Un paseo de la mano del arte callejero

DB / Burgos
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Los mimos, músicos y malabaristas tomaron la arteria principal del casco histórico mientras otros se dedicaban a practicar el remo

Pipol contó con la colaboración del público. - Foto: Diario de Burgos

 
La continuidad del programa de los actos de las fiestas patronales arandinas fue la tónica de las horas diurnas a lo largo de la jornada de ayer. Tanto en el tipo, como en la cantidad y la calidad. Y es que el VII Encuentro y Concurso de Artistas Callejeros y Mimos en su segunda jornada contó con la escasa participación de tres artistas y dos mimos, que repitieron su presencia callejera a la hora del vermú y al cierre vespertino de los comercios, para amenizar el paseo de los transeúntes por las calles principales del casco histórico, unos con más éxito que otros.
Los mimos respondieron más a la denominación de estatuas humanas, ya que las dos propuestas de ayer fueron más que hieráticas. Por un lado, ‘La isla de los amores’, una composición de tres personajes ‘esculpidos’ en piedra que no realizaban movimiento alguno durante su exposición; y por otro un pequeño personaje inspirado en el éxito cinematográfico de James Cameron, Avatar, realizaba mínimas interacciones con los que con una moneda buscaban respuesta en forma de movimiento.
Quienes sí que interactuaban con los espectadores eran los artistas callejeros. Como si de una metáfora de la tendencia de la vuelta a los escenarios de los grupos punteros de otras décadas, The Monguers dio vida a los integrantes de una formación trasnochada que, buscando alargar su fama ante sus seguidores, pedía frases a su público para, con ellas, improvisar una canción en ese mismo momento. 
Mientras eso sucedía al inicio de la plaza del Trigo, en la confluencia con la calle Isilla, Pipol mostraba todo su abanico de equilibrios y malabares. Toda una lección de circo callejero en el que la interacción y participación del público es fundamental para los artistas, tanto para dar forma a su número como para animarles a seguir con su labor. El paseo artístico culminaba ayer (o empezaba, dependiendo de la orientación del paseo) en la plaza de la Constitución con las acrobacias aéreas de Bambalas. A cuatro metros de altura, las protagonistas se desperezan y buscan demostrar su habilidades ante el público, pero no hacen más que cometer errores, desde su punto de vista. Estos traspiés esconden una habilidad que ellas mismas no acaban de valorar. Poco a poco, sobre el imponente columpio y con las telas verticales son capaces de demostrar que la unión hace la fuerza y que la inmediatez del día a día nos impide apreciar nuestras acciones. Un espectáculo muy visual con la moraleja de que las pequeñas metas de cada día tienen su importancia y que lo más valioso es lo que nos vamos encontrando en el camino. 
Como novedad, en la mañana de ayer se celebró el I Campeonato de Barcas de Remo entre Peñas, organizado por el bar El Barriles. En la competición, individual y por parejas, participaron todas las peñas arandinas menos una y la victoria fue para Tierra Aranda en la categoría de dobles, con Javier Miguel y Rafael de las Heras de remeros, y para La Amistad en la individual, gracias al esfuerzo y la pericia con los remos de Roberto León. Para ser la primera cita con esta competición, el número de participantes fue aceptable, aunque a unos les costó más que a otros hacerse con la técnica de mover las barcas por el río en el recorrido entre el embarcadero y el puente. Los que cruzaron la meta en primer lugar se llevaron un porrón de barro que les acreditó como triunfadores.