El muro

@LouMatilla
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"Aunque físicamente estoy un poco derrotada y mentalmente como una montaña rusa, me siento aún con ganas de seguir peleando; ¡claro que las tengo! Y motivos también"

A veces resulta muy difícil saltar por encima de un muro que nos supera en altura y en firmeza por motivos evidentes, pero nadie ha dicho que no podamos hacerlo. Podemos hacerlo sin perder la calma y sin perder los nervios, estoy segura, sólo hay que buscar la manera.

Y ahí me encuentro en este momento; intentando saltar por encima del último que se me ha plantado delante, algo que he conseguido hasta ahora pero que cada vez se vuelve más complicado porque las fuerzas empiezan a flaquear y el cuerpo ya arrastra un cansancio considerable.

Desde la última quimio he tenido toda clase de efectos secundarios: los ya habituales dolores musculares, náuseas, estreñimiento, cansancio, fatiga…y desde hace unos diez días se ha venido a vivir conmigo un terrible dolor de garganta que me ha llevado al médico ya dos veces porque no mejora, es más, ha empeorado; con lo que el comer y el dormir se han convertido en todo un reto. Al final, lo que he querido evitar y no ha podido ser: antibiótico. Esto significa que probablemente me bajen más las defensas: ¡MÁS! Y mi miedo ahora es pensar en cómo estarán para el martes, que es el día de mi quinta sesión.

Esto parece la pescadilla que se muerde la cola: te dan quimio, te pones mal, te dan medicamentos para ponerte bien y al mismo tiempo hacen que estés débil para aguantar la siguiente. He conseguido superar las cuatro primeras sesiones, las más fuertes y estoy a punto de empezar el segundo ciclo, algo por lo que me siento enormemente contenta porque sé que ya queda menos camino.

Aunque físicamente estoy un poco derrotada y mentalmente como una montaña rusa (seamos sinceros; esto es muy difícil de aguantar sin venirse abajo: cansancio, falta de sueño, dolores…), me siento aún con ganas de seguir peleando, ¡claro que las tengo! Y motivos también, a pesar de todo tengo claro que debo seguir.

Además, esta semana, la pequeña de la casa también se ha puesto enferma y lo que más oigo es que trate de no acercarme mucho a ella porque no es bueno para mí. Ya, eso ya lo sé, pero es mi hija. Y si ella me llama por la noche porque tiene fiebre, yo me levanto. Y si extiende los brazos para que me quede junto a ella y le de un abrazo, pues yo la abrazo. Y si ella me necesita, yo saco la fuerza de donde haga falta, aunque no la tenga. Y si tengo que quedarme otra noche sin dormir porque ella está mal, pues me quedo. Y si me tiene que pegar algo, que me lo pegue, que ya veré yo cómo salgo de esta.

Treparé por el muro para llegar al siguiente, y si yo sola no puedo, pediré ayuda y entre todos, podremos. Aquí el truco está en no darse nunca por vencido.