Agua letal

Á.M / Burgos
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Los últimos trabajos vuelven a poner de manifiesto que no diseñar un sistema para evacuar ela lluvia de los tendidos fue un error fatal

Aspecto de una de las catas de hormigón ‘extirpadas’ por la UBU. - Foto: Alberto Rodrigo

Lo advirtió el profesor Calavera en los 90, lo han venido diciendo los técnicos municipales desde hace años, lo volvió a subrayar el proyecto de A2G de 2010 y la UBU lo ha constatado con análisis de laboratorio. El mayor enemigo de la plaza de toros ha sido algo tan natural como el agua de lluvia. Ni más, ni menos.

Aunque quizás lo correcto sea hablar de un grave error de diseño, puesto que El Plantío jamás contó con un sistema que evacuara el agua, de forma que ésta se acumulaba en los tendidos, filtraba por un hormigón que (como han demostrado los análisis) tiene una porosidad muy alta y consumía los aceros que lo convertían en armado. La corrosión, en definitiva, es lo que ha puesto fecha de caducidad a la plaza y es lo que debería repararse, primero, y evitarse, después, para hacer de El Plantío un espacio abierto al público.

Así que olviden mitos como el de la manida aluminosis: la plaza de Burgos no puede tener aluminosis porque se construyó con un tipo de cemento que no puede padecer esta patología por el simple y aplastante hecho de que no contendía óxido de aluminio. Punto.

Malos parches

Conocido el problema, y con la sombra de un nuevo recinto planeando sobre El Plantío desde hace 20 años, en ciertos momentos se tomó la decisión de hacer algún ‘apaño’ para ir tirando. Eso no hizo sino empeorar las cosas, puesto que se practicaron una suerte de agujeros en el propio hormigón que lo único que han hecho es facilitar todavía más la penetración del agua.

El frío y el hielo hicieron el resto, y ese es el motivo por el que los daños detectados en los tendidos de sombra son todavía más evidentes que en los que se encuentran en zona de sol.