La DGT hará públicos los 50 tramos de carretera donde multará el radar móvil

I. Elices / Burgos
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Visibles. Los aparatos, bien colocados en coches o en trípodes, no estarán escondidos. En mes y medio estará la lista burgalesa.

La Jefatura Provincial de Tráfico ha concluido ya el trabajo de campo que le permitirá escoger los 50 tramos de carreteras convencionales burgalesas donde se establecerán todos los controles de radar móvil en estático que llevará a cabo la Guardia Civil. Todos esos trayectos, además, serán publicados en la página web de la DGT «para que sean de conocimiento público». En un mes y medio o dos meses ese listado ya estará elaborado y colgado en el portal del ente dependiente del Ministerio del Interior.

Burgos forma parte junto a otras seis provincias -Ávila, León, Segovia, Valladolid, Cádiz y Asturias- de un proyecto piloto de la DGT que después se extenderá a todo el territorio nacional. En esos 50 tramos actuaran los radares móviles en parado. En el resto de vías de la provincia los cinemómetros itinerantes de la Benemérita también funcionarán pero solo instalados en un coche y en «dinámico». Es decir que el vehículo camuflado de la Guardia Civil podrá multar en el resto del territorio solo si está en marcha, con lo que «cazará a aquellos conductores que le adelanten a una velocidad inadecuada», señala el jefe provincial de Tráfico, Raúl Galán.

Lógicamente, seguirán funcionando los 10 radares fijos repartidos por la provincia. Hay que recordar que están ubicados en la A-1, con cuatro, en los kilómetros 146, 237 (hacia Madrid) y 194, 234 (en dirección Burgos); en la CL-629, la de Villarcayo, en los kilómetros 68, 75, 87 y 99, y en la N-I, en dos ubicaciones, los kilómetros 271 y 302. Y el helicóptero Pegasus, de la DGT, también patrullará con frecuencia las carreteras burgalesas para medir la velocidad a  la que circulan los usuarios.

En estas claves se resume el sorprendente anuncio que hizo la semana pasada la directora general de Tráfico, María Seguí, en un encuentro con los medios de comunicación. ¿Será pública la ubicación de todos los radares? No, solo de aquellos que funcionen en estático en los tramos elegidos por la Jefatura Provincial y los fijos, que llevan años publicados en la web de la DGT. De la presencia de cinemómetros itinerantes que multen en dinámico no habrá información al ciudadano, como tampoco la habrá de los itinerarios que efectúe el helicóptero Pegasus.

Además, los radares móviles dispuestos en esos 50 tramos «serán totalmente visibles e identificables». Los vehículos o los trípodes donde se instalen «no serán colocados detrás de árboles, edificios o estructuras arquitectónicas».

¿De acuerdo a qué criterio elige la DGT los trayectos donde más funcionará el radar? Ha establecido un índice que tiene en cuenta el tipo de vía, la afluencia de vehículos, las velocidades medidas y la accidentalidad. «No es que sean las más peligrosas, pero sí las más susceptibles de ser sometidas a mayor vigilancia», advierte Galán. Eso sí, todas serán carreteras convencionales, quedan fuera las autovías y las autopistas. Y entre esas vías, también denominadas secundarias, caben todas, «las provinciales, las autonómicas y, claro, las nacionales».

Estos trayectos distarán en longitud. «Puede que algunos tengan 15 kilómetros, otros 30 y otros solo dos», explica. Y en la web de la DGT será publicada la descripción del tramo, de qué punto a qué punto, no en qué lugar del mismo será colocado el radar. Esa información no se dará y su emplazamiento podrá variar en el itinerario a lo largo de los días.

La nómina de trayectos no será fija. La DGT todavía no ha decidido con qué frecuencia la modificará pero «la idea es eliminar del catálogo aquellos tramos donde menos problemas de velocidad se detecten e incorporar otros donde haga más falta, bien porque se corre más, bien porque hay más accidentes».

Evidentemente, esos tramos no estarán permanentemente vigilados. Ahora bien, los conductores que utilicen GPS u otros navegadores serán avisados siempre que pasen por esos puntos, pues la información de la DGT puede ser volcada directamente a esos sistemas, como ocurre con los cinemómetros fijos.

Este proyecto de la DGT responde a una queja instalada en los usuarios, que en ocasiones protestan porque desconocen qué criterios mueve a la Guardia Civil a colocar el radar en un lugar u otro e ignoran por qué se ocultan los cinemómetros. «De este modo la situación de los medidores se decide por un método objetivo y además no se esconden», subraya el jefe provincial de Tráfico.

Ahora bien, con el fin de que los usuarios del resto de carreteras no se relajen, «sí funcionarán los radares móviles en dinámico», porque si no se corre el riesgo de que las demás vías se conviertan en circuitos de carreras. De este modo la DGT consigue que «todos los conductores estén en alerta».

Para encarar esta nueva estrategia de uso de los radares «no será necesario adquirir más aparatos», la Guardia Civil funcionará con los que tiene en estos momentos, que son ocho en la provincia. Ahora bien, puede que Tráfico «adquiera algún otro, pero no porque se esté desarrollando este nuevo proyecto». En este sentido, Galán habla de los radares láser, que ya han comenzado a funcionar en España. Son una suerte de pistolas que manejan directamente los agentes apuntando a los coches. Son capaces de medir la velocidad y fotografiar al infractor.