En época de recortes y estrecheces en lo que a las arcas municipales se refiere, pagar por unos servicios de los que también se benefician ciudadanos de otras localidades suele resultar un agravio para cualquier ayuntamiento. Este es el caso del Consistorio de Milagros que, con el inicio del nuevo curso escolar, ha planteado por boca del alcalde milagreño, Juan Molina, el agravio comparativo que supone para su economía el tener que afrontar en solitario las facturas que dimanan del Colegio Rural Agrupado (CRA) Valle del Riaza, cuyas instalaciones principales se encuentran en Milagros. «Es una gran cosa tener un colegio, aunque sea agrupado, y tenerlo en nuestro domicilio, porque para nuestros niños es mucho más cómodo no tener que andar desplazándose en autobús o así, pero por otra parte, me parece absolutamente injusto que los gastos de mantenimiento, de calefacción, alumbrado, limpieza y demás los tenemos que soportar únicamente el municipio donde está ubicado el colegio, los otros no participan en nada», comenta Molina, recordando que los ayuntamientos implicados serían Fuentenebro, Moradillo de Roa y Adrada de Aza.
Tras plantear esta situación que considera injusta ante el delegado de la Junta de Castilla y León en Burgos, Baudilio Fernández Mardomingo, que le trasladó que la Administración regional «no ve una forma fácil de poder forzar a los otros ayuntamiento a que participen de una manera efectiva en el tema», Molina pretende optar por una línea de negociación que el propio delegado apuntó. «Me ha sugerido que de una manera amistosa hable con los otros alcaldes y que intentemos repartir un poco los gastos. Emprenderé unas reuniones con ellos a ver si podemos lograr algo porque para nosotros es un palo el tener que pagar todo el gasoleo que se gasta en el colegio», adelanta el alcalde de Milagros.
Desde el Ayuntamiento milagreño han calculado que, solo en alumbrado y gasóleo para la calefacción del centro, esta entidad local paga una media de 12.000 euros al año. Una cifra a la que hay que sumar «las pequeñas labores de mantenimiento de cuando se rompe aquí una persiana, una luz, una cisterna de un váter que hay que mandar arreglarlo, y la limpieza, que la hacemos con una persona que hemos contratado para todas las dependencias municipales», asegura Molina. Una cifra que puede parecer pequeña pero que, para una localidad como la milagreña, da para pagar muchas facturas e, incluso, realizar inversiones en el municipio.