y cobijando su obra.

El crítico de arte Javier López-Gil y el experto en Patrimonio José Antonio Gárate decidieron devolver al templo lo que el templo genera pidiendo a veintisiete pintores, escultores y fotógrafos que crearan una obra específica en torno a lo que les sugiere esta obra de arte de espíritu religioso.

«La Catedral y Burgos se miran en un pasado glorioso. Pero es el momento de desviar esa mirada hacia el presente, porque es el que alimenta el futuro. Muchas veces uno se queda extasiado, con razón, ante la riqueza patrimonial y no se da cuenta del presente; e incluso se ignora. A mí eso me resulta irritante. De ahí que pensáramos en artistas burgaleses actuales, lo que no significa menospreciar lo anterior. Y por otro lado la Catedral es algo muy vinculado a los burgaleses: es el espacio y el tiempo de ahora», apunta López-Gil.

«El alma de la Catedral no es solo lo espiritual y religioso, también es lo artístico. Cuando había que hacer una gran obra, hubo una época en la que no se llamaba a gente de fuera, sino que se contaba con artistas burgaleses que habían hecho una carrera en Castilla. Por ejemplo, a Gil de Siloé se le llama, sí; pero se establece aquí y su hijo Diego ya es burgalés, se va a formar fuera, pero vuelve a Castilla y trabaja en la Catedral. Y lo mismo pasa con los Colonia, por ejemplo. La Catedral no ha dejado de ser un foco de artistas», añade Gárate.

Anima Cathedralis, que une ambos aspectos -el espiritual y el artístico- estará abierto al público todo el mes de octubre con la perspectiva del templo de 27 artistas. Entre esculturas monumentales, collages, óleos o acrílicos e instantáneas se colarán conceptos curiosos como gárgolas revisadas, pinjantes (los adornos de las bóvedas) contemporáneos, cristos sobrecogedores, cruces con motivos cotidianos y obras abstractas sobre la mística de una iglesia.

Ante tan elevado número de artistas, los comisarios seleccionaron a cinco «promotores» para que se dividieran la coordinación de todo el grupo. Esta función ha recaído en María José, Fernando Arahuetes, Enrique Barrio, Gerardo Ibáñez y Rufo Criado. El que fuera director de CAB se ha encargado también de la musealización de la sala Valentín Palencia donde se van a exponer las obras y del diseño del catálogo. A López-Gil le tocó buscar los posibles patrocinadores y a Gárate pedir la colaboración del Cabildo. Todos (Luiso Orte, Marticorena, Solaguren, Guillermo Sedano, Ignacio del Río, Pepe Carazo, Sacris, Paula Cuesta, Rubén Arroyo, Fran Herreros, Paula Sampelayo, Igor Torres, Isacio de la Fuente, Rodrigo Alonso, Juan Mons, Juan Martín Oña, David Leal, Néstor Pavón, Cristino, Carlos Armiño, Francisco Ortega e Inés Santamaría) recorrieron la Catedral «para empaparan de su espíritu», sostiene Gárate, que trabaja en la Seo desde 2003.

El concepto de Anima Cathedralis que se materializará en octubre, nació hace año y medio. Convencer a los artistas, que participan de manera altruista, fue más o menos sencillo -los plazos, quizá, la tarea más ardua-. Lo realmente complicado llegó cuando pensaron en la forma de financiarlo. Finalmente han conseguido el apoyo de la Real Casa de La Moneda. Fábrica de Moneda y Timbre, que además está de aniversario (la de Madrid se creó en 1615). Con ellos editarán un millar de catálogos y unos 3.000 folletos. El éxito de la exposición, que confían se produzca, podría suponer su continuidad. «No anual, que quizá es excesivo, pero con periodicidad».