La catedral de mi infancia

B.G.R. / Burgos
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La plaza del Rey San Fernando era ayer un hervidero de turistas en busca de la mejor foto de una Seo que no veían desde niños

Viajeros solicitando información en el Centro de Recepción de Turistas. - Foto: Tomás Alonso

 
La primera vez que vieron la Catedral eran unos niños. Con el paso de los años, el recuerdo de aquel impresionante monumento se fue desdibujando, aunque sin perder  la esencia de una gran imagen. Tal es así, que ahora de adultos han decidido aprovechar la Semana Santa para volver a contemplarla, fijarla en la memoria e inmortalizarla en una foto.
Joseba y Carlos estuvieron de pequeños en Burgos y han querido regresar aprovechando estos días festivos, aunque mañana volverán al trabajo. «Cuando pasábamos por la autovía de vacaciones siempre decíamos que algún día teníamos que parar», explican sorprendidos del clima que han encontrado, después de haber dejado también un día espléndido en su ciudad, Bilbao. Y eso es lo que han hecho, dispuestos a disfrutar de la capital con «tranquilidad», sin prisas por ver cuantas más cosas mejor, y a degustar su gastronomía desde una terraza. 
«Está muy bien lograda la integración de los edificios antiguos con las zonas nuevas», subrayan elogiando los paseos por las calles peatonales, al tiempo que incluyen las riberas del Arlanzón como uno de los atractivos que más les ha sorprendido.
Todo ello con permiso de la Catedral. Ese monumento que también ha querido volver a ver Iván, después de que lo hiciera cuando era un niño y el recuerdo de aquel momento hubiera perdido fuerza.  «Estéticamente es preciosa», subraya con el asentimiento de Leire, que avanza su intención de conocer el interior  antes de regresar a Vitoria.
 
El boca a boca. Raquel y Andrés se quedarán algo más de tiempo (dos días) porque su viaje ha sido un poco más largo. Vienen de Cuenca, animados por familiares y amigos que les han hablado muy bien de la ciudad del Arlanzón. No tienen una ruta planificada, sino que más bien se dejarán llevar «por lo que surja», después de haber consultado horarios en el Centro de Recepción de Visitas (Citur). 
Lo mismo que han hecho Manuel, María y Maite, que llegaron el pasado miércoles de Madrid y se quedan hasta hoy. «Nos habían dicho que Burgos tenía la Catedral más bonita de Europa, incluso mejor que la de Notre Dame», afirma esta última para más tarde no dudar en dar la razón a quien le había hecho tal afirmación. Pero sus elogios van más allá del emblemático monumento. «Es una ciudad que enamora, propicia para venir a descansar una vez que ya la has conocido», manifiesta desde el convencimiento de que volverá, al menos a la provincia por cuanto quiere conocer a toda costa las bodegas de Páramo de Guzmán en Roa.
Recorrer el centro y por la noche subir en el tren turístico para contemplar la capital iluminada son sus planes de vacaciones en Burgos. Eso sí, con permiso de la gastronomía y previa parada en alguno de los locales más típicos para comer morcilla y chorizo.