Un festín con vistas

J.C.O. / Caleruega
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El Ayuntamiento de Caleruega habilita junto con ganaderos de la localidad un muladar con fines educativos que se complementa con la rehabilitación de un palomar como centro de observación de los buitres en pleno banquete

En los primeros festines experimentales se han contado más de 300 buitres. - Foto: Diario de Burgos

 
Pocas imágenes hay tan sobrecogedoras e impactantes, quizás por el temor a llegara formar parte algún día del menú, como contemplar en vivo y en directo a cientos de buitres leonados dando cuenta de un auténtico festín y disputándose los restos del cadáver de algún animal. 
Este cautivador e inquietante espectáculo puede presenciarse desde hace algunos días en Caleruega donde el Ayuntamiento ha promovido, junto a tres ganaderos de la localidad, un muladar donde multitud  de estos gigantes alados se abalanzan sobre la comida que les depositan y de la que dan cuenta en apenas unos minutos dejando prácticamente solo los huesos.
La autorización, según reconoce la directora de Medio Natural del Servicio Territorial de Medio Ambiente de la Junta, Consuelo Temiño, se ha otorgado exclusivamente porque la instalación reúne una característica especial: su enfoque educativo, ya que la actual red de muladares se considera suficiente para satisfacer la demanda.
Y es que asociado al comedero, emplazado en la meseta de El Cotarrón, se ha habilitado un original punto de avistamiento aprovechando un antiguo palomar en ruinas ubicado en la pendiente del cortado. Una privilegiada situación que permite disfrutar de la vista de estas imponentes rapaces carroñeras, cuya envergadura puede llegar a los 2,5 metros, a una intimatoria distancia de apenas 10 metros a la que aprecian perfectamente los inquietantes sonidos que producen al golpear con los picos, aletear o disputarse la carroña.
 Un observatorio que Temiño calificaba de «fantástico». Perfectamente integrado en el paisaje, ofrece muchas posibilidades ya que es más grande de lo que es habitual en lagunas u otros puntos de avistamiento de aves que, por ser más huidizas, se sitúan más alejados.
La iniciativa, según explica el alcalde calerogano, José Ignacio Delgado, nació bajo el objetivo de recuperar y poner en valor el palomar, único de estos elementos etnográficos que se conserva en el municipio y cuya titularidad pasó al Ayuntamiento con la concentración parcelaria. Un inmueble peculiar, puesto que también era vivienda, y con valor histórico añadido ya que formaba parte del Coto de la Quiñonera donde se alzaba el poblado de San Martín de Bañuelos o Bañuelos de la Calzada, anterior a Caleruega pues las primeras referencias documentales son del año 976 y hay testimonios de que allí vivió el rey Alfonso VIII.
Si bien la idea inicial era aprovecharlo como punto de avistamiento de pájaros, la implantación de dos granjas porcinas en la localidad y el cambio de normativa de eliminación de cadáveres propició que se reorientara un proyecto en el que se han invertido 9.000 euros, de los cuales se esperan recuperar 6.000 vía subvención.
Delgado se muestra muy ilusionado con esta experiencia de educación medioambiental que va a constituir un nuevo atractivo para una localidad que ha apostado decididamente por la explotación turística de sus recursos naturales, consciente del potencial que encierran. Una propuesta que se va a sumar al centro de interpretación de Las Loberas sobre el hábitat de las aves esteparias y el mundo pastoril y que se ha ofrecido para integrarlo en una de las rutas de turismo ornitológico del proyecto Trino. «Que los niños o la gente mayor puedan ver a los buitres comer a 8 ó 10 metros la verdad es que es un espectáculo que merece la pena. Es una manera más de enseñar la naturaleza y el respeto que hay que tener al medio ambiente», señala.
Inicialmente el muladar se ha limitado a una aportación anual de 10.000 kilos porque se exige tener controlada la cantidad de comida de la colonia de buitres de la zona  para que n o se aburguesen. A la espera de poder contar con un guía especializado, la llave del observatorio está disponible, previo depósito de un DNI, en el Ayuntamiento, los bares o el hotel. Aunque por el momento no hay unos días concretos instituidos para dejar los cadáveres, Delgado garantiza que si un grupo grande organizado está interesado en presenciar un festín, siempre que avise con suficiente antelación «se puede coordinar con los ganaderos la comida a la carta y nadie va a quedar desatendido».