Aún se le pone la carne de gallina al recordar algunos de los accidentes más duros que ha vivido desde que asumió la responsabilidad de la UVAT en Burgos. «Son situaciones difíciles de encajar», asegura, al tiempo que reconoce que siempre intenta ayudar a las víctimas en todo lo que está en su mano.

Ala vista de los datos, ¿era necesario un servicio como éste?

Sí, porque es un enlace entre la Administración y los demás agentes sociales.Ydesde esas funciones de coordinación y colaboración, cumplimos nuestra principal función que es la de atender, ayudar y orientar a las víctimas.

¿Qué mensajes se transmite para tranquilizar a las víctimas?

Sobre todo de comprensión y ayuda.

¿Y cómo afronta estas situaciones?

Me encanta ayudar a la gente y creo que tengo empatía con las personas frente al sufrimiento. Pero es verdad que este trabajo es duro porque hay que abordar situaciones muy delicadas. Ya veces te lo llevas a casa. Pero también es cierto que el agradecimiento de la gente lo cura todo. La gente es muy agradecida, especialmente con los Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Por eso, ayudarles merece mucho la pena.

¿Qué ha sido lo más duro?

Arrancar, ponerme al día en cuanto al conocimiento sobre seguros, procesos civiles, penales... Es lo que me daba más respeto.

Próximamente va a acudir a un curso de formación ad hoc...

Sí. Va a ser a primeros de octubre. Y es que cuando se impulsaron las UVAT en la primera fase, sus responsables realizaron un curso como éste y quienes nos hemos incorporado con posterioridad, vamos a hacerlo ahora.

¿De qué modo se ayuda a quienes van a la UVAT?

Se les ofrece, desde información general a atención médica, asistencia física, psicológica, legal y social.

Los seguros y la atención legal, con un 44,7 y un 27%, respectivamente, concentran el mayor volumen de peticiones de ayuda. ¿Hay algún tipo de accidente en el que se reclama ayuda con más frecuencia?

Me ha sorprendido últimamente el número de incidentes que se dan entre peatones y ciclistas. Generalmente les deriva la Policía Local, la Guardia Civil o los hospitales. En estos casos, muchas personas no saben que hay accidentes de hogar que cubren algunos de estos accidentes. Incluso hay algunas pólizas de vehículos que incluyen un complemento que en determinados casos cubre  al asegurado en caso de tener un accidente con la bicicleta.

En ocasiones también será necesario contactar ?con personas que viven en otras provincias...

Sí, en los casos en que hay víctimas que se han accidentado en la provincia de Burgos. Les llamamos, les preguntamos cómo están y si les podemos ayudar. En caso afirmativo, derivamos el expediente informativo a la provincia de residencia de la víctima para que la UVAT correspondiente se ponga al habla con ellos y facilitarles así las cosas. Es algo bastante habitual, dado que Burgos es una provincia de paso.

También hay accidentes con víctimas de fuera de España. En estos casos, ¿cómo se actúa?

Se llama a los residentes en España.  Respecto a los demás, no podemos hacer nada.

¿Y cómo solucionan el problema del idioma?

Normalmente se les deriva al Teléfono de la Esperanza, que cuenta con traductores.

¿En qué aspectos hay margen de mejora todavía?

Cada vez tenemos más recursos. Además, se acaba de firmar un convenio entre la directora de la DGT, María Seguí,y el presidente del Teléfono de la Esperanza. Asimismo, en los Servicios Centrales se está trabajando para firmar acuerdos y convenios con las comunidades autónomas. En Castilla y León, por ejemplo, está pendiente. Todo ello con la idea de que el abanico de posibilidades para ayudar a la persona que acude a la UVAT sea mayor.

Asimismo trabajamos para que cada vez se nos conozca más y eso está dando sus frutos, tal y  como lo demuestran los datos.

¿Se hace un seguimiento de todos los casos?

Sí. Desde el año pasado se hace sobre todo con los más complejos: al mes, a los tres meses y al medio año. Porque a veces hay procesos complicados, con juicios de por medio y se dilata mucho en el tiempo.