Destino: Australia

Gadea G. Ubierna / Burgos
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Burgos es la provincia de Castilla y León que más emigrantes ha aportado al país oceánico en los últimos cinco años: un total de 37. Ya hay 177 empadronados allí

Australia está escalando posiciones a pasos agigantados en el orden de preferencias de los burgaleses que se plantean emigrar por diversas razones, casi siempre económicas y/o laborales en estos últimos años. Una prueba puede ser que cada vez hay más nacidos en Burgos viviendo en el país oceánico e incluso engrosando el Padrón de Españoles Residentes en el Extranjero (PERE), que según los datos más actualizados, a fecha 1 de enero de 2014, ya contaba con 177 burgaleses. Burgos es la provincia de Castilla y León que más emigrantes está aportando: 37 en el último lustro, según cifras oficiales del Instituto Nacional de Estadística (INE).

Es indiscutible que este flujo de emigrantes está muy lejos del que ha escogido otros destinos más frecuentes como Alemania, Francia o Estados Unidos, pero es significativo por lo distante y también por las dificultades que, hasta ahora, tenían los jóvenes españoles para instalarse. Hasta noviembre del año pasado lo habitual era solicitar un visado de estudiante, que permite trabajar legalmente 20 horas a la semana y, en caso de disponer de algunos ahorros, mantenerse relativamente bien en un país con un nivel de vida alto. Pero en septiembre del año pasado los gobiernos español y australiano pusieron punto y final a catorce años de negociaciones para conseguir que un máximo de 500 jóvenes españoles consiguieran las mismas condiciones de estancia que coetáneos de otras nacionalidades con un visado especial que permite estudiar y trabajar a jornada completa desde noviembre (visado Work and Holiday). Esta era una reivindicación muy antigua que, ahora, por fin es una realidad y que, según indicaba la embajada de España en Australia en su cuenta de Twitter a finales de enero, todavía se puede solicitar. Y es muy probable que las cifras de emigrantes en los próximos años se incrementen de forma significativa por este motivo.

En cualquier caso, Diario de Burgos ha contactado con tres burgaleses o con raíces en la provincia que se han marchado a Australia en los últimos años y esta es su experiencia.

Silvia Coca Urrez | 30 años. Sidney

«Si vienes con ganas de trabajar duro puedes ganar mucho dinero»

La barcelonesa de madre burgalesa Silvia Coca Urrez - la familia materna es de Villasur de Herreros- no necesitó mucho tiempo para convencerse a mediados del año pasado de lo conveniente de dejarlo todo y empezar de cero. El mal de amores fue la causa que impulsó a Coca a cambiar de país, huso horario y hasta de hemisferio y, en resumen, lo que la llevó a instalarse en septiembre en el Down Under (abajo debajo, en inglés literal), forma coloquial de denominar a Australia por su ubicación en el globo terráqueo. «Soy abogada y trabajaba en la asesoría jurídica de un banco, pero en febrero del año pasado me rompieron el corazón y pensé que a punto de cumplir 30 años era mi momento. ‘O ahora o nunca’, me dije», explica a través del correo electrónico y matizando que también quería estudiar inglés.

Así que empezó a planificar su aventura con el apoyo y compañía de su hermano Juan Carlos (ver testimonio adjunto), que se apuntó de inmediato y que le ha ayudado a adaptarse y asimilar el cambio. «No sentí en ningún momento el miedo a lo desconocido. Y no descartamos ir a vivir a otra ciudad. Nos apetece mucho ir a un pueblo pequeño, juntos o separados», apunta.

Los hermanos Coca, como la mayoría de los emigrantes españoles que escogen Australia, tramitaron un visado de estudiante, que permite a los extranjeros trabajar legalmente un máximo de 20 horas a la semana. Y como las remuneraciones son altas, incluso en los trabajos sin cualificar, es factible mantenerse con los ingresos que se generan en jornadas de tres o cuatro horas al día. «Yo estudio inglés por las mañanas y por las tardes trabajo en un restaurante. Algo muy diferente a lo que hacía en Barcelona y aunque está claro que no es un trabajo para toda la vida, forma parte de la experiencia. Estoy muy contenta», cuenta, añadiendo que este es uno de los grandes alicientes del país para los extranjeros. «Si vienes con ganas de trabajar duro puedes ganar mucho dinero», dice. A esto añade la forma de vivir de los australianos, para quienes «la filosofía de vida es el ‘take it easy’, no te compliques. ¡Creo que deberíamos aplicarlo en España!».

El visado de esta barcelonesa, pero de corazón burgalés -«estamos muy arraigados al pueblo»- expira en junio, pero ya ha decidido prorrogarlo hasta septiembre y casi con toda seguridad vuelva a alargarlo hasta Navidad. «¡Este país tiene algo que te atrapa!», concluye.

