La sequía dispara un 80% el consumo para riego de jardines

G.G.U. / Burgos
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En junio y julio se ha disparado la cantidad de agua destinada a las zonas verdes, hasta el punto de superar la requerida en los primeros siete meses de 2014

Las reiteradas olas de calor de este verano y la persistente sequía han disparado en un 80% el consumo de agua para el mantenimiento de jardines y zonas verdes de la capital, lo cual significa que en solo dos meses se ha gastado más agua que en todo el primer semestre del año pasado. De hecho, según datos oficiales facilitados por la Concejalía de Medio Ambiente, el riego ha obligado a tarifar 176.132 metros cúbicos entre junio y julio, mientras que en el mismo período de 2014 fueron 97.467 y, lo que es más llamativo, en los siete meses transcurridos entre enero y agosto del año pasado se tarifaron 124.197 metros cúbicos. Bastante menos que en lo que llevamos de verano.

Los datos relativos al riego, que como es lógico es el capítulo más voluminoso del consumo de agua total del Ayuntamiento, son muy variables. En una estadística desagregada por años y meses se comprueba que hay unas oscilaciones muy significativas en épocas en las que, a priori, la climatología no debería tener excesiva relevancia. Por ejemplo, en enero de 2011 las zonas verdes requirieron 10.130 metros cúbicos, una cantidad que en el mismo mes de 2012 se disparó hasta los 96.256 y que, sin embargo, cayó hasta los 5.427 metros cúbicos de 2013. Ylos dos años siguientes, 2014 y 2015, se han mantenido en esos términos, con 6.889 metros cúbicos y 3.791, respectivamente.

Los vaivenes de consumo son frecuentes durante todo el año, pero en verano y, sobre todo, en otoño son menos abruptos. De ahí que en Medio Ambiente hayan llegado a la conclusión de que en esta circunstancia, además del tiempo, también tiene que ver la organización de la empresa responsable del mantenimiento. La concejala del área, Carolina Blasco, explica que «la causa puede estar en la climatología de cada mes y año, pero también en la programación que realiza la firma que gestiona los jardines de Burgos».

Esta tarea se le adjudicó en 2008 a la unión temporal de empresas Parques y Jardines -formada por la burgalesa Arranz Acinas y la madrileña Raga- por un importe inicial de cinco millones anuales (luego se rebajó) y en este tiempo han sido varios los desencuentros con el Ayuntamiento, aunque es especialmente recordada la sanción de más de 300.000 euros que se les impuso en el otoño de 2012 por la falta de mantenimiento de aquel verano, que llegó a ser manifiesto incluso en el Espolón y que colmó un vaso que ya estaba a rebosar de incumplimientos. Dado que la adjudicación tiene una duración de ocho años (con posibilidad de prorrogarla otros dos), 2016 será el momento de, al menos, revisar las condiciones del contrato y Blasco ya avanza algunos matices a tener en cuenta. «Los consumos de riego son generados por la adjudicataria del contrato y, desde mi punto de vista, creo que en el próximo contrato de gestión de jardines se debe exigir un sistema de riego capaz de prever la climatología y que permita ajustar a esta previsión las necesidades reales de riego», explica la concejala, antes de añadir que de esta manera «se conseguiría mayor eficiencia en la gestión del riego y una disminución del coste de la factura en este concepto».

Este último aspecto ha sido objetivo primordial durante los últimos cuatro años, en consonancia con el plan de ahorro generalizado para toda la Administración que se impuso a partir de 2011. Y se estaba consiguiendo. Según los últimos datos oficiales facilitados, entre el primer año de Javier Lacalle como alcalde y 2014, la cantidad de agua destinada a riego se redujo en un 24%. Y hay que tener en cuenta que en estos años han ido habilitándose nuevos jardines y zonas verdes que mantener. De hecho, si se analizan pormenorizadamente los datos, se comprueba que al mismo tiempo que bajaba el consumo se incrementaba el número de contratos de suministro firmados. Es decir, que se estaba haciendo más con menos.