La obra del AVE en Estépar acelera tras la visita del presidente de ADIF

H. Jiménez / Burgos
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Hay turnos de trabajo los fines de semana y se ha empezado a ejecutar el encofrado del falso túnel que amenaza con retrasar la llegada de la alta velocidad, prometida para final de año

El miércoles día 25 de febrero el presidente del ADIF, Gonzalo Ferre, conoció en persona el ‘tapón’ de Estépar. Aprovechando que recorría en un tren en pruebas el tramo de la línea de alta velocidad Valladolid-Palencia se acercó hasta las inmediaciones de Burgos y pudo ver con sus propios ojos el enorme retraso que acumula la infraestructura.
Un mes después la obra ha acelerado. Igual que en su día no informó de la visita de su presidente, ahora el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias no confirma el cambio de ritmo ni lo vincula directa o indirectamente al ‘paseo’ oficial. Pero la realidad es que algo ha cambiado en el entorno.
La obra ha empezado a contar con turnos de fin de semana (se vio máquinas en marcha el pasado sábado), ha aumentado el número de efectivos en la zona y en estos mismos días ha comenzado la extensión de lo que aparenta ser la solera del futuro falso túnel. Como ocurre desde hace meses con la información sobre la línea, no hay detalles técnicos oficiales, pero desde las alturas del cerro contra el que lucha la maquinaria cualquiera puede ver los avances.
En cualquier caso, y pese a que el entorno tiene un nuevo aspecto alejado de los muchos periodos de paralización que ha sufrido este tramo, el ritmo no parece todavía el suficiente como para acabar la línea antes de que acabe este año, tal y como han insistido de forma reiterada los responsables ministeriales.
Cada información que difunde el ADIF sobre la planificación de la llegada del AVE a varias capitales españolas en 2015 incluye a Burgos en las postrimerías del calendario. «A finales de año», se repite en todos los teletipos y resúmenes. La ministra Ana Pastor hace meses que ha sido más prudente y solo afirma con rotundidad que existe disponibilidad presupuestaria suficiente, aun admitiendo que los problemas técnicos podrían acabar retrasándolo hasta el próximo ejercicio.
Además de las dificultades e incertidumbres propias de cualquier trabajo al aire libre que implique semejante transformación del paisaje, ha de tenerse en cuenta el conflicto latente que se ha arrastrado durante meses entre el Ministerio de Fomento y las empresas adjudicatarias. 
Fuentes próximas tanto a la administración como a las constructoras admiten que en más de una ocasión ha estado en riesgo la rescisión del contrato. Ha habido cambios de subcontratas, como el que afectó a finales de noviembre a la que se ocupaba del movimiento de tierras, y que provocó otro retraso añadido al que ya de por sí padecía el tramo de Estépar. Las fuentes oficiales mantienen que ahora la relación entre las partes se ha encarrilado. De todas formas, aún falta mucha tarea por delante.
En las inmediaciones de ese monte, a 15 kilómetros de la capital burgalesa, quedan miles de toneladas de tierra por mover. Tienen todavía por delante una larga primavera, con sus correspondientes parones por las lluvias (y quién sabe si todavía habrá alguna nevada). El viaducto de Frandovínez sobre el río Arlanzón tampoco está totalmente terminado, y falta rematar el propio terraplén sobre el que se asentará el tendido ferroviario.
 
Plazos de 7 meses. Todo eso corresponde a la fase de plataforma. Después llegará la colocación de traviesas, raíles, catenaria y señalización. Son trabajos que no podrán empezar hasta que concluya la plataforma y que según el concurso por el que salieron a licitación tienen un tiempo de ejecución de 7 meses, aunque las empresas podrán hacer acopio previo y acortar notablemente el periodo de colocación.
Hay que adaptar igualmente la estación Rosa de Lima, donde habrá un cambiador de ancho europeo para que los trenes de alta velocidad puedan continuar por la vía convencional hacia el norte. Esa labor tampoco se ha iniciado, y su plazo de ejecución también está establecido en 7 meses.
Finalmente, cuando la línea esté completamente lista, se iniciará un periodo de pruebas hasta que los primeros trenes con servicio comercial lleguen a Burgos procedentes del nudo de Venta de Baños. Por todo ello se antoja casi un imposible que la capital burgalesa reciba en 2015 a un tren de alta velocidad con pasajeros reales, pero ADIF insiste y le quedan 9 meses para cumplir su anuncio.