J. Carlos Coca Urrez | 27 años. Sidney

«Es difícil encontrarle competencia: hay un 5% de paro y cuidan de cine su flora y fauna»

Juan Carlos Coca Urrez, barcelonés con ascendencia burgalesa por parte de madre -de Villasur de Herreros- no había previsto mudarse a Australia, pero su experiencia Erasmus en Lovaina (Bélgica) como estudiante de Derecho le metió el gusanillo de vivir en el extranjero y cuando su hermana Silvia le propuso poner tierra y mar de por medio (ver texto adjunto) aceptó de inmediato. «La razón principal fue perseguir la aventura de mi vida y la secundaria, demostrame que una vida más tranquila y con un sueldo digno era posible», explica en un correo electrónico.

A mediados de septiembre llegó a Sidney y enseguida se matriculó «en un par de cursos vocacionales» en una Escuela de Negocios. «Son muy simples, pero la gracia es poder estudiarlos en inglés y adquirir un vocabulario más amplio», explica. Y dado que el coste de la vivienda y de la vida en general en Australia es alto, Coca aprovecha al máximo las ventajas del visado de estudiante, que le permite trabajar 20 horas semanales. «Por las mañanas trabajo en una cafetería, también doy clases de castellano y estoy a la espera de noticias sobre nuevas aventuras laborales», cuenta.

Este licenciado en Derecho  con formación en Estudios Europeos y de Género y Sexualidad considera que los principales alicientes de su actual país de residencia son «desde un punto de vista subjetivo, su naturaleza y la alegría de sus gentes. Pero si tengo que exponerme a la objetividad, creo que el 5% de paro y las grandes oportunidades de encontrar trabajo y prosperar económicamente». Todos ellos aspectos importantes en cualquier parte, pero sobre todo en un país como España en el que el paro sigue rondando el 25%. «Y si a todo eso le sumas que es un país anglófono y que tiene una calidad de cine en el cuidado de su flora y de su fauna, ¡es difícil encontrar competidores!», asegura.

Al igual que su hermana, tenía previsto quedarse diez meses en Oceanía, pero lo positivo de su experiencia le está animando a prolongarlo por un tiempo indefenido. Aunque tampoco oculta que su planteamiento es «volver, aunque sea de visita».

María Pardo Olmedo | 30 años. Melbourne

«Conocemos a gente que se tuvo que volver a España. Hay que ser constante y trabajador»

María Pardo Olmedo, burgalesa de 30 años y arquitecta de interiores de profesión, llegó a Melbourne el pasado verano junto a su pareja, aparejador. Los dos forman parte de uno de los colectivos profesionales más tocados por el parón de la construcción, así que llegó un momento en el que decidieron sumar sus ganas de aventura con la oportunidad de aprovechar las dificultades laborales en España para estudiar inglés en un país anglófono. «Estudiar inglés en Irlanda o Inglaterra puedes hcerlo en cualquier momento, pero vivir una temporada en Australia es algo que solo se hace una vez en la vida. Es una

experiencia con mayúsculas», explica la joven en un correo electrónico.

Otro de los puntos que jugaron a favor de la elección de destino fue el hecho de que el visado de estudiante permitiera trabajar unas horas al día, algo que Pardo aprovecha para prepararse el certificado

internacional de inglés y «cuidar de un bebé varios días a la semana y trabajar en hostelería. Todo suelen ser empleos casuales, aunque a medida que mejoremos el idioma buscaremos colaboración en algún estudio de arquitectura». Sin embargo, matiza que no todo es un camino de rosas. «Trabajo hay de todo y en cantidad. Si eres constante y trabajador, creo que lo tienes fácil, pero también es cierto que conocemos a gente que no tuvo suerte por aquí y se tuvo que volver a España».

Su intención es quedarse en Oceanía hasta octubre, pero tampoco descarta renovar el visado, porque está encantada con la vida en Melbourne. «Tienes las cuatro estaciones del año en un día, dicen que es más fácil encontrar trabajo que casa de alquiler, te multan con 9.000 dólares por tirar una colilla por la ventana y además vas un mes a la cárcel, los perros viajan en transporte público, las tiendas y negocios cierran a las cinco pero puedes ir al supermercado a medianoche, se come aguacate y huevos todos los

días, todo se hace en sentido contrario, los obreros trabajan en pantalón corto, hay festivales todos

los fines de semana... En fin, para entenderlo, hay que vivirlo».

Ahora, Pardo tampoco oculta que echa mucho en falta España y, como no podía ser de otra manera, «salir de cañas y tapas. Es algo que quí nunca vas a tener».