ntre los muchos mensajes que ha recibido el presidente nacional de VOX, Santiago Abascal, en las últimas semanas hay uno del alcalde de Burgos, Javier Lacalle. El regidor es también el secretario regional de Organización de su partido y el candidato a revalidar la Alcaldía de Burgos, la más importante de cuantas gobiernan los ‘populares’ en Castilla y León. Es en esa triple condición en la que hay que interpretar el contenido del mensaje, que en una lectura simple podría parecer una mera comunicación de protocolo.

Todos los partidos políticos, y el PP no es una excepción, se están viendo obligados a mutar, a adaptarse para sobrevivir en un contexto de minorías absolutas que prologa un escenario más atomizado que nunca tras la cita electoral de mayo en la que, de momento, se elegirán ayuntamientos, gobiernos regionales y europarlamentarios. A pesar de que a VOX se le atribuye parte del voto ‘populista’ que hasta la fecha se disputaban opciones radicalmente contrarias a las del partido cofundado por José Antonio Ortega Lara, parece razonable pensar que recogerá parte de los sufragios que pierda el PP. Y, a expensas de que se materialice -o no- un pacto en Andalucía entre PP y Ciudadanos con VOX como juez de línea, lo ‘ortodoxo’ sería que la derecha se entienda con la derecha igual que la izquierda lo hace con la izquierda.

Hay, por tanto, dos cosas que los dirigentes del PP y de VOX en Burgos tienen claras: que el partido de Abascal estará en el Ayuntamiento y que es probable que se tengan que poner de acuerdo si quieren gobernar. En ese escenario juega un papel crucial el perfil de los candidatos que encabecen la papeleta de VOX. Santiago Abascal estaría encantado de ver a su secretario provincial, Javier Martínez, en el número uno de la plancha electoral. Tiene plena confianza en él y le guarda mucho aprecio personal, pero Martínez tiene motivos personales para no entrar de lleno en la política municipal. No ahora. Otra historia son las elecciones generales...

Además, es un firme defensor de que el candidato vuelva a ser Ángel Martín, presidente provincial y persona clave para el mantenimiento del proyecto en Burgos cuando VOX era considerada una formación residual en términos electorales. Es más, a salvo de lo que se decida en el proceso de primarias, Martín es el potencial candidato más viable si no se cierra el acuerdo con algún independiente de campanillas, que no es el escenario a día de hoy.

En los mentideros han sonado con fuerza nombres históricamente vinculados al PP y más o menos recientemente desencantados, pero esa tampoco es una opción que la Ejecutiva provincial del partido esté valorando. Sí hay parte de verdad en el nombre del presidente de la asociación de comerciantes Centro Burgos, Raúl Martínez. Se ha ofrecido y le han aceptado, pero no para ser el número uno. Y por la vía industrial podrían llegar más nombres. La opción que está totalmente descartada es la de José Antonio Ortega Lara. En 2015 ocupó el tercer puesto (tras Martín y Martínez), pero entonces lo hizo con la plena conciencia de que no saldría elegido. Replicar esa jugada en mayo sería más arriesgado.

crecimiento exponencial. Lo que nadie oculta en VOX Burgos es que el resultado de Andalucía lo ha cambiado todo, y más con las últimas encuestas convirtiendo a la formación en un partido determinante para inclinar mayorías en el Congreso. Hace tres meses celebraban que habían doblado afiliación y alcanzaban el centenar de militantes en la provincia. Hoy son más de 200. Abascal no es el único que recibe mensajes y las sonrisas y ofrecimientos se han multiplicado. «Ahora toca cribar», advierten.

Cribar, por ejemplo, a los ventajistas que llevan años buscando una opción política que les sitúe en algún escaño. O a aquellos que, sobre todo en municipios de la provincia, pueden tener intereses que no son estrictamente políticos. VOX no presentó lista en Aranda, Miranda o Lerma en 2015, pero es probable que este año sí lo haga. Esa selección urge porque los dirigentes provinciales quieren entrar ya en la rueda electoral, aunque antes es necesario ventilar las primarias (Burgos quiere celebrarlas a finales de este mismo mes) y eso no será posible hasta que se despeje definitivamente el panorama andaluz.