El Teatro Apolo consigue llenar de media el 62% de sus 500 butacas

R.L. / G.A.T. / Miranda
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La asistencia a actos culturales ha aumentado espectacularmente con la aperturade la renovada sala, por la que en seis meses han pasado 15.000 espectadores

La puesta en marcha del Teatro Apolo ha significado una reactivación del interés de los mirandeses por la oferta cultural, que igualmente ha mejorado de forma notable desde que se abrieran las puertas del renovado teatro en mayo del pasado año. En sus seis  primeros meses de actividad (cerró sus puertas en julio y agosto) ha generado el interés de cerca de 15.000 espectadores, con una media de casi 310 asistentes por función.
Una importante ocupación que supone un incremento con respecto a las butacas que se llenaban en la Casa de Cultura. El nuevo teatro tiene más capacidad (501 butacas frente a las 384 del salón de actos de la calle Río Ebro), pero también se llena más, lo que indica que el interés por los espectáculos culturales ha aumentado entre la población desde que el Teatro Apolo ha reabierto sus puertas. Así lo refleja la estadística. En los últimos años la media de ocupación del salón de actos de la Casa de Cultura se ha situado en torno al 47%, atrayendo a una media de 182 personas por actuación. En todo un año pisaban esta sala alrededor de 7.000 personas para disfrutar de la oferta teatral que organizaba el Ayuntamiento. 
 
Impulso a la cultura.
Estas cifras de asistencia ahora se han disparado. La apertura del Teatro Apolo ha supuesto un revulsivo para la actividad cultural, ya que desde que se levantó el telón por primera vez en mayo, y hasta finales de diciembre, pasaron por la sala 14.817 personas, el doble que en todo un año por la Casa de Cultura. Pese a que el teatro cuenta con 117 butacas más que el salón de actos, la ocupación  es también más elevada y asciende al 62%. Es decir, en cada función se ocupan 6 de cada 10 asientos.
Solo en una ocasión alcanzó el lleno absoluto, en la noche del Festival de la Canción del Blusa de mayo del año pasado. Se vendieron, como sucede siempre, el 100% de  las entradas, debido a la popularidad que los ochotes tienen entre los sanjuaneros. 
También se estuvo muy cerca de colgar el cartel de ‘no hay billetes’ en el concierto de Celtas Cortos (98,20% de ocupación), en la obra El estanque dorado, protagonizada por Héctor Alterio y Lola Herrera (98%), en la primera función del musical de Mecano (97%) y en el concierto de Carlos Núñez (98,40 %) el pasado diciembre. 
Además de espectáculos para adultos, también se programan un buen número de montajes para el público familiar, destacando en este sentido los musicales Cenicienta (se ocuparon el 90,82% de las butacas) y Aladín (82,63%). Fueron los dos que cosecharon un mayor éxito de público.
No cabe duda de que ahora la oferta teatral que se ofrece en Miranda en mayor, y la mayor parte se aglutina entorno al Teatro Apolo. La nueva sala abre sus puertas una media de nueve días al mes, más que lo que hacía la Casa de Cultura,  y, en ocasiones, con espectáculos que por sus características o requisitos técnicos no podrían haber tenido cabida en la otra sala municipal de la ciudad. «Estamos trayendo espectáculos que hubieran sido impensables en la Casa de Cultura, sobre todo por sus requerimientos técnicos». 
 
Un elevado coste.
La concejala de Cultura, Montse Cantera, sostiene que llenar de contenido el renovado teatro del Casco Histórico supone «mucho trabajo». pero también dinero, ya que «su mantenimiento no tiene nada que ver» con la sala de la Casa de Cultura. Equipar técnicamente la sala ha supuesto un elevado gasto para las arcas municipales, se ha reforzado la plantilla, han subido las facturas de luz y calefacción..., unos gastos a mayores que para Montse Cantera están justificados: «Si queremos un espacio nuevo y apostar por la cultura, hay que hacer esfuerzos», afirma.
Su departamento tuvo que hacer frente a las críticas en las primeras semanas de apertura del teatro por la falta de espacio entre las butacas, hasta el punto de que la propia alcaldesa admitió que la  estancia y la comodidad eran «mejorables». Se pensó en quitar algunas butacas, pero finalmente no hizo falta. Se mantienen los 501 asientos pero readaptando los espacios. Aumenta así la distancia entre asiento y  asiento y se han calzado 4 centímetros los asientos de los laterales del patio de butacas y de los anfiteatros para mejorar la visibilidad.