La crisis echa de la provincia a una generación clave para la economía

H. Jiménez / Burgos
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Casi 15.000 jóvenes menos. Burgos ha visto desaparecer del censo a 14.500 personas de entre 18 y 34 años en el último lustro, desde que cambió el ciclo

Dos jóvenes toman un tren en la estación Rosa de Lima, en Burgos. - Foto: Marina Palacios

Dos Briviescas enteras pobladas por hombres y mujeres jóvenes con un nivel de salud muy alto, recién acabada su formación, en edad de entrar de lleno al mercado de trabajo, cotizar para pagar las pensiones de los actualmente jubilados y en el momento vital biológicamente más apropiado para tener hijos que en el futuro continúen con el ciclo económico y demográfico. Eso es lo que ha perdido la provincia de Burgos en los últimos cinco años.

En solo un lustro, el que separa 2008 de 2013, el censo burgalés ha pasado de contar con 85.378 personas entre los 18 y los 34 años a tener solo 70.973 según los datos del Instituto Nacional de Estadística. La pérdida en números absolutos sería de 14.405 habitantes jóvenes (un 16,85% en términos relativos) mientras el conjunto de la población total apenas ha disminuido en 2.400 personas en ese mismo periodo. Y eso con fecha 1 de enero de 2013 (los últimos con carácter oficial y definitivo), porque los primeros avances provisionales de julio de 2013 apuntan a que el dato ha caído claramente por debajo de los 70.000 hasta el entorno de los 68.000.  

Desde el inicio de la crisis económica la tendencia a la baja es constante en la franja de edades que la oficina estadística europea Eurostat suele utilizar para hablar de población joven. Y lo más preocupante es que las cifras no se estabilizan sino que se van agravando. Tras el tope alcanzado en 2008 la primera bajada interanual provocó la pérdida de 1.709 habitantes en solo 12 meses. La segunda fue aún peor, con 3.259.

En el año 2011, mediado el nuevo ciclo económico y cuando la situación parecía normalizarse, la caída se rebajó hasta los 2.734 pero el frenazo fue un espejismo, porque al año siguiente la sangría demográfica se agravó. Cuando llegó 2012 la pérdida ascendió a los 2.883 y durante el último año fue aún mayor y batió el récord con nada menos que 3.820 jóvenes menos empadronados en la provincia.

Del estudio a la mudanza

Las razones de esta pérdida son múltiples pero en el fondo de todas ellas subyace la crisis económica. Están, por una parte, los jóvenes nacidos en Burgos que acaban residiendo en otras provincias españolas por la falta de oportunidades aquí.

Es el caso de cientos de universitarios que cada año se marchan a estudiar fuera de su ciudad y cuyo grado de especialización no encuentra respuestas a nivel provincial. Por eso acaban trabajando en otras provincias españolas (habitualmente en ciudades de mayor tamaño como Madrid, Barcelona o Valladolid) y allí rehacen su vida.

También sucede que la crisis española empuja a burgaleses a emigrar al extranjero para buscar las opciones laborales que España les niega. Según el INE casi 400 burgaleses salen cada año del país, y de ellos el 37,7% tiene entre 20 y 44 años.

Por último, los extranjeros que en su día vinieron a nuestro país cuando el ciclo económico era favorable ahora empiezan a regresar a sus lugares de origen o se desplazan a otras provincias donde aún tengan un hueco laboral. Solo en los dos últimos años la pérdida de extranjeros entre los 18 y los 34 años asciende a 2.008 personas. De los 14.398 que había registrados en 2011 se pasó a los 12.390 en 2013. Porcentualmente aún suponen un 17,45 por ciento de la población joven, y en algunas edades, como las que van desde los 30 hasta los 33 años, rondan el 20%.

Más pérdida masculina

La pérdida de población joven afecta en mayor medida a los hombres que a las mujeres, pues de los 14.405 ‘desaparecidos’ entre 2008 y 2013 son varones 8.255 y las 6.150 restantes pertenecen al colectivo femenino. Detrás de esta diferencia podría haber también motivos económicos, principalmente entre los inmigrantes que en su día se desplazaron a España buscando un empleo que en buena medida eran de sexo masculino.

Es pronto para valorar las consecuencias de la caída demográfica juvenil, pero puede suponerse que en los próximos años, y si el ciclo económico no se recupera notablemente, habrá un menor porcentaje de trabajadores que coticen para pagar las pensiones o de parejas en edad fértil que aporten niños a la pirámide poblacional. Será un nuevo factor de envejecimiento en una provincia que cada vez acumula más mayores y menos savia nueva para asentar sus bases a largo plazo.