Escocia reescribe su Historia

AGENCIAS
-

Los ciudadanos acuden a las urnas para decidir si la región debe ser a partir de hoy un territorio independiente

Escocia reescribe su Historia - Foto: PAUL HACKETT

 
Escocia decidió ayer en un referéndum si acababa con una unión de 307 años con el Reino Unido, en una votación que, según las últimas encuestas, se presentó muy reñida hasta el final, aunque al cierre de esta edición aún no se conocían los resultados. 
La consulta se siguió con expectación en todo el mundo, sobre todo en Europa, donde el resultado puede tener un impacto clave. Incluso el presidente estadounidense, Barack Obama, no pudo resistirse a escribir en su cuenta de Twitter «espero que el Reino Unido siga junto». Y es que, casi 4,3 millones de personas (el 97 por ciento del censo) se registraron para acudir a las urnas en 32 distritos, lo que constituyó la mayor masa electoral contabilizada hasta la fecha en el país. Un dato que se terminó traduciendo en una altísima participación, según las autoridades, de entre el 80 y el 90 por ciento. 
Así, ya desde antes de la apertura, a las 07,00 horas, de los centros de votación, se formaron colas frente a algunos de los 2.608 locales habilitados a tal efecto. Entre los asistentes había muchos jóvenes, ya que en la consulta podían participar los mayores de 16 años. 
El jefe de Gobierno escocés, Alex Salmond, que lideró la campaña separatista, fue uno de los primeros en acudir a introducir su papeleta en la urna en el pueblo de Strichen, en el condado de Aberdeen, al noreste de Escocia. 
Por su parte, el exprimer ministro británico Gordon Brown, una de las principales caras del no, también fue pronto a votar en Queensferry, cerca de Edimburgo. 
Aunque las emociones estaban a flor de piel entre ambos bandos, no hubo enfrentamientos violentos entre ciudadanos, uno de los principales temores de muchos analistas que habían advertido del peligro de que se produjera una profunda división de la sociedad escocesa, ganase quien ganese. 
No en vano, en las horas previas a la apertura de los centros electorales, el máximo dirigente de la Iglesia de Escocia llamó a ambas partes a elegir «con la cabeza fría y los corazones tranquilos». 
Los votantes consultados en Edimburgo reconocieron que perder sería difícil para cualquiera de los dos bandos. «Pondrá a prueba nuestro espíritu democrático», señaló el periodista retirado John Knox. «Pienso que tenemos que levantarnos mañana y sacar lo mejor de esto, sea lo que sea», añadió por su parte Jeanette Campbell, una partidaria del sí de 45 años. 
Al cierre de los locales de votación, a las 22,00 horas, las papeletas fueron transportadas para su recuento, incluso, desde islas lejanas como las Hébridas o las Orcadas por barco, avión o helicóptero. Un minucioso escrutinio que fue sometido, además, a un segundo análisis en Edimburgo. 
 
GOTEO PERMANENTE. Los colegios electorales habilitados para el referéndum sobre la independencia de Escocia registraron un goteo constante de votantes, lo que confirmó el interés de la población ante una convocatoria que mantuvo al conjunto del Reino Unido en estado de espera hasta conocer el resultado de una decisión que afectaría su futuro, independientemente de la opción vencedora. 
Sin embargo, los escoceses pudieron acudir a las urnas con la garantía, tanto del Partido Nacional Escocés (SNP, por sus siglas en inglés), como del aparato político e institucional británico de que, a partir de hoy, Edimburgo asumirá un volumen de competencias que le permitirá aumentar el techo de su autogobierno. 
Frente a la propuesta de la separación total que propugnaba el SNP, los partidos del Reino Unido prometieron abrir las conversaciones, una vez conocido el resultado de la consulta, para materializar una agenda de transferencia de poderes a la altura de las expectativas soberanistas.
Para dar validez a este compromiso, las comisiones negociadoras trazarían un Libro Blanco a presentar el próximo mes de noviembre, para ser debatido en profundidad y, ya a finales de enero, dar paso a la Legislación ante la Cámara de los Comunes. 
El objetivo es garantizar las propuestas de los tres partidos ya antes de las generales, previstas para 2015.