El Trueba y el Nela alcanzan caudales históricos e inundan media comarca

A.C. / Villarcayo
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Casi toda la red de carreteras se vio afectada por desbordamientos y balsas, que obligaron a cortar el tráfico en la BU-542, la BU-551, la BU-561 y la N-629. Las inundaciones llegaron a bajos y viviendas en Espinosa, Sotoscueva o Mena

La comarca de Las Merindades, habituada a condiciones climatológicas extremas, vivió ayer un día histórico con avenidas que no se conocían en décadas, especialmente en los ríos Trueba y Nela, de la cuenca del Ebro, y en el Cadagua, que vierte al Nervión. El primero alcanzó 287 metros cúbicos por segundo a las nueve de la noche en Medina de Pomar, cuando la media del mes de enero ha sido de 7,8 litros, mientras que el Nela, en Trespaderne superó los 400 metros cúbicos a esa misma hora y a una profundidad de 4,5 metros frente a los 21,7 metros cúbicos de media.

Según los datos de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) registrados desde 1990, la avenida de ayer en el Trueba igualaba a las once de la noche a la más importante tras la ocurrida en 2003, mientras que la del Nela en Trespaderne superó todas las registradas desde 1963. Las precipitaciones de agua cayeron incesantemente durante todo el día, alcanzando en Espinosa de los Monteros el máximo de todos los pluviómetros de la comarca, con 108 litros por metro cuadrado a las nueve de la noche y en Cornejo de Sotoscueva, 59,6. Unidas al rápido deshielo de la nieve acumulada en las montañas convirtieron todos los arroyos en ríos y todos los ríos en pequeños océanos, que anegaron centenares de hectáreas de cultivo y pasto.

Los ríos Trema, Cerneja o Guareña, en la Merindad de Sotoscueva y su entorno; el Trueba en su cuenca más alta en Las Machorras y en todo su recorrido hasta Medina de Pomar, así como el Nela, desde Valdeporres hasta Villarcayo y Trespaderne dejaron un rastro de pueblos y carreteras inundados. Las situaciones más difíciles se vivieron en pequeñas localidades como Cueva, en el corazón del complejo kárstico de Ojo Guareña, donde la carretera se inundó con casi dos metros de agua, en Cornejo o en Barcenillas de Cerezos, donde las calles parecían arroyos incontrolables.

El agua se hizo también con las calles de Bárcenas, en Espinosa de los Monteros, y llenó de inmensas balsas la BU-570, entre Espinosa y Las Machorras. Accesos locales a cabañas quedaron completamente cerrados y muchos de sus vecinos incomunicados. Las inundaciones alcanzaron al propio núcleo de Espinosa, donde el alcantarillado no pudo absorber  todo el agua y a localidades menesas, como Lezana, donde se inundaron garajes y fue necesario contar con la actuación de la Policía Local y Protección Civil.

Los desbordamientos dificultaron el tráfico todo el día y a primera hora de la tarde ya hubo que cortarlo en la BU-542, que kilómetros antes de Mozares fue inundada por el río Nela. A lo largo de toda esa carretera que atraviesa localidad de Villarcayo y Sotoscueva hubo otros cortes por el desbordamiento del Trema. A las ocho de la noche, la Junta de Castilla y León cortó el tráfico entre Medina de Pomar y Criales de Losa por La Cerca, en la BU-551, y a las nueve, en la BU-561, que comunica Villarcayo con Santelices de Valdeporres, otra de las localidades afectadas por las balsas de agua y desbordamientos.

Una de las vías más importantes que se vieron afectadas por el agua fue la Nacional 629, que entre Quintanilla de Pienza y Santurde fue inundada por el río Trueba, quedando anoche cortada al tráfico. La Guardia Civil y la Policía Local de Medina regularon el tráfico y desde El Crucero de Montija desviaron el máximo posible de vehículos para que accedieran a Medina por el puerto de Bocos (CL-629) y Villarcayo. Las localidades de Santurde y Villamezán sufrieron graves inundaciones. El Ayuntamiento medinés habilitó el polideportivo por si fuera necesario alojar a algún afectado por las inundaciones a lo largo de la noche.