Numerosos daños en el asalto a 3 naves de Villalonquéjar por el método del butrón

I. Elices / Burgos
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Las víctimas. En Quesos de Sasamón entraron por una ventana. En Metacrilatos Burgos y Pallets Burgos agujerearon el techo

Manolo Sadornil muestra uno de los butrones que practicaron en Quesos de Sasamón. - Foto: Alberto Rodrigo

 
Han pasado casi tres años desde que el polígono de Villalonquéjar no sufría una oleada de robos como la que tuvo lugar en la madrugada de ayer. Los ladrones eligieron la calle Merindad de Cuesta Urría y lograron acceder a cuatro empresas, una de ellas sin actividad. Provocaron destrozos cuantiosos al emplear el método del butrón para acceder al interior de las naves y moverse por ellas. Pero «no se llevaron gran cosa», pues iban buscando dinero y ahora apenas guardan efectivo en sus cajas fuertes. Ni a la calderilla hicieron caso, pues no tocaron unas cápsulas de monedas que había a la vista en uno de los despachos de Pallets Burgos, una de las firmas que recibieron la ‘visita’ de los cacos.
Los asaltos comenzaron sobre las 0,20 horas. Unas cámaras grabaron a tres hombres con gorras y capuchas en las traseras de las empresas situadas a mano izquierda en la calle Merindad de Cuesta Urría, al poco de descender desde el cruce de Las Terrazas. Estudiaron cada una de las empresas y eligieron aquellas que consideraron más accesibles.
Una de ellas fue Quesos de Sasamón. Manolo Sadornil, su propietario, no daba crédito ayer a lo que vio cuando entró a trabajar. Le sorprendió que no saltara ninguna alarma. Pero es que los ladrones -tanto en su empresa como en las otras- lo primero que hicieron nada más entrar fue localizar los sensores de movimiento para después arrastrarse, sin ser detectados, hasta el cajetín que controla el sistema de seguridad. Lo destrozaron y eso les dio la oportunidad de desplazarse sin preocupación por todas las dependencias.
En el caso de Quesos de Sasamón accedieron al interior rompiendo el tope de una ventana lateral. Una vez dentro anduvieron a gatas hasta hallar la central de alarmas. En la zona de producción se subieron a un falso techo para acceder a la zona de oficinas, cuya ubicación a buen seguro habían descubierto desde fuera. Practicaron dos butrones, cada uno para acceder a un despacho. Revolvieron todos los armarios y no encontraron nada. ¿Qué se llevaron? «Nada; pegaron tres bocados a uno de los quesos; quizás dejaran rastros de ADN y a la Policía le sirva para detener a los autores», aventura Sadornil. Huyeron tras romper una ventana de la fachada principal.
Es importante que se sepa, según advierte, que «las empresas ya no guardan efectivo en sus oficinas, se trabaja siempre con movimientos a través de las entidades bancarias, internet, etc». Quizás si «los ladrones lo saben dejen de asaltar lugares donde no van a encontrar nada», indica. Ahora bien, los daños sufridos son elevados. El dueño de esta firma calcula que en torno a los 12.000 euros.
Metacrilatos Burgos está justo al lado de Quesos Sasamón y también fue una de las empresas elegidas por los cacos. Para alcanzar el interior de la nave pusieron en práctica todos sus conocimientos sobre escalada. Se colaron por el techo, pero hasta llegar a la ‘cima’ treparon primero por una escalera que robaron en la quesería y luego por una chimenea metálica. Una vez arriba se movieron para situarse justo encima de la zona reservada a oficinas, que era su objetivo. Allí abrieron un butrón en la chapa metálica y otro en el falso techo para descender hasta un despacho. Arrasaron con todo buscando dinero exclusivamente.  Hicieron otros dos agujeros en sendas paredes para alcanzar otras dependencias. De ese modo evitaban el pasillo, donde había sensores de movimiento. Después rompieron la caja de la alarma y ya pudieron moverse a sus anchas. En la planta baja destrozaron otra habitación en busca de la caja fuerte, que forzaron, pero apenas había efectivo. Se marcharon tras fracturar el cristal de una ventana situada en ese mismo cuarto. «Lo peor son los destrozos que nos deja y el contratiempo que supone esto para el trabajo del día», se lamenta el dueño, Alberto Gallo.
 
escalada peligrosa. Los ladrones también pusieron el punto de mira sobre Pallets Burgos, situada en esa misa calle. El procedimiento para colarse en las oficinas fue similar al que emplearon en Metacrilatos Burgos. Escalaron por una pila de palés de unos 15 metros de altura, jugándose la vida, porque la columna podría haberse vencido en cualquier momento. Se movieron por el techo hasta colocarse sobre la oficinas, o casi. Porque en primera instancia calcularon mal y abrieron un boquete que se quedó a unos metros de los despachos. Corrigieron las coordenadas y esta vez sí acertaron. Practicaron un agujero sobre una de las dependencias y descendieron por una ventana hasta la nave para, lo primero, inutilizar la alarma. Después volvieron a las oficinas por la puerta y lo revolvieron todo en busca de dinero en metálico. En metálico no, en papel, porque ni se dignaron a mirar unas cápsulas de monedas que había a la vista. Se bebieron una coca-cola que cogieron de un frigorífico y se marcharon por una ventana de los vestuarios. «Lo más llamativo ha sido cómo se han movido para que la alarma no saltara antes de destrozarla», explica Miguel Ángel Casero, propietario de la firma.
 
investigación. La Comisaría desplazó ayer por la mañana a investigadores de la Policía Judicial y Científica hasta las empresas afectadas con el fin de tomar huellas y estudiar posibles rastros que dejaran los cacos. El vicepresidente de la Asociación del Polígono de Villalonquéjar, Jorge Villaverde, espera que los ladrones no vuelvan a actuar en los próximos días, tal como ocurrió durante la última oleada, cuando los delincuentes acudieron al complejo empresarial durante dos noches seguidas a asaltar empresas. «La Policía está haciendo un buen trabajo, hacía mucho tiempo que no teníamos robos de estos», afirmaba ayer.