Las multas en zonas peatonales caen el 20%

R. LOZANO
-

Las calles Fernán González y Cordón son las que acaparan más sanciones, pero muy por debajo de los registros de 2017. Sí han aumentado en Alonso Martínez o La Puebla. Los repartidores exigen más control

La Policía Local ha tramitado 381 sanciones por estacionar en zonas peatonales hasta el 23 de octubre y la proyección es que el año finalice con alrededor de 470 infracciones por este motivo. Esto supone un 20 por ciento menos que en 2017, cuando pusieron 580 multas. Este descenso coincide con un momento en que crecen las quejas vecinales por los ‘atascos’ en el casco histórico, que los repartidores achacan al incremento de vehículos particulares que se aprovechan del horario acotado para carga y descarga en el que los bolardos permanecen soterrados.

Por calles, las que registran más sanciones en lo que va de año son Fernán González, hasta el número 66, y Cordón, con 55 y 54, respectivamente, aproximadamente la mitad que en todo 2017. Les siguen Hospital Militar (31), Huerto del Rey y la Llana de Afuera y de Adentro. Otras vías que, de momento, muestran un acusado descenso de las multas son General Santocildes, San Lorenzo, El Espolón y las plazas del Rey San Fernando, Mayor y Santo Domingo de Guzmán. Por contra, las sanciones se han incrementado considerablemente en Laín Calvo, La Puebla, Hospital Militar y Alonso Martínez. En estas dos últimas ya se duplican los números del año pasado.

En las últimas semanas han proliferado las quejas de ciudadanos indignados por el tráfico que soportan las vías peatonales y han mostrado su pesar en redes sociales. Una de las zonas más fotografiadas ha sido la Llana de Afuera, donde no es raro encontrar turismos estacionados.

«Hasta ahora hemos sabido convivir bien. ¿Dónde está ahora el problema? Con los particulares, que están entrando con los vehículos, y con empresas que no son de reparto», critica Fernando Sáez, miembro de la Asociación Burgalesa de Empresarios de Distribución para Hostelería y Alimentación (Abedisha). Este colectivo considera que, al menos, «lo bueno es que se ha concentrado en un día» el servicio que ofrecen, al poder estacionar en La Flora solo los martes, zona «clave» para el reparto. «Hay muchas obras a la vez en esa zona. En San Gil, en la calle Avellanos… Eso hace que en las zonas donde se puede aparcar se colapse», apunta otro socio, Ramón Gómez.

Los repartidores de cargas fraccionadas también estiman que en esas calles estrechas si aumenta el flujo de gente que no trabaja en la distribución de manera profesional se entorpece «el tráfico normal» de quienes se dedican a ello, a la reparación o al abastecimiento.

Aunque no es la zona más céntrica la que consideran que tiene menos espacio, sino la de la plaza de la Libertad y las calles San Juan y La Puebla. Incluso han llegado a proponer convertir la parada de autobús de la calle Vitoria en zona de carga y descarga para ganar más capacidad.

Desde ATCAF, Asociación Provincial de Empresarios de Agencias de Transporte de Cargas Fraccionadas, su presidente, Raúl García, recuerda que «hay ciudades que funcionan con cámaras lectoras de matrículas» en vez de con bolardos.

‘coto’ compartido. El otro caballo de batalla de los profesionales son las zonas de carga y descarga. «No hay muchas, están limitadas en espacio y encima no se respetan», protesta García, tanto por particulares como por furgonetas que no se dedican a la distribución. Desde Abedisha han solicitado que estas áreas sean «más grandes» para poder aparcar sus vehículos, de mayores dimensiones que los turismos, así como ampliar los horarios en las de Nuestra Señora de Belén y Martínez del Campo. También piensan que en la acera de los pares de la avenida del Cid se podría ganar espacio para la carga y descarga.