Del monte de Quintanar a la costa gaditana

B.A.
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La Cabaña Real de Carreteros transporta el pino que simulará un mástil en una plaza de Sanlúcar como homenaje a la nao Victoria, la única que regresó de la primera vuelta al mundo

El árbol, de 20 metros de longitud y 1.500 kilos de peso, se cortó en primavera, en el paraje de Laguna Penedilla de Quintanar de la Sierra, y mañana llegará a Burgos capital. - Foto: Luis López Araico

Sanlúcar de Barrameda. Esta localidad gaditana figura como destino final del pino que durante estos días transporta la Cabaña Real de Carreteros. Allí se colocará en una plaza simulando ser el mástil de un barco como homenaje a la nao Victoria, la única de las cinco naves que regresó de la primera vuelta al mundo capitaneada por Magallanes hace cinco siglos. Un acto que está enmarcado dentro de las iniciativas conmemorativas que por este motivo viene desarrollando la Fundación Puerta de América, desde donde se pusieron en contacto con la Cabaña Real de Carreteros, ya que querían contar con un símbolo burgalés dentro de sus propuestas. Fue así como se llegó al acuerdo de cortar un pino en Quintanar de la Sierra para rendir homenaje a los exploradores y sus barcos por su hazaña en esta localidad gaditana. 

El árbol, de 20 metros de longitud y 1.500 kilos de peso, se cortó en primavera, en el paraje de Laguna Penedilla de Quintanar, y desde el pasado fin de semana ha ido completando diferentes etapas gracias al esfuerzo de una pareja formada por un buey y una vaca que tiran del carro que lo portan. Una comitiva formada por más de una treintena de personas acompaña a los animales que ayer llegaron a Revilla del Campo unas horas antes de partir de Campolara. Cascajares-Campolara fue la etapa anterior, la que hicieron el jueves, después de haber recorrido también en carro el fin de semana pasado los kilómetros que separan Quintanar de Palacios. Días de travesía por las mañanas, con comidas y pernoctaciones en los pueblos de fin de etapa, donde las charlas, las partidas de cartas y las visitas turísticas por el entorno completan estas jornadas en ruta en la que levantan la expectación por donde pasan. 

Hoy está previsto que aparezcan en Modúbar y mañana harán su entrada en la capital, donde el ejemplar quedará expuesto durante unos días en el Paseo de Atapuerca. «Para que la gente pueda ver el pino, que tiene más de 150 años, pero también para explicarles a través de carteles su origen, para que se va a usar y la importancia que tuvo Burgos en la primera vuelta al mundo, algo que todavía no nos terminamos de creer», explica Antonio Martín Chicote, de la Real Cabaña de Carreteros.

En Burgos culmina la primera fase de su transporte y aunque el destino está claro, lo que aún falta por definir es cómo va a llegar el pino hasta la localidad costera andaluza. «Los últimos kilómetros hasta Sanlúcar los queremos hacer también con un carro tirado por bueyes», puntualiza Antonio Martín, que confiesa que están en conversaciones con la Armada, para que esta pueda llevarlo en barco desde Santander hasta el sur. «Así se hizo tradicionalmente y así nos gustaría hacerlo, nosotros lo acercaríamos hasta la ciudad cántabra y luego lo bajarían por el mar. Pero aún no está claro que pueda ser así», comenta Martín, que tampoco descarta hacer alguna etapa con el carro y los animales de camino al Cantábrico. 

Otra de las ilusiones de la Cabaña Real de Carreteros sería pingar un mayo en Sanlúcar, como se hace en la mayoría de las localidades serranas. «Un mayo que salude al mar», explica Antonio Martín en relación a esta otra propuesta. De momento, lo que se izará junto a la desembocadura del Guadalquivir será este pino mástil, que viajará desde el monte de Quintanar hasta la costa gaditana para dejar allí parte del mayor orgullo serrano, un trocito del corazón de sus bosques. 

La honra de estos pueblos. Desde la Cabaña Real de Carreteros reivindican la importancia del trabajo de generaciones y generaciones de pinariegos para conseguir crear unos montes como los que hoy en día posee toda la comarca. «Con proyectos como este queremos dar a conocer como se hace un bosque, que no es solo una obra de la naturaleza, sino del manejo humano de los montes», subraya Antonio Martín, para el que este pino que estará en Sanlúcar supone también un homenaje a todos los pueblos selvicultores. 

Para Martín, el orgullo de cualquier servicultor es ver su madera en alguna obra civil y alerta del peligro que supone para los bosques la desaparición de los pueblos. «El resultado de nuestros montes actuales es fruto de mucho trabajo por parte de nuestros antepasados», recalca. 

Este proyecto busca también resaltar el papel de los bosques en toda la aventura que supuso el intercambio de mercancías con América a través de la Carrera de Indias y «la importantísima labor que desempeñaron los casi 10.000 carros de la Cabaña Real de Carreteros para digerir el enorme tráfico comercial», añade Martín.