La paz viaja en barco

B.G.R. / Burgos
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Los alumnos del colegio Saldaña lanzan mensajes por la no violencia al río para que lleguen a todos los rincones

Llevan hablando del tema toda la  semana; conociendo la vida de  célebres personajes que han trabajado por construir un mundo mejor; elaborando mensajes que transmitir al resto de ciudadanos... Ayer dejaron por unas horas las clases y el estudio para trasladarse a la ribera del río Arlanzón, a la altura del Museo de la Evolución Humana, y mostrar a los ciudadanos que su compromiso con la paz y la no violencia quiere llegar a todos los rincones del mundo.

Desde primero de Infantil hasta segundo de Bachillerato, los 650 alumnos del colegio Saldaña se han implicado en la celebración del Día de la Paz, jornada de carácter internacional que se celebra cada 30 enero. Y en esta ocasión, han confeccionado barcos de papel (uno por ciclo educativo) que a su vez han decorado con mensajes significativos, como No hay camino para la paz, la paz es el camino, de Mahatma Gandhi, u otros incidiendo en palabras como el respeto o el perdón.

Cada uno lo ha hecho conforme al ciclo que estudia. Los más pequeños lo han vivido desde la cercanía, elaborando frases sencillas que pasan por ayudarse, no pegar o pedir disculpas, según explicó ayer la profesora de primero de Infantil, Raquel Delgado. Y los mayores, los de segundo de Bachillerato, se han encargado de confeccionar un manifiesto. «La implicación es elevada y el hecho de que celebremos este día desde hace tiempo redunda en una mayor concienciación de los alumnos; lo sienten ya como algo importante», precisó Enrique de la Torre, que imparte clases en la última etapa educativa.

Los cuatro barcos de papel fueron depositados en el río por los alumnos en un gesto con el que quieren trasladar sus mensajes de no violencia al resto de ciudadanos y aportar así su «granito de arena» para conseguir una «paz mundial y duradera», tal y como recogía el manifiesto que leyeron después de este acto simbólico.

Un texto en el que también se comprometieron a empezar a construir desde su entorno más cercano, apartando «la violencia de nuestras vidas, actividades cotidianas y vocabulario». «No somos culpables de lo que sucedió en el pasado. Sin embargo, el futuro no está escrito y depende en gran parte de nosotros».

Un aplauso puso fin a la actividad, que duró cerca de veinte minutos durante los cuales los escolares de cursos inferiores se mantuvieron atentos en las escalinatas de la ribera del Arlanzón. La comunidad educativa del centro no estuvo sola, ya que al acto se sumaron las familias y burgaleses que se acercaron hasta el lugar atraídos por la curiosidad